Información adicional y nueva acerca de la tasa de mortalidad del COVID-19 en Estados Unidos (en donde sí se practican las mediciones necesarias) que permitan definir políticas de salud.

EL NUEVO “MEJOR ESTIMADO” DE LA CDC IMPLICA UN TASA DE MUERTE POR LA INFECCIÓN DEL COVID-19 INFERIOR AL 0.3%.

Por Jacob Sullum

REASON
24 de mayo del 2020


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, con letras subrayadas y entre paréntesis, si es de su interés puede verlo en https://reason.com/2020/05/24/the-cd...ate-below-0-3/

La tasa es mucho más baja que los números usados en proyecciones horrendas, que conformaron la respuesta gubernamental a la epidemia.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la “mejor estimación” (best estimate) de la actualidad para la tasa de mortalidad entre los estadounidenses con el COVID-19 es de 0.4 por ciento. También la CDC estima que un 35 por ciento de gente infectada con COVID-19 nunca desarrollará síntomas. Estos números implican que el virus mata menos de un 0.3 por ciento de la gente infectada ̶ muchísimo menor que las tasas de mortalidad de infectados (TMI) asumidas por las proyecciones alarmantes (alarming projections) que guiaron la respuesta iniciar del gobierno ante la epidemia, incluyendo órdenes de cierres de negocios y quedarse en la casa.

La CDC ofrece nuevas estimaciones en sus “Escenario de Planificación de la Pandemia del COVID-19” (COVID-19 Pandemic Planning Scenarios,) que tienen como objetivo guiar a los administradores de hospitales en la “evaluación de necesidades de recursos” y ayudar a quienes formulan las políticas a “evaluar los efectos potenciales de estrategias de mitigaciones en diferentes comunidades.” Dice “los escenarios de planificación están siendo usado por quienes hacen modelos matemáticos en todo el gobierno federal.”

Los cinco escenarios de la CDC incluyen uno basado en “una mejor estimación actual acerca de la transmisión viral y la severidad de la enfermedad en Estados Unidos.” Ese escenario asume un “número de reproducción básica” de 2.5, que significa que un transmisor promedio puede esperarse que infecte ese número de personas en una población sin inmunidad. Supone una tasa de mortalidad de casos confirmados sintomáticos en general (TMC) de 0.4 por ciento, aproximadamente cuatro veces la TMC estimado (estimated CFR) de la gripe estacional. El CDC estima que la TMC para el COVID-19 oscila entre 0.05 por ciento entre gente joven menor a 50 y se eleva a 1.3 por ciento entre gente de 65 y más años. Para la gente en el medio (edades de 50 a 64), la TMC estimada es de 0.2 por ciento.

El escenario de “mejor estimación” también supone que un 35 por ciento de las infecciones son asintomáticas, lo que significa que el número de infecciones es más de un 50 por ciento mayor que el número de casos sintomáticos. Por tanto, implica que la TMI está entre 0.2 por ciento y 0.3 por ciento. En contraste, las proyecciones que la CDC hizo en marzo, que predijeron (predicted) que, tantos como 1.7 millones de estadounidenses, moriría del COVID-19 sin intervención, asumieron una TMI del 0.8 por ciento. Por esa misma época, los investigadores del Imperial College produjeron un escenario del peor de los casos (worst-case scenario) en donde morirían 2.2 millones de estadounidenses, basados en una TMI de 0.9 por ciento.

Tales proyecciones tuvieron un profundo impacto (profound impact) en quienes formulan la política en Estados Unidos y alrededor del mundo. A fines de marzo, el presidente Donald Trump, quien ha alternado entre minimizar y exagerar la amenaza del COVID-19, advirtió (warned) que Estados Unidos vería “hasta 2.2 millones de muertes y tal vez inclusive hasta más allá de eso” sin medidas de control agresivas, incluyendo cuarentenas.

Un problema evidente (problem) con esos escenario del peor de los casos fue el supuesto contrafactual de que la gente continuaría como era lo usual, a la luz de la pandemia ̶ que ellos no tomarían precauciones voluntarias, como evitar masas, minimizar el contacto social, trabajar en el hogar, usar mascarillas y poner una atención extra a la higiene. La proyección del Imperial College estaba basada “en la ausencia (poco posible) de medidas de control alguno o cambios espontáneos en el comportamiento individual.” Similarmente, la proyección de tantas como 2.2 millones de muertes en Estados Unidos citada por la Casa Blanca (cited by the White House), se basó en la “no intervención” ̶ no sólo de cuarentenas, sino en respuesta de cualquier tipo.

Otro problema con estas proyecciones, suponiendo que la actual “mejor estimación” de la CDC es el estado correcto, era que las TMIs que ellos asumieron eran demasiado elevadas. La diferencia entre una TMI de 0.8 y uno de 0.9 por ciento y una TMI de 0.2 hasta 0.3 por ciento, incluso en estos escenarios irreales del peor de los casos, es la diferencia entre millones y cientos de miles de muertes ̶ aun así, un resultado lúgubre, pero no tan cercano a lo malo como las proyecciones horribles citadas por políticos como justificación de las restricciones generalizadas que ellos impusieron.

“Los valores de los parámetros en cada escenario serán actualizados y aumentados con el paso del tiempo, al ir nosotros aprendiendo más acerca de la epidemiología del COVID-19,” advierte el CDC. “Cada día hay más datos disponibles acerca del COVID-19; la información acerca de sus características biológicas y epidémicas permanece siendo limitada; y permanece la incertidumbre acerca de casi todos los valores de los parámetros.” Pero, las mejores estimaciones actuales de la CDC ciertamente tienen bases más sólidas, que los números que estaba usando dos meses atrás.

