LOS CIERRES POR EL COVID-19 PUEDEN DESTRUIR NUESTROS SISTEMAS DE INMUNIDAD


Por Barry Brownstein

Intellectual Takeout
29 de abril del 2020


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, subrayado y en azul, si es de su interés, puede verlo en https://www.intellectualtakeout.org/...mmune-systems/

¿Qué pasa cuando los árboles se plantan en un ambiente “perfecto” para su crecimiento? Deles a los árboles un suelo rico, exactamente la cantidad correcta de agua y nada de viento, y ellos crecerán rápidamente, pero, derríbelos antes que lleguen a la madurez. El viento estimula al árbol a que crezca madera producto de la presión del viento (grow stress wood), la que “ayuda al árbol a posicionarse para una absorción solar óptima y, también, hace que los árboles crezcan más sólidamente.”

En una entrevista reciente (In a recent interview), dos médicos inmunólogos, uno de ellos anterior médico en salones de emergencias, el Dr. Daniel W. Erickson, y su socio en California Urgent Care, el Dr. Artin Massih, nos desafiaron a considerar la posibilidad de que los cierres draconianos sean contraproducentes. Sin exposición a patógenos, no podemos construir un sistema de inmunidad sano:

“El sistema de inmunidad se construye por la exposición a antígenos: virus, bacterias. Cuando usted es un niño pequeño que gatea por el suelo, poniendo cosas en su boca, entran los virus y las bacterias. Usted forma un anticuerpo complejo para los antígenos. Usted forma IgG IgM [Inmunoglobulinas G y M]. Es así como se construye su sistema de inmunidad. Usted no toma a un niño pequeño y lo pone dentro de una burbuja envolvente en una habitación y dice, ‘vaya para que le dé un sistema de inmunidad saludable.’

Esta es inmunología, microbiología 101. Esta es la base de lo que hemos sabido por años. Cuando usted toma seres humanos y dice, ‘entre a su casa, limpie todos sus mostradores -póngales Lysol y va a acabar con el 99% de todos los virus y bacterias; use una mascarilla; no salga,’ ¿qué le hace todo eso a su sistema de inmunidad? Nuestro sistema de inmunidad está adaptado para tocar. Todos compartimos bacterias. Estafilococos, estreptococos, bacterias, virus.”

Erickson y Massih se encuentran alarmados ante las consecuencias no previstas de un cierre prolongado:

“Refugiarse en la casa disminuye su sistema de inmunidad. Y, luego, cuando todos salimos de nuestro refugio en la casa con un sistema de inmunidad inferior y empezamos a intercambiar virus, bacterias ̶ ¿qué creen ustedes que va a pasar? La enfermedad va a tener un pico. Y, luego, a usted va a tener un pico de enfermedades ̶ en medio de un sistema hospitalario con médicos y enfermeras suspendidos. Esta no es la combinación que queremos establecer en una sociedad saludable. No tiene sentido.”

Cuando la cuarentena se acaba, ¿enfrentaremos un peligro similar al del árbol protegido? ¿Tendremos la suficiente madera producto del estrés para poder soportar el viento?

En un nivel espiritual, el rabino doctor Abraham Twerski, un graduado de la escuela de medicina de la Universidad Marquette, nos pidió que consideráramos (asks us to consider) cómo es que crecen las langostas. Al crecer la langosta, al envejecerse, debe descartar al ahora demasiado pequeño caparazón, de forma que pueda crecer uno nuevo. Indica Twerski, “El estímulo para que la langosta pueda ser capaz de crecer, es que se siente incómoda.”

También, Twerski hipotetizó que, si las langostas tuvieran médicos, ellas buscarían calmantes cuando se sintieran incómodas. Liberadas de la incomodidad, no se desharían de sus viejos caparazones y crecerían. Twerski nos desafía a usar la adversidad apropiadamente y reconocer que los momentos de estrés son también momentos para crecer.

Los seres humanos no somos árboles ni langostas; sin embargo, las advertencias del Dr. Erickson y del Dr. Massih hacen eco del mundo natural.

Enfrentados con un virus virulento, precauciones razonables son sabias, en especial de los miembros más vulnerables de la sociedad. Pero, ¿no hemos exagerado?
El pasado fin de semana, mi esposa y yo caminábamos por trillos en las Montañas Blancas de Nueva Hampshire, en un adorable día primaveral. Esos caminos no siempre son amplios y, algunas veces, usted pasa muy cerca de otras personas en la ruta.

Sólo un hombre se hizo al lado del camino cuando nosotros pasábamos. Nadie parecía estar preocupado porque un breve encuentro con el espacio aéreo de otra persona, les estuviera poniendo en riesgo.

El día siguiente supimos que el Servicio Forestal pensaba de otra manera y que cerró muchos caminos (closed many trails) en las Montañas Blancas, citando un número de visitantes “extemporáneamente alto.” Un portavoz del Sistema Forestal dijo “Sólo podemos imaginar lo que estaba pasando allá arriba en los caminos en cuanto a la gente cruzándose entre sí unos a otros, como si estuvieran yendo en direcciones opuestas.”

Si el personal del Servicio Forestal hiciera caminatas, no tendría que haber imaginado las condiciones del camino. Sólo encontrarían caminantes o pares de personas ampliamente esparcidas. Los caminantes se estaban comportando como siempre lo han hecho. Ellos amablemente saludan a otros caminantes y, algunas veces, se detienen brevemente para compartir noticias acerca de las condiciones del camino o para dar direcciones.

Al “proteger” a la gente del disfrute al aire libre durante el distanciamiento social, ¿está nuestro temor simplemente creando una sociedad peligrosamente no saludable? Tal vez sea hora de escuchar las advertencias de Erickson y Massih ̶ demasiada protección puede convertirse en algo tan dañino como rehusarse a tomar precauciones razonables ante el coronavirus.

[Crédito por la Imagen: Pixabay]

Barry Brownstein es contribuyente sénior de Intellectual Takeout.