3 POLÍTICAS ECONÓMICAS QUE EMPEORARON MÁS DE LO QUE TENÍA QUE SER LA PANDEMIA DEL COVID-19.

Por Patrick Carroll

Fundación para la Educación Económica
Lunes 20 de abril del 2020


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, con letras en rojo y entre paréntesis, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/3-economic-...-it-had-to-be/

Si la ignorancia económica es la enfermedad, entonces, la educación es la cura.

Tengo que hacer una confesión. Los acontecimientos de las semanas pasadas alrededor del COVID-19 me han frustrado.

No soy el único. Los políticos y los medios están frustrados pues la gente no está siguiendo las directrices o tomando seriamente a la pandemia. Aquellos que han perdido sus empleos están frustrados pues el gobierno no está haciendo más por ayudarles. Mi frustración es acerca del nivel preocupante de la ignorancia económica que está siendo desplegada tanto por políticos como por ciudadanos. De hecho, pienso que esta crisis era en mucho previsible, si no hubiera sido por esta ignorancia.

Se nos dice que el problema que estamos enfrentando es un virus mortal que será difícil de contener. Pero, la preocupación más apremiante es que esta pandemia posiblemente será peor (far worse) que lo que podría haber sido, a causa de las escaseces de equipos para exámenes, equipo de protección, ventiladores y camas de hospital. Lo lamentable es que estas escaseces son fácilmente evitables, y sólo persisten como resultado directo de malas políticas gubernamentales. Y, aún cuando estas políticas se extienden sobre múltiples jurisdicciones, la característica en común es que todas ellas delatan una ignorancia de economía básica. Unos pocos ejemplos egregios deberían ayudar a ilustrar este punto.

1. LEYES CONTRA LA MANIPULACIÓN DE LOS PRECIOS

Ante una demanda creciente, mucha gente denuncia la manipulación de precios pues la ven como una explotación despiadada de consumidores desesperados. Pero, cuando consideramos los principios económicos involucrados, nos damos cuenta de que precios más altos son, en realidad, beneficiosos (beneficial), pues conservan recursos y estimulan la producción. Desafortunadamente, muchos políticos parece que carecen de este entendimiento, así que imponen topes a los precios, lo que ocasiona escaseces de todo, desde papel higiénico (toilet paper) hasta suministros médicos (medical supplies). Estas escaseces podrían mitigarse en mucho, sólo si, primeramente, superamos nuestra escasez de alfabetización económica.

Para ilustrar la subjetividad de estas leyes, considere que es una práctica estándar en muchas industrias pagar hasta el doble de su salario por hora a los empleados que trabajen horas extra. Los empleados esperan ansiosamente el dinero extra y, con gusto, se aprovechan de su patrón, cuando sus servicios son objeto de una demanda alta. En este contexto, la mayoría de la gente reconoce que, cuando aumenta la demanda de trabajo, tiene sentido que el precio aumente, aunque sea un margen insignificante. Usted podría decir que los trabajadores están “explotando” la desesperación de sus empleadores por disponer de personal, pero, en realidad, tan sólo están ofreciendo sus servicios al nuevo precio del mercado. De la misma forma, precios más altos para cualquier producto son justamente el resultado natural de un aumento en la demanda o un descenso en la oferta. La manipulación del precio (Price gouging) puede ser más súbita, pero eso no la hace menos legítima.

2. REGULACIONES EXCESIVAS DE LA FDA

Si bien muchas regulaciones se llevan a cabo con buenas intenciones, a menudo, ellas empeoran las cosas. El propósito establecido puede ser mejorar la calidad del producto, pero, el resultado es que los productos llegan a hacerse significativamente más caros y toma mucho más tiempo producirlos, en comparación con un mercado libre. Aún más, los productos que apenas serían rentables en el margen sin las regulaciones, ahora es imposible producirlos rentablemente, así que, inevitablemente, habrá menos producción y mayor escasez.

En particular, la Administración de Alimentos y Medicinas de los Estados Unidos (FDA) ha paralizado los esfuerzos del mercado para responder a esta pandemia. Estas regulaciones han obstaculizado la producción y distribución de miles de ventiladores (ventilators), mascarillas (masks) y equipos para hacer exámenes (testing kits), a la vez que otras regulaciones (other regulations) han restringido la disponibilidad de camas de hospitales. Incluso algunas de estas regulaciones han sido suspendidas (waived) para expeditar el desarrollo de esos productos, dando lugar a preguntas pendientes desde hace mucho tiempo (long overdue questions) acerca de si, en primer lugar, eran realmente necesitadas.

El mercado es plenamente capaz de responder a esta crisis tan sólo si el gobierno lo deja. Pero, hasta que eso suceda, bien podrían morir personas debido a una escasez de suministros médicos, no porque ellos no pudieron ser producidos, sino, tan sólo, porque no fueron aprobados. Si queremos evitar esto, necesitamos entender que la burocracia es más que una simple molestia. Y necesitamos oponernos, con voz en alto, a regulaciones, a sabiendas de que hay vidas en juego.

3. PROTECCIONISMO

Las políticas proteccionistas (Protectionist policies) parecen ser especialmente populares en épocas de desesperación. Usualmente, estas políticas son para proteger a productores domésticos mediante una restricción a las importaciones, pero, recién, también hemos visto intentos por limitar exportaciones (attempts to limit exports) cuando los gobiernos luchan por mantener los suministros médicos dentro de sus propias fronteras.

Mucha gente parece ser atraída por la idea de que su nación debería ser autosuficiente. Existe esa noción generalizada de que “nosotros” necesitamos proteger a “nuestra gente” y sólo descansar en “nuestros” suplidores. Pero, yo diría que es lamentable que tal tribalismo aún plague a las consideraciones económicas. El nacionalismo puede ser seductor, pero siempre despliega una ignorancia preocupante de la división del trabajo y da lugar a un rechazo mal informado del libre comercio.

Una comprensión apropiada de la economía nos dice que el libre comercio es un motivador clave para la eficiencia, pues estimula a individuos y empresas (no a naciones (not nations)) para que produzcan bienes y servicios según su ventaja comparativa. Así, cuando el comercio se restringe por políticas proteccionistas, en última instancia los consumidores soportan el costo de la ineficiencia resultante.

Vivimos una época en que nunca antes el libre comercio había sido más importante. La división global del trabajo es esencial para nuestra forma de ser y usted simplemente no puede ignorarlo. Los gobiernos pueden tratar de producir internamente la mayoría de sus suministros, pero será drásticamente menos eficiente (y más lenta y cara) que si se permitiera que los individuos intercambiaran libremente en un mercado abierto.

LA RAÍZ DEL PROBLEMA

En los próximos meses se culpará al COVID-19 por miles de muertes, pero el virus será sólo la causa inmediata. La razón causal es posible que sean las escaseces y las ineficiencias creadas por malas políticas, lo que, a su vez, será resultado de la ineptitud de políticos y del analfabetismo del ciudadano promedio. En última instancia, es la ignorancia la que será responsable de estas muertes.

Así que, si bien una vacuna para el virus sería grandiosa, lo que realmente necesitamos es una cura para nuestra ignorancia. Pero, esa clase de cura no puede ser desarrollada en laboratorios por investigadores y científicos. Será producida por escritores y maestros.

Pues, si la ignorancia es la enfermedad, entonces, la educación es la cura.

Patrick Carroll tiene un título en Ingeniería Química de la Universidad Waterloo, y actualmente está matriculado en un programa de liderazgo basado en la aventura en el norte de Ontario.