Un examen reciente (recent review) de 13 estudios que calcularos las TMIs de varios países, encontró un rango muy amplio de estimaciones, desde 0.05 por ciento en Islandia hasta un 1.3 por ciento en el Norte de Italia y entre los pasajeros y tripulación del crucero de viajes de placer Diamond Princess. Este mes, el epidemiólogo de Stanford, John Ioannidis, quien por mucho tiempo ha sido escéptico (skeptical) ante las altas estimaciones de la TMI para el COVID-19, miró específicamente a todos los estudios publicados que buscaron estimar la prevalencia de infección, mediante el examen de anticuerpos al virus que causa la enfermedad. Él encontró (found) que las TMIs implícitas de 12 estudios, oscilaban entre 0.02 por ciento y 0.4 por ciento. Mi colega Ron Bailey hizo ver (noted) la semana pasada que varios estudios recientes de anticuerpos implicaban TMIs considerablemente más altas, variando desde un 0.6 por ciento en Noruega a más de un 1 por ciento en España.

Probablemente temas metodológicos (Methodological issues), incluyendo sesgos muestrales y la exactitud de los pruebas por anticuerpos, explican algo de esta variación. Pero, también es posible que las TMIs reales varíen de un lugar a otro, tanto internacional como dentro de los países. “Debería apreciarse que la TMI no es una constante física fija,” Ioannidis escribe (writes,) “y ella puede variar sustancialmente entre lugares, depende de la estructura de la población, la mezcla de casos de individuos infectados e individuos fallecidos, y otros factores locales.”

Un factor importante es el porcentaje de infecciones entre gente con serias condiciones médicas preexistentes, quienes, en especial, es posible que mueran por el COVID-19. “La mayoría de las muertes en los países golpeados de Europa ha sucedido en asilos de ancianos, y una proporción grande de muertes en Estados Unidos también parece seguir ese mismo patrón,” hace ver Ioannidis. “Los lugares con cargas elevadas de muertes en asilos de ancianos pueden tener estimaciones de TMIs elevadas, pero, aun así, la TMI sería muy baja entre la gente no mayor o no debilitada.”

Ese factor es una explicación plausible de la gran diferencia entre Nueva York y Florida tanto en las tasas de casos mortales brutos (muertes reportadas (reported deaths) como porción de los casos confirmados) como en las TMIs estimadas. La actual TMC bruta de Nueva York es casi del 8 por ciento, comparada con el 4.4 de Florida. Las pruebas de anticuerpos sugieren que el TMI en Nueva York (New York) es algo así como de un 0.6 por ciento, en comparación con el 0.2 por ciento del área de Miami (Miami area).

Dado el alto porcentaje de pensionados en Florida, era razonable esperar que el estado vería tasas de mortalidad relativamente altas de muertes por el COVID-19. Pero, la política (policy) de Florida de separar a los mayores con COVID-19, de otras personas vulnerables, que de otra forma podrían haberse infectadas, parece haber salvado muchas vidas. Nueva York, en contraste, tuvo una política de devolver los pacientes con COVID-19 a los asilos de ancianos.

“Las muertes masivas de individuos mayores en asilos de ancianos, las infecciones nosocomiales [contraídas en hospitales], y hospitales desbordados pueden… explicar las elevadas fatalidades vistas en localidades específicas en Italia del Norte y en Nueva York y en Nueva Jersey,” dice Ioannidis. “Una decisión desafortunada de los gobernadores de Nueva York y de Nueva Jersey era hacer que los pacientes con COVID-19 fueran enviados a los asilos de ancianos. Aún más, algunos hospitales en los puntos calientes de la Ciudad de Nueva York, llegaron a su capacidad máxima y tal vez no podían ofrecer el cuido óptimo. Con grandes proporciones de personal médico y paramédico infectadas, es posible que las infecciones nosocomiales aumentaron el número de víctimas.”

Ioannidis también hace ver que “la Ciudad de Nueva York tiene un sistema de transporte público congestionado y extremamente ocupado, que puede haber expuesto a grandes segmentos de la población a elevadas cargas infecciosas, en una transmisión de contacto cercano y, así, tal vez, a una enfermedad más severa.” Más especulativamente, él hace ver la posibilidad de que Nueva York puede haber sido golpeada por una variedad del virus (variety of the virus) más agresiva, una hipótesis que ”necesita de mayor verificación.”

Si usted se enfoca en áreas fuertemente golpeadas, como Nueva York y Nueva Jersey, una TMI entre 0.2 y 0.3 por ciento, como lo sugiere la actual mejor estimación de la CDC, parece ser improbablemente baja. “Si bien la mayoría de esos números son razonables, las tasas de mortalidad dan un matiz de ser demasiado bajas,” le dijo (told) a CNN el biólogo de la Universidad de Washington, Carl Bergstrom.
“Estimaciones de los números de infectados en lugares como la Ciudad de Nueva York, están fuera de lugar con estas estimaciones.”

Pero, la estimación de la CDC parece ser más razonable cuando se la compara con los resultados de estudios de anticuerpos en el Condado de Miami Dade (Miami-Dade County), en el Condado de Santa Clara (Santa Clara County), en el Condado de Los Angeles (Los Angeles County), y en Boise en Idaho (Boise, Idaho) ̶ lugares que marcadamente han tenido experiencias diferentes con el COVID-19. Necesitamos considerar la posibilidad de que esos resultados divergentes reflejen no sólo asuntos metodológicos, sino diferencias reales (actual differences) del impacto de la epidemia ̶ diferencia que puede ayudarnos con información para las políticas que lidien con ella.

Jacob Sullum es editor sénior de Reason.