Pensar que hay quienes consideran que echar a andar un orden económico es tan simple como soplar botellas, o poner edictos y tomar decisiones para que funcione. Nunca tendrán el conocimiento suficiente como lo tienen los innumerables agentes que participan en una economía. El que cree que eso es posible, le haría bien leer a Friedrich Hayek acerca de la “arrogancia fatal,” en su obra en español “La Fatal Arrogancia: Los errores del socialismo.”

LA MAGNITUD DEL DESAFÍO ECONÓMICO AÚN EN TIEMPOS NORMALES

Por Donald J. Boudreaux

American Institute for Economic Research
11 de mayo del 2020


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis y en azul, si es de su interés, puede verlo en https://www.aier.org/article/the-mag...-normal-times/

Algunas veces una aritmética sencilla revela realidades que son tanto asombrosas como asombrosamente importantes. Tal es el caso de la aritmética realizada por este pequeño botón en toda calculadora científica ̶ incluyendo, sin duda, en la calculadora que usted tiene en su teléfono inteligente: x!

Llamado “factorial,” es una formula matemática tan clara como lo puede ser. Aunque comprender su definición formal (formal definition) puede requerir de una educación de colegio -es el producto de todos los números enteros mayores o iguales a x- los estudiantes de cuarto grado pueden entender cómo es que funciona el factorial. Simplemente, escoja un número entero (x) y, después, multiplique ese número por el entero que está exactamente debajo de él; manténgase haciendo esa multiplicación hasta que llegue al número 1.

Por ejemplo, suponga que usted escoge el número cuatro. 4! = 4 x 3 x 2 x 1, lo cual es igual a 24. Factorial cinco -escrito como 5! - es 5 x 4 x 3 x 2 x 1, lo que es igual a 120.

ARITMÉTICA SENCILLA CON GRANDES IMPLICACIONES

Muy sencillo. Igualmente simple es la respuesta que revela cualquier operación factorial: es el número de formas posibles de arreglar, en una dimensión única, cualquier número dado de cosas. Por ejemplo, la operación factorial nos dice en cuántas formas distintas usted puede arreglar, en su mesa del comedor, los sitios de los asientos para usted y tres huéspedes que vinieron a cenar. A su derecha inmediata, usted puede sentar a Mike, a la derecha de Mike, usted puede sentar a Chloe, y a la derecha de Chloe, usted puede sentar a Max. O, en vez de ello, usted puede sentar a su derecha inmediata a Chloe, a la derecha de ella a Max y, a la derecha de él, a Mike.

Con cuatro personas cenando, el número de formas diferentes en que usted puede arreglar el orden de sentarse es 24. Esta es la respuesta a 4! (4 x 3 x 2 x 1 = 24).

Si usted tuviera un huésped más a comer -un total de cinco personas por sentar en su mesa- el número de formas distintas de arreglar sentarse usted y sus cuatro huéspedes es de 120. (5! = 5 x 4 x 3 x 2 x1 = 120).

“¿Y eso qué? pregunta usted. Mucho. Al aumentar el número de cosas, se dispara el número de formas diferentes en que se pueden acomodar.

Cuando era joven, el número de miembros de la familia que se reunía para la cena del Dia de Acción de Gracias era de alrededor de 20 -sí, una reunión grande para cenar, pero nada fuera de lo ordinario. Aun así, el número de formas distintas de acomodar el sentado de simples 20 personas alrededor de una mesa es -¡golpe de tambores!- 2.432.902.008.176.640.000.

Un número tan grande como este no tiene un nombre científico. Es inconcebiblemente alto e inimaginablemente gigantesco. Es un poquito más grande, por varios miles de millones de millones, pero aproximadamente equivalente a este número: 2.428.272.000.000.000.000- que es el número de segundos (como en “60 segundos en un minuto”) que hay en 77 miles de millones de años. Note que los astrónomos estiman que la edad del universo es de 13.8 miles de millones de años.

Yo no escribí eso ahí arriba para impresionarlo con mi conocimiento de aritmética avanzada o con mi habilidad para averiguar en google “¿Qué tan viejo es el universo?” Escribí lo de arriba para hacer un comentario acerca de la economía.

ORGANIZANDO PRODUCTIVAMENTE LOS INSUMOS ECONÓMICOS

Resolver problemas económicos -crear valor- requiere descubrir cómo organizar productivamente a los insumos. El número de insumos disponibles para ser usados no es de 20 o siquiera 20.000; son miles de millones. Por tanto, la operación factorial significa que el número de formas posibles de organizar esos miles de millones de insumos es indescriptiblemente alejado de cualquier comprensión humana. Aun así, casi todos los ordenamientos posibles son inútiles e incluso peligrosos.

