UNA ATROZ HISTORIA DE HORROR ESTADÍSTICO

Por George Gilder

American Institute for Economic Research
24 de abril del 2020


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis y en azul, si es de su interés, puede verlo en https://www.aier.org/article/an-egre...rious-accents/

Con los últimos reportes de bajas dramáticas en las tasas de muerte debido a todas las causas, se acabó la crisis. La pandemia de la catástrofe hizo erupción como un pánico de políticos y ahora es una comedia de administradores médicos con mentalidad de la serie de televisión Mash y de títeres, cubriendo sus si tal cosa y sus peros con estadísticas incluso más mórbidas y distorsionadas.

La crisis ahora golpeará a los políticos y a los políticos doctores Faucis, quienes ingenuamente aceptaron y pregonaron lo que el estadístico William Briggs llama (calls) “la predicción inflada más colosal y costosa de todos los tiempos.”

Una atroz historia estadística de millones de muertes proyectadas, impregnada de incienso y de acentos lúgubres desde el Imperial College de Londres hasta la Escuela de Salud Pública de Harvard, impulsó a políticos para imponer un cierre vandálico de la economía. Habría sido un escándalo aún si los supuestos no hubieran sido tan astronómicamente errados.

Aplastar la curva fue siempre una tontería que amplió el daño.

Habría sido bueno que el presidente Trump lo notara. Pronto será el dueño de una chapuza gigantesca de política y liderazgo. Nadie notará que sus oponentes urgieron que se cometieran torpezas aún más llenas de pánico.

Las últimas cifras de tasas de muerte generales de todas las causas, no muestran un aumento del todo. Las muertes son menos que aquellas del 2019, 2018, 2017 y el 2015, ligeramente superior que en el 2016. Cualquier sesgo hacia arriba es impartido por el crecimiento de la población.

Escribiendo ahora un libro acerca de la crisis con el exitoso autor de libros muy vendidos, Jay Richards, concluye Briggs: “Dado que aumentaron las muertes por neumonía y, sin embargo, todas las otras muertes han disminuido, eso debe significar que la gente está siendo registrada como si estuviera muriendo por todas las otras cosas, a tasas más pequeñas que las usuales.” Simplemente, las muertes por otras causas están siendo adscritas al coronavirus.

Como es lo usual en todos los años, las muertes empiezan a tender hacia abajo en enero. Es un patrón anual. Averígüelo. Puesto que la cuarentena empezó a mediados de marzo, los políticos no pueden alegar que sus políticas tuvieron algo que ver con la declinación de la tasa de muerte.

Un estudio (study) global publicado en Israel por el profesor Isaac Ben-Israel, presidente de la Agencia Espacial de Israel y del Consejo de Investigación y Desarrollo, muestra que “que la diseminación del coronavirus declina casi hasta cero después de 70 días ̶ sin importar adónde golpeé, y sin importar qué medidas imponga el gobierno para tratar de frustrarlo.”

De hecho, al impedir la inmunidad de grupo, en particular entre estudiantes y otra gente joven no susceptible, la cuarentena en Estados Unidos ha prolongado y exacerbado el problema médico. Concluye Briggs, “La gente necesita salir al sol que mata los virus y al aire germicida.”

Esta gripe, como todas las otras gripes virales, sólo cederá ante la inmunidad de grupo, ya sea a través de la propagación natural de un patógeno extremamente infeccioso, o a través del éxito de uno de los cientos de proyectos de vacuna.

Ninguna evidencia indica que esta influenza era excepcionalmente peligrosa. El 20 de marzo, los franceses publicaron un estudio controlado importante que muestra que, del todo, no hay una mortalidad en exceso por el coronavirus, comparada con otras influenzas. El SARS y el MERS fueron, ambos, mucho más letales y no causó lo que el lector de Briggs, el “Tío Dave,” describió como “darle con una hoz y un martillo a la economía.”

Ahora sabemos que la crisis fue una comedia de errores. Los chinos la dejaron que saliera a los mercados de carne de murciélago de Wuhan. Pero, junto con los coreanos, los chinos titubearon y divagaron y permitieron seis semanas de una propagación rampante, para crear la inmunidad del grupo antes que empezaran a encerrar a todo el mundo. Por tanto, los chinos y los coreanos estuvieron entre los primeros en recuperarse.

Los italianos asustaron a todo mundo con su caótico sistema de salud y vejestorios fumadores. Hacinados en los trenes subterráneos y vecindades, los neoyorkinos registraron un breve parpadeo de casos extremos. Las intubaciones y los ventiladores resultaron no ser ayuda (el 80 por ciento murió). Esto alimentó el terror y la frustración entre el personal médico, lento en ver que el problema era de hemoglobina deteriorada en la sangre, en vez de un daño en los pulmones.

Los medios de Nueva York se apelotonaron con el pánico, con reportes falsos de muertes crecientes. Las “muertes por el coronavirus” se dispararon, al asumir que la gente que moría con el virus estaba muriendo a causa de él y, luego, adscribiendo al virus otras muertes entre gente con síntomas de sufrimientos pulmonares, incluso sin que fueran examinados por el virus.

Ahora el estímulo a la tasa de casos será con exámenes innecesarios ulteriores. Como lo indica Briggs,

“Fauci está pidiendo que se ‘tripliquen’ los exámenes, que sólo pueden elevar estas cifras diarias [del total de casos]. Y aparentar que está ocurriendo un aumento genuino. ¡Por Dios! ¡Los casos diarios siguen en aumento! ¡Debe significar que la enfermedad se está expandiendo!

No. También podría significar, y probablemente es así, dada toda la otra evidencia que tenemos a partir de muestras, que la enfermedad ya estaba allí, y que nosotros hasta ahora la hemos medido.”

La tasa de muertes se eleva con reclasificaciones ulteriores de la neumonía y otras muertes pulmonares. Cuando lleguemos a la inmunidad de grupo, y cuando casi todos tienen el antígeno, casi todas las muertes pueden ser apuntadas al COVID19. Oigan, será el Quod Erat Demonstrandum para los traficantes del pánico.

En una fascinante carta abierta a la primera ministra alemana, Angela Merkel, el epidemiólogo Mihai Grigoriu concluye que, con el estudio francés, corroborado por hallazgos de un estudio de seroprevalencia de anticuerpos de Stanford, en el condado de Santa Clara, “el caso en favor de las medidas extremas se cae como un castillo de naipes.” Grigoriu dice que, puesto que el virus ya se ha expandido ampliamente por la población en general, los esfuerzos para detener una expansión adicional son tanto inútiles como destructivos.

Así que, dejemos de pretender que nuestras políticas han sido racionales y que necesitan ser eliminadas paulatinamente, como si en alguna ocasión tuvieron un propósito. Deberán revertirse sumariamente y que se reconozca que fue un error, perpetrado por estadísticos con modelos errados de computación.

Tal vez, entonces, podremos aprender de esta experiencia, a partir de los fallos de la experticia, que no debemos cerrar la economía de nuevo debido a la “crisis” totalmente falaz del cambio climático.

Reimpreso de RealClearMarkets

George Gilder es compañero residente sénior del American Institute for Economic Research. El señor Gilder es uno de los principales pensadores económicos y tecnológicos de los últimos cuarenta años y es autor de diecinueve libros, incluyendo The Scandal of Money y Life After Google. El señor Gilder es compañero fundador del Discovery Institute, en donde él empezó su estudio acerca de la teoría de la información.