DURANTE LAS PANDEMIAS, ¿LOS INDIVIDUOS REACCIONAN MÁS RACIONAL Y EFICIENTEMENTE QUE LOS GOBIERNOS?

Por Lawrence Clark

Fundación para la Educación Económica
Miércoles 6 de mayo del 2020


Los clientes de los parques temáticos iban semanas por delante de la acción gubernamental en lo que se trata de tomar pasos para protegerse a si mismos y sus familias, ante el riesgo percibido del COVID-19

Cuando nueva información se hace disponible para el público en general, acerca de algo que podría afectar su salud y bienestar, como una pandemia, ¿la gente espera que el gobierno le informe qué hacer?; o, de inmediato, ¿toman pasos para protegerse a sí mismos? Veamos las decisiones tomadas por dos grupos distintos: estudiantes universitarios en vacaciones de primavera en Florida y clientes de parques temáticos en Florida Central. Cada grupo toma decisiones diferentes basadas en sus cohortes por edad/vida social/salud de más o menos ese momento. ¿Fueron sus decisiones racionales y apropiadas para sus cohortes correspondientes?

PARTE UNO: VACACIONES DE PRIMAVERA DEL 2020

Cuando el mundo estaba empezando a escuchar acerca del COVID-19 y se iniciaba el nuevo mantra “distanciamiento social,” la migración anual de estudiantes universitarios iba de camino hacia las playas de Florida para empezar la Vacación de Primavera del 2020. Gran parte del mundo se impactó al ver a muchos estudiantes universitarios agrupados tan estrechamente en las playas de Florida. ¿Y qué pasó con el distanciamiento social? Los burócratas y los tecnócratas locales estaban enojados y luchaban por hacer que los estudiantes en las playas y en todos los lugares, se distanciaran socialmente dos o más metros.

¿No eran conscientes estos estudiantes de los peligros para ellos y otros del COVID-19? O, sin saberlo, ¿estaban los estudiantes poniendo en marcha una estrategia de inmunización muy efectiva y eficiente de la pandemia, para su cohorte social y etaria?

Hagamos un análisis. El ritual de la vacación anual típica de primavera empieza amontonando a unos ocho o más estudiantes universitarios en un carro de cuatro personas y embarcándose en un viaje de 12 a 15 y más horas en las carreteras hacia las playas de Florida. Una vez allí, llegan a un motel/hotel y se meten. (Por supuesto, el posadero local sólo tiene oficialmente registradas dos personas por habitación ̶ aunque cuáles dos nadie lo sabe.) Así que, después de pasar un día en el camino y la noche juntos encima uno del otro y, muy posiblemente, intercambiando fluidos corporales entre sí, se despiertan y van a la playa. Inmediatamente se encuentran con gritos de los burócratas locales, para que guarden la distancia social de al menos dos metros, para impedir la expansión del virus.

Para los estudiantes, ese fue un gesto ridículo y sin significado, dado todo el tiempo que han pasado juntos en proximidad cercana, pues “si hay algo que obtener, ¡ellos lo obtuvieron!” Y, una vez que dejan la playa, de nuevo estarán uno encima del otro. Así que, para ellos era risible mantener una distancia de dos metros mientras estaban en la playa. Los tecnócratas empezaron a darse cuenta de eso e intentaron poner en práctica un “tratar de hacer culpables” a los estudiantes, “piensen en sus abuelitos.” De nuevo, no fue una táctica muy efectiva, por las razones antes indicadas, además de que los abuelitos no están en el círculo social cotidiano de los estudiantes. Así que, cuando vean de nuevo a sus abuelitos, lo más posible es que el peligro ya no exista.

A partir de lo que se sabe, el COVID-19 se expande fácilmente y afecta principalmente a los mayores (con la mayoría de las muertes en aquellos de más de 80 años de edad) y a individuos con condiciones de salud preexistentes. Un método que ahora se menciona con frecuencia para lidiar con la pandemia es desarrollar la inmunidad grupal. Una crítica a la inmunidad grupal como estrategia nacional es que implicaría infectar y sacrificar a los mayores y a los enfermos. Algo que no es aceptable desde una perspectiva social.

Pero, para un subgrupo de la sociedad, como el de los estudiantes universitarios, la inmunidad grupal es casi la estrategia perfecta. Los estudiantes universitarios son generalmente jóvenes (18 a 22) y saludables. Así que, entre ellos tener el COVID-19 tendría pocos efectos a la salud y les daría inmunidad tanto a ellos como aquellos con quienes interactúan. Así que, nuestros muy criticados irresponsables estudiantes universitarios de las vacaciones de primavera, estaban creando inmunidad grupal entre su grupo social por medio de la vacación de primavera. Los estudiantes universitarios tenían una gigantesca fiesta del COVID-19 ̶ versión universitaria de la fiesta de la varicela. En gran parte de Estados Unidos, cuando a un niño de la vecindad le daba varicela, los padres llevaban a todos los niños a estar juntos por un día y una noche para infectar a todos los niños simultáneamente. La idea era tener en un momento dado a todos los niños infectados simultáneamente y que pasara con rapidez. En vez de tener a un niño tras otro pegándose de varicela durante semanas y meses sin parar.

Sin embargo, una fiesta de la Vacación de Primavera con el COVID-19 es mucho más divertida que su fiesta típica de varicela.