Uno entre esos ordenamientos posibles es la ginebra mezclada con turpentina y anchoas, pero, el martini resultante sería terrible. ¿Cuál es la forma de descubrir mejor el número desvanecedoramente pequeño de ordenamientos productivos, a partir del extenso y gigantesco número de ordenamientos posibles?

Obviamente, descansar en una elección al azar no funcionará. Igualmente, inútil sería descansar en lo que, en la superficie, aparentaría ser el opuesto de la elección al azar: la planificación central. Ningún ser humano o comité siquiera podría hacer un recuento y un listado de todos los ordenamientos diferentes de miles de millones de insumos. Mucho menos podría cualquier genio individual, o agencias de genios, descubrir en esa vasta lista de posibilidades, cuáles de esos ordenamientos son los más útiles, en comparación con el número incontablemente grande de otros ordenamientos posibles.

Dada la debilidad de la mente humana, en comparación con el número incalculable de diferentes ordenamientos posibles de los insumos en una economía, entregarle al gobierno la responsabilidad de escoger cómo deberían asignarse los recursos es, de hecho, descansar en una elección al azar.

(La complejidad de este desafío se intensifica todavía más si fuéramos a tomar en cuenta las posibles combinaciones (combinations) y permutaciones (permutations) distintas. Por suerte, no tenemos que ir hasta allá).

La única forma de “resolver” este problema -el único método factible para descubrir entre el número de formas prácticamente infinito de organizar los insumos, esos valiosos pocos acuerdos que mejoran los estándares de vida de la gente común y corriente- es dividiendo la autoridad para la toma de decisiones entre la multitud de mentes humanas creativas. Dejar que cada individuo, ocupando su propio único lugar en el mundo, examine las relativamente pocas opciones de organización de los insumos que son o pueden llegar a ser visibles para él o para ella. Dele a esa persona la libertad de experimentar con su -pero sólo con ella- pequeña brizna de realidad económica. Después, permita que esa persona disfrute de los beneficios si logra saber cómo reorganizar los insumos en formas que mejoran las vidas de sus congéneres, y permitan que sufra pérdidas si reordena los insumos en formas que muestran ser inútiles o antieconómicas.

Con cada uno, entre los miles de millones de individuos de la tierra, ocupándose de su parte única propia de la economía, y haciéndose responsable de experimentar con diferentes arreglos de sus relativamente pequeños conjuntos de insumos, “el problema económico” se hace manejable.

¿Cómo puede tal división de responsabilidad lograrse en la práctica? Y ¿cómo cada persona puede saber si sus experimentos, con diferentes organizaciones de los insumos, pueden ser útiles o no para sus seres humanos compañeros? Para respuestas, esté atento a mi próxima columna.

EPÍLOGO: ACERCA DE LA PANDEMIA DE HOY

Sin embargo, antes de cerrar, he aquí una palabra en torno al COVID-19. Si son posibles una vacuna o unas curaciones (o ambas) para el COVID-19, estas necesariamente involucran descubrir ordenamientos de insumos posibles -principalmente, asumo, de diferentes químicos- que destruyen el virus o que impiden su invasión dañina a los cuerpos humanos. Hoy conocemos alrededor de 50 millones de químicos diferentes (50 million different chemicals). Si un ordenamiento único de un subconjunto de estos químicos puede tratar al COVID-19, no sabemos hoy -a mediados de mayo del 2020- cómo es dicho ordenamiento. Si es que existe, ¿cuál es la mejor forma de encontrarlo?

Las realidades de los factoriales -y de las combinaciones y permutaciones- me dicen que queremos tanta gente como sea posible experimentando con diferentes arreglos y combinaciones de químicos.

Descansar sólo en un grupo selecto y oficialmente aprobado de investigadores, o ignorar ideas de todos o incluso de algunos extranjeros, reduce innecesariamente el número de seres humanos que trabaja por descubrir, entre un número vasto e incalculable de posibles ordenamientos químicos, aquel o los pocos que pueden hacer que el coronavirus sea inofensivo. Esa política -ese arreglo artificial de la autoridad que toma decisiones humanas- evidenciaría una locura.

Donald J. Boudreaux es compañero sénior del American Institute for Economic Research y del Programa F.A. Hayek para el Estudio Avanzado en Filosofía, Política y Economía del Mercatus Center; miembro de la Junta Directiva del Mercatus Center y es profesor de economía y anterior jefe del departamento de economía de la Universidad George Mason. Es autor de los libros The Essential Hayek, Globalization, Hypocrites and Half-Wits, y sus artículos aparecen en publicaciones tales como el Wall Street Journal, New York Times, US News & World Report, así como en numerosas revistas académicas. Él escribe un blog llamado Café Hayek y es columnista regular de economía en el Pittsburgh Tribune-Review. Boudreaux obtuvo su PhD en economía en la Universidad Auburn y un grado en derecho de la Universidad de Virginia.