LAS PERSONAS DE MÁS EDAD RECHAZAN AL SOCIALISMO POR UNA BUENA RAZÓN- Y NO ES POR EGOÍSMO

Por Tim Worstall
CapX
18 de febrero del 2020


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, con letra en azul, si es de su interés puede verlo en https://capx.co/older-people-reject-...t-selfishness/

Una opinión editorial de Philip Inman del Observer (recent op-ed from the Observer’s Philip Inman) formula el punto de que los votantes de mayor edad, incluso aquellos que de ninguna manera son ricos, son susceptibles para rechazar el radicalismo del ala izquierda de Bernie Sanders o de Jeremy Corbyn. Eso en verdad es importante para los prospectos de tipos socialistas que tararean la letra de tubthumping de Chumbawamba, para ganar elecciones nacionales ̶ un prospecto que, gracias a Dios, hemos despedido en este país (al menos por un tiempo).

Pero, aquí existe un punto más profundo acerca de la forma en que esos políticos enmarcan la desigualdad, con alaridos de qué tan desigualmente la riqueza es dividida. El 1% más alto tiene el 50% de todo, el 5% del fondo casi nada ̶ por tanto, debemos derribar la sociedad para rectificar una injusticia aberrante.

Ese análisis se queda malamente corto pues ignora el aspecto generacional de la distribución de la riqueza. O, puesto más sencillo, es muy natural que la gente de mayor edad tenga mucha más riqueza. La gente que ha pagado su hipoteca, ampliado su fondo de pensión, ha de tener más riqueza que aquellos que no han hecho tales cosas. Otro nombre para este proceso es, bueno, la vida.

Imagínese un mundo en donde del todo no hay herencia económica. Existiría el mismo patrón ̶ los jóvenes no tienen casi nada a sus nombres, los ancianos lo tienen todo. Porque ese todo es algo que es comprado en el curso de una vida. Es posible ponerse un poco más técnico y hablar acerca de la hipótesis del ingreso a lo largo de la vida, de allanar los ingresos ̶ los ahorros se realizan mientras que se trabaja, para poder tener un bollo de pan para comer en el retiro- pero el concepto básico es obvio. Nacido desnudo al mundo, un par de décadas antes que empiecen los ingresos, tal vez 40 años antes que se llegue a la máxima capacidad de obtener ingresos. Simplemente, el joven tendrá menos riqueza que aquellos cuyos ahorros llegan a su máximo antes que ellos empiecen a consumirlos en su senilidad.

Y, si mira las estadísticas, las pensiones y la vivienda son los componentes principales de la riqueza familiar. De los casi 15 millones de millones de libras esterlinas de riqueza en los registros de la Oficina Nacional de Estadísticas, alrededor de 5 millones de millones de libras esterlina está en vivienda (pro supuesto que calculados netos de deuda hipotecaria) y 6 millones de millones de libras esterlinas está en pensiones. Las tabulaciones del antiguo nido de la abuelita son de sólo un millón de millones de libras esterlinas y la riqueza financiera -los multimillonarios pagando por sus yates al poseer todas las empresas- es de, más o menos, 2 millones de millones de libras esterlinas.

Eso significa que la vasta mayoría de la riqueza está sujeta a esos efectos a lo largo de la vida. Los ancianos pagando sus hipotecas y ahorrando para sus pensiones. La desigualdad de la riqueza simplemente no es lo que tipos como Corbyn y Sanders quieren que usted piense que es.

Por supuesto, la cosa se pone peor. El estudiante recién graduado tiene una riqueza negativa, esos préstamos que tienen que ser cancelados. Aun así, el valor de los títulos que a ellos se les han otorgado no está tomado en cuenta, a pesar del punto obvio de que yo seré un activo rentado aún durante más décadas. En efecto, el capital humano -vastamente mayor que el físico en una economía avanzada y que está distribuido mucho más igualmente- del todo no está contabilizado.

Y, peor aún ̶ del todo, no se contabilizan algunas de las cosas que el gobierno ya hace para reducir las desigualdades. La riqueza de las pensiones se refiere sólo a aquellas pensiones privadas totalmente financiadas ̶ no está tomado en cuenta el hecho de que todo el mundo haya pagado un seguro nacional para obtener una pensión. Y tampoco lo está el valor de alguna otra porción del estado asistencial. De la misma forma, se toma en cuenta el patrimonio de la vivienda privada, pero el valor de tener un alquiler asegurado a un monto inferior al del mercado, no lo está.

Todo esto significa que las estimaciones actuales de la distribución de la riqueza están usando una medición de la riqueza distorsionada y muy parcial, a la vez que se ignoran totalmente los efectos a lo largo de la vida. La única razón por la que este sistema se usa parece ser que es políticamente conveniente medirlo de esa forma ̶ conveniente para aquellos que desean tener una mayor redistribución.

Lo que nos devuelve a que los ancianos son menos susceptibles a la idea que los más jóvenes. Es verdad, bien podría ser que nosotros los ancianos hayamos trabajado por ello y, por tanto, pensamos que deberíamos ser capaces de conservarla. También existe la posibilidad de que con la edad sobrevenga la sabiduría ̶ o, al menos, la experiencia.

Aquellos ahora en sus años dorados habrán estado vivos para la caída del Muro de Berlín en 1989. Habrán visto esos panoramas de pobreza flagrante impuesta por la estupidez económica. Esto es, no es sólo lógico que aquellos con activos estén contra las redistribuciones del socialismo, sino que es racional para cualquiera que recuerde lo que realmente significa el socialismo, para estar en contra de él.

Así que, recuerde, sin importar lo que los mileniales corbynistas y los Hermanos de Bernie le puedan decir, no hay nada egoísta en oponerse a algo que claramente no funciona.

Tim Worstall trabaja para el Continental Telegraph y el Instituto Adam Smith.