En vez de sacarlos de Florida, a los estudiantes universitarios se les debería haber dado la bienvenida a su llegada (14 días) y que se apreciara su contribución a la salud pública ̶ con la condición de que estén alejado de todos los demás. (Los tecnócratas locales simplemente los tendrían acordonados mientras que estaban en la playa).

PARTE DOS: ¿QUIEN CERRÓ LOS PARQUES TEMÁTICOS DE FLORIDA? ¿EL GOBIERNO O SUS CLIENTES?

Al mismo tiempo, los clientes (mayores que los estudiantes universitarios, con riesgo más alto y con niños) de los parques temáticos de Florida hacen otra evaluación de la pandemia. Ellos, de inmediato, empezaron a percibir un riesgo incrementado por las reuniones sociales masivas; y, ante el riego aumentado, empezaron a recortar actividades de bajo valor, de bajos beneficios. Eso significó la reducción o eliminación de visitas y vacaciones a los parques temáticos de Florida. Para gran disgusto de los parques temáticos, sus clientes estaban decidiendo que, en el esquema de la vida, las atracciones de los temas de Guerra de las Galaxias y Harry Potter, no eran, en realidad, tan valiosas e importantes para ellos.

Al principio, los parques temáticos no se preocuparon mucho. Ellos habían pasado por eso anteriormente con la pandemia del 2009 al 2010, del H1N1 (fiebre porcina). Para manejar esta preocupación, los parques temáticos redujeron los precios de paquetes vacacionales (paquetes de hotel, comidas, tiquetes, etcétera). Dieron conferencias de prensa demostrando el cuidado que los parques estaban teniendo para proteger a sus visitantes, al poner estaciones de lavado de manos por todo el parque (algunos más que otros), junto con un incremento en la limpieza y sanitización de todo el parque. En los medios sociales pusieron fotos mostrando a empleados esforzados, limpiando y desinfectando cada viaje en carritos, antes de cargarlos y despacharlos. En su mayor parte, eso mitigó los efectos del H1N1.

Sin embargo, esta vez no estaban funcionando. La gente estaba tomando la pandemia del COVID-19 más en serio. La asistencia y las reservaciones continuaron cayendo, durante febrero y marzo. (Los parques temáticos dependen de una asistencia elevada, no sólo por los ingresos a la entrada, sino también por las ventas de comida, bebida y mercancía). El mercado internacional (El mercado internacional es muy importante para los parques temáticos de la Florida Central, los de Europa, en especial Gran Bretaña, y Suramérica) empezó a enfriarse con las prohibiciones a viajes impuestas a Europa y, luego, a Gran Bretaña. Los modelos predictores de los parques temáticos empezaron a mostrar incluso caídas mayores en visitas e ingresos en semanas y meses futuros.

Los parques temáticos de Florida entraron en modo de supervivencia; iban a perder mucho dinero, así que la pregunta fue: ¿Perderán los parques más dinero si siguen abiertos o más dinero si cierran? Los parques de Nivel Superior (Disney, Universal, SeaWorld, Busch Gardens) hicieron sus números y decidieron cerrar a partir del 16 de marzo del 2020. Esta no fue una decisión fácil pues estaban involucradas grandes pérdidas. (Se ha estimado que la Empresa Walt Disney está perdiendo unos insostenibles $30 millones diarios; Parque del Sea World, $25 millones al mes). Los parques temáticos de Florida de Nivel Uno no se refirieron a la tremenda pérdida de ingresos, sino que estaban cerrando en el interés de la seguridad de los clientes y los empleados. La mayoría de los parques de Nivel Dos de la Florida Central (Icon Park y Fun Spot) pensaron que, con los parques temáticos de Nivel Uno cerrados, ellos prosperarían bien y se mantendrían abiertos. Pero, no por mucho tiempo; todas las atracciones de Nivel Dos terminaron cerrando aproximadamente una semana después, el lunes 23 de marzo del 2020. Ellos tampoco podían justificar seguir abiertos cuando los clientes se mantuvieron alejados y los ingresos se desplomaron.

Cuando estos parques cerraron, todavía Florida no había puesto una orden gubernamental de cierre. El gobernador de Florida, Ron DeSantis, no ordenó un cierre sino hasta el miércoles 1 de abril del 2020. El condado de Orange, en Florida, emitió un cierre para el condado el jueves 26 de marzo, lo que puede haber impactado a unos pocos parques temáticos, si es que ya antes no habían cerrado.

Los clientes de los parques temáticos se iban semanas por delante de la acción del gobierno, en lo que se trata de tomar pasos concretos para protegerse a sí mismos y sus familias, ante el riesgo percibido del COVID-19.

Con algo de evidencia anecdótica temprana de Florida, la gente toma ventaja de la nueva información y rápidamente incorpora la nueva información en su toma de decisiones ̶ ¡y con mayor rapidez que los mandatos gubernamentales! Es más, las decisiones tomadas se adaptan, en estos casos, según las edades, vida social y salud de sus cohortes. También, esto puede sugerir que, en vez de una estrategia nacional para la pandemia, basada en un enfoque uniforme, puede ser apropiado tener diferentes estrategias para cada cohorte, según cada edad, vida social y salud: algo que los estudiantes universitarios y los clientes de los parques temáticos, individualmente, lo resolvieron por sí mismos.

El PhD Lawrence Clark es profesor universitario de economía y estadística en Warner University, en la Florida Central, con una experticia en parques temáticos y turismo. También es un economista forense de Clark Economics.