BUENO, ESO SE DESENREDÓ RÁPIDAMENTE

Por Jeffrey A. Tucker

American Institute for Economic Research
16 de abril del 2020


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis y en azul, si es de su interés, puede verlo en https://www.aier.org/article/well-that-unraveled-fast/

Pienso hacia atrás, al 28 de febrero del 2020, y el New England Journal of Medicine. Publicó un artículo titulado “Covid-19 ̶ Navegando en lo Desconocido” (Covid-19 — Navigating the Uncharted), firmado por Anthony Fauci (EL Fauci), Clifford Lane y Robert R. Redfield.

El artículo reportó una tasa existente de casos fatales por el COVI-19 del 2%, pero, después, apuntaron que los infecciones muestran “un espectro amplio de severidad de la enfermedad.” “Si uno asume que el número de casos asintomáticos o mínimamente asintomáticos es tan alto como el número de casos reportados, la tasa de casos de muerte puede ser considerablemente menor al 1%” o, tal vez, tan alta como la de las gripes estacionales de 1957 y de 1968, pero en ningún caso tan cercana “a una enfermedad similar al SARS o al MERS, que han tenido tasas de casos fatales de 9 a 10% y 36%, respectivamente.” Para estar claros, dijeron ellos, mitigar la enfermedad podía requerir “aislar a las personas enfermas (incluyendo el aislamiento voluntario en el hogar), el cierre de escuelas y, en donde sea posible, el teletrabajo.”

Ahora bien, ¿qué es lo que precisamente pasó entre ese 28 de febrero y dos semanas después? Eso será estudiado durante muchos años para averiguar, precisamente, cómo los gobernadores y los alcaldes, por medio de una serie de acciones no científicas, producto del pánico, injustificadas y moralmente atroces, aplastaron con el pie a la economía más fuerte del mundo, al tiempo que los medios los aclamaban. Estaremos discutiendo los porqués y los qué durante una generación.

El punto es que todo se está desenredado tan rápidamente como llegó. La conferencia de prensa de Donald Trump, del 16 de abril del 2020, claramente fue un punto de inflexión. En mi mundo ideal, tendremos funcionarios de allá arriba diciendo la verdad, de que el curso que tomamos como nación fue catastrófico de maneras incontables (excepto por toda la desregulación que, bajo pánico, fue realizada de forma que pudieran continuar los suministros de alimentos y medicinas). Pero, soy realista; difícilmente podemos esperar que los políticos se embarrialen y rueguen que se les perdone.

Por supuesto, tomarán para sí el crédito por cualquier cosa buena que pase. Soy un idealista, no un utópico. La verdad es que a un virus no le importan las fronteras y no obedece a edictos gubernamentales Incluso ahora, hay tanto que no sabemos acerca de este “enemigo invisible,” pero hemos aprendido cantidades enormes acerca del enemigo visible.

Nuestra cultura política esta basada en el gran mito de que, cualquier cosa que pasa en sociedad, se debe a ella, y esa suposición nos muerde cada vez que hay alguna emergencia: los políticos tienen una predilección hacia el control en nombre del principio de precaución. En este caso, se anuló y vació a la Constitución de Estados Unidos y los derechos humanos, en general, durante treinta días plenos. Y, no teníamos otra opción más que acatar. Fue un experimento grotesco en totalitarismo. Familias despedazadas, trabajos y empresas de la gente destruidos, cirugías esenciales retrasadas, desesperanza esparcida por toda la sociedad.

Ahora lo sabemos. Nunca jamás.

Se nos presentó a los cierres bajo la necesidad de “aplastar la curva” debido a la capacidad de los hospitales, pero, no existe una curva y no tuvimos suficiente información incluso para decir en donde una ciudad estaba en alguna curva. Hubo algunos días de dificultad en sitios calientes, pero, muchos hospitales del país, debido a la orden de que no realizaran cirugías electivas, empezaron a enviar a la casa a los trabajadores (furloughing workers). La realidad de muchos hospitales vacíos en medio de una pandemia era demasiada como para poder procesarla. Así que pasamos las siguientes dos semanas buscando nuevas justificaciones para mantener el cierre en su sitio. Rápidamente, esas empezaron a sonar fingidas e incluso fraudulentas.

Lo que es importante acerca del proceso en tres fases que Trump enumeró sin establecer un cronograma de fechas, es que le da la vuelta a la carga de la prueba. Súbitamente hemos pasado, de un mundo en donde los gobernadores habían asumido que, reprimir, prohibir, denunciar, cerrar, arrestar y encarcelar, se suponía serían una buena medicina, a un mundo en donde tratamos al virus como una enfermedad a la que hay que mitigar y en donde los supresores tienen que justificar sus acciones, que, en caso de no hacerlo, enfrentan la ira de decenas de millones de víctimas. En muchas maneras, fue un movimiento brillante. En breve, los sabuesos han sido acallados. No subestimemos lo que esto podría significar.

