Léalo. Se explica por sí solo.

¿QUIÉN ES JOHN IOANNIDIS?

Por Edward Peter Stringham

American Institute for Economic Research
19 de abril del 2020

NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis y en azul, si es de su interés, puede verlo en https://www.aier.org/article/who-is-john-ioannidis/

Allá atrás, en el 2005, un bioestadístico humilde y altamente consumado de la Universidad Stanford, se convirtió en una sensación en los medios. Él había escrito un artículo evaluado por sus pares, titulado “Why Most Published Research Findings Are False” [“Por qué la mayoría de los hallazgos de las investigaciones publicadas son falsos.”] John Ioannidis le había echado una mirada cuidadosa a la reproducibilidad de hallazgos, sólo para descubrir que la mayoría de ellos fallan. Él quería saber por qué, y delineó cinco factores que dan lugar a una ciencia falsa. Los medios lo afamaron brevemente como un desmitificador de ciencia falsa. No obstante, el profesor no es una especie de iconoclasta. Él es sólo cuidadoso, cree en los hechos y cree que la ciencia debería basarse en la integridad y la verdad, como principios primordiales.

Quince años después, el coronavirus estaba arribando a los Estados Unidos. Había conversaciones en el aire de que millones morirían, y la necesidad de cuarentenas universales y cerrar economías y vidas. Ioannidis vio la tormenta que se avecinaba y escribió un artículo épico, uno que, por muchos años, será considerado como profético: “¿Un fiasco en proceso? Al afianzarse la pandemia del coronavirus, estamos tomando decisiones sin datos confiables.” (A fiasco in the making? As the coronavirus pandemic takes hold, we are making decisions without reliable data.)

“Los datos recolectados hasta el momento acerca de cuánta gente está infectada y de cómo esta evolucionando la pandemia, son completamente poco confiables,” advirtió él el 17 de marzo, varios días después de que modelos predictivos basados en datos nada fiables estaban prediciendo la muerte de millones en Estados Unidos.

“Se han adoptado contramedidas draconianas en muchos países. Si la pandemia se disipa -ya sea por sí misma o debido a esas medidas- el distanciamiento social extremo en el corto plazo y los cierres, pueden ser soportables. Sin embargo, ¿por cuánto tiempo deberían continuar esas medidas, si la pandemia avanza por todo el mundo sin ser abatida? ¿Cómo pueden los políticos decir cuando ellos están haciendo más bien que daño?

Las vacunas y tratamientos asequibles podrían tomar muchos meses (incluso años) para ser desarrollados y probados adecuadamente. Dados esos cronogramas, las consecuencias de cierres por largo tiempo son enteramente desconocidas.

Los datos recolectados hasta el momento acerca de cuántas personas están infectadas y de cómo está evolucionando la pandemia, son totalmente poco fidedignos. Dados los exámenes limitados a la fecha, algunas muertes y, probablemente, la vasta mayoría de infecciones debido al SARS-CoV-2 no están siendo detectadas. No sabemos si estamos fallando en captar las infecciones en por factor de tres o 300. Tres meses después de que emergiera el brote, la mayoría de los países, incluyendo Estados Unidos, carece de la habilidad para examinar una gran cantidad de gente y ningún país tienen datos confiables acerca de la prevalencia del virus, provenientes de una muestra al azar representativa de la población en general.

El fiasco con la evidencia da lugar a una incertidumbre tremenda acerca del riesgo de morir por el COVID-19. Las tasas de mortalidad reportadas, como la tasa oficial de 3.4% de la Organización Mundial de la Salud, causan horror ̶ y no tienen sentido. Los pacientes que han sido examinados por el SARS-CoV-2 son desproporcionadamente aquellos con síntomas severos y malos resultados. Mientras que la mayoría de los sistemas de salud tengan una capacidad limitada para hacer exámenes, el sesgo en la selección puede incluso empeorar en el futuro cercano…

En ausencia de datos, un razonamiento de prepararse para lo peor conduce a medidas extremas de distanciamiento social y de cierres. Desafortunadamente, no sabemos (we do not know) si esas medidas funcionan. Por ejemplo, los cierres de escuelas pueden reducir las tasas de transmisión. Pero, ellas pueden ser contraproducentes si, de todas maneras, los niños socializan, si el cierre de la escuela conduce a que los niños pasen más tiempo con miembros susceptibles de más edad en la familia, si los niños en el hogar alteran la habilidad de los padres para trabajar, entre otras cosas. También, los cierres de escuelas pueden disminuir las posibilidades de desarrollar la inmunidad grupal, en un grupo de edad que es eximido de la enfermedad seria…

Una de las conclusiones es que no sabemos por cuánto tiempo pueden mantenerse las medidas de distanciamiento social y los cierres, sin consecuencias importantes para la economía, la sociedad y la salud mental. Evoluciones impredecibles pueden resultar, incluyendo crisis financieras, malestar, disturbios civiles, guerra y un colapso del tejido social. Como mínimo, necesitamos datos de una prevalencia sin sesgos y de incidentes, para que la carga infecciosa cambiante guíe la toma de decisiones.”

Fue una ponderosa advertencia que debió ser escuchada. Pero no lo fue. Así que él empezó a hacer entrevistas, algunas de las cuales fueron vistas por millones. Pero, el gobierno ¿le pidió opinión? No tengo la respuesta a eso. En todo caso, debió hacerlo.

Como un economista que ha estudiado diversas técnicas de modelación, conozco, al igual que muchos colegas, los graves peligros que hay por poner en marcha políticas basadas en modelos con datos poco fiables, con demasiados supuestos desconocidos, y bajo la presunción de que las personas obedecen como si fueran objetos mecánicos. El mundo real rara vez obedece. Los economistas saben eso. Es el punto de vista de Ioannidis que los modelos en el mundo de la bioestadística y la epidemiología a menudo sufren de esos mismos problemas.

Estoy seguro que volveremos a ver en estos días con asombro acerca de lo que nuestros líderes han hecho, en nombre del control de una enfermedad. Muchas reputaciones sufrirán. Emergerá el respeto por la inteligencia y el coraje moral de John Ioannidis.

Edward Peter Stringham es presidente del American Institute for Economic Research, Profesor Davis de Organizaciones Económicas e Innovación del Trinity College, y editor del Journal of Private Enterprise. Es editor de dos libros y autor de más de 70 artículos, capítulos en libros y estudios de políticas. Su trabajo ha sido discutido en 15 de los 20 principales periódicos de Estados Unidos y en más de 100 estaciones de transmisión, incluyendo MTV. Stringham es huésped frecuente en BBC World, Bloomberg Television, CNBC y Fox. Rise Global califica a Stringham como uno de los 100 economistas más influyentes del mundo. Obtuvo su Licenciatura del College of the Holy Cross en 1997, su Doctorado de la Universidad George Mason en el 2002. Su libro Private Governance: Creating Order in Economic and Social Life, lo publica Oxford University Press.