Otro punto más importante acerca del plan de tres fases: se enfoca en los hechos del caso. No en predicciones basadas en modelos. No en la ideología de alguien. No en posicionamientos politiqueros. No en la falacia de autoridad. La apertura se basa en las realidades sobre el terreno. Los hechos nunca han justificado la supresión. Ni tampoco la supresión continua por una hora más. Los hechos nos harán libres.

Esta semana ha sido un viaje desenfrenado. El lunes, el American Institute for Economic Research (AIER) se convirtió en la primera voz prominente en la vida pública estadounidense, en afirmar lo que se necesitaba decir: “Liberación del Cierre Ya” (Liberation from Lockdown Now). El artículo maestro de David Henderson fue compartido por miles de personas. Más tarde, ese día, los gobernadores de cinco estados trabajaron con la Casa Blanca un plan para abrir. El Wall Street Journal, el propio día siguiente, hizo eco de nuestro editorial, a la vez que citaba al AIER en otra sección del periódico. Durante los siguientes tres días, empezó a cambiar el talante y el estado de ánimo. En cinco estados hubo protestas en las calles. Se estaba intensificando la ira incluso cuando el gobierno se dio cuenta de que ellos no podían seguir con esa cosa.

Usted puede revisar toda nuestra investigación y editoriales y noticias en este ligamen; Crisis (Crisis). Allí hay más de 200 artículos.
Y aquí, estoy escribiendo el jueves en la noche, barrido por una exuberancia de que la luz por fin ha amanecido. Por supuesto, la riña partidaria continuará durante meses. Casi que ciertamente habrá disidentes, gobernadores que lanzan dudas acerca de las razones para mantener cerrado al país, por más tiempo del necesitado. Y habrá más casos, simplemente porque los exámenes van a estar disponibles en mayor amplitud. Nosotros, muy posible y más tarde o temprano, llegaremos a darnos cuenta de que más de uno de nosotros estaba infectado que lo que sabíamos y por más tiempo del que sabíamos.

Entre tanto, hemos visto cosas que nunca imaginamos que serían posibles; esto es, gente aparentemente inteligente gritando durante semanas para que hubiera una nacionalización de la industria, la socialización de la producción, la prisión dentro de nuestras casas, los millones de millones de un gasto sin sentido, las cantidades sin precedentes de dinero nuevo creado por la Fed y los incontables otros precedentes legales horribles que se establecieron. Los juicios continuarán siendo litigados durante una década.

El logro esencial que encaramos en este momento es que no es posible parar y empezar una economía; y que no es posible distinguir entre esencial y no esencial. La sociedad comercial es una red en donde todos y cada uno de nosotros está interconectado con todos y con todo lo demás.

La confianza de las empresas ha sido destrozada. Tomará mucho tiempo para que regrese la seguridad que tenemos en alguien y no digamos nada de la fe que uno tiene en otro individuo. Necesitamos una promesa férrea de nuestros líderes políticos de que esto no sucederá y que no podrá suceder de nuevo. No obtendremos eso, así que, como un apoderado, necesitamos que la opinión pública sienta rabia y que toda voz de supresión experimente las consecuencias.

Entre tanto, estamos redescubriendo a qué se parece una mitigación de una enfermedad en una sociedad libre. Los vulnerables se aíslan voluntariamente. Los profesionales de la medicina salen a trabajar. Hacemos lo mejor posible para no destruir el funcionamiento de la vida.
Los políticos se retiran.

El punto principal es que hay un mañana, y que mañana puede ser y será mejor que hoy. Aprendamos. Hablemos. Actuemos. Recordemos nuestros valores -somos valientes y libres- y nunca permitamos que la sociedad y la economía -¡su vida!- sea atacada, de nuevo, de esta manera.

Hemos sobrevivido a la Gran Supresión.

Por mi parte, no puedo esperar regresar a mi viejo y feliz yo. Yo sé que usted se siente igual.

Jeffrey A. Tucker es director editorial del American Institute for Economic Research. Es autor de muchos miles de artículos en la prensa académica y popular y de ocho libros en 5 idiomas, siendo el más reciente The Market Loves You (The Market Loves You). También es editor de The Best of Mises. Es conferenciante habitual en temas de economía, tecnología, filosofía social y cultura.