Dejemos que, en esta crisis del coronavirus, el capitalismo de mercado nos provea rápidamente de la cura y la tecnología médica necesaria para aliviar el dolor. Es mi esperanza para una pronta recuperación de la vida normal, de progreso y bienestar, que en los últimos siglos nos ha brindado el capitalismo competitivo.

CAPITALISMO Y MORAL

Por Daniel J. Mitchell

International Liberty
9 de marzo del 2020


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, con letra subrayada color verde, si es de su interés puede verlo en https://danieljmitchell.wordpress.co...-and-morality/

Dado que los libertarios son motivados (are motivated) por el principio de no agresión (non-aggression principle), es fácil entender por qué ellos apoyan el sistema capitalista de intercambio voluntario, en vez del sistema alternativo basado en la coerción gubernamental.

Pero, hay algunos que piensan (think) que los mercados son inmorales, y ese es el tema de este libro (this book) y de este video relacionado (el cual puede verse en https://danieljmitchell.wordpress.co...-and-morality/).

Virgil Henry Storr y Ginny Seung Choi son los autores de Do Markets Corrupt Our Morals, y el Mercatus Center explica (explains) el mensaje esencial del libro.

“…las personas en las sociedades de mercado son más ricas, más saludables, más felices y están mejor conectadas que aquellas en sociedades en donde los mercados están más restringidos. Más provocadoramente, explican que los mercados exitosos requieren de y producen participantes virtuosos. Los mercados sirven como espacios morales en los que tanto se descansa como se recompensa a sus participantes por ser virtuosos. En vez de dañar moralmente a los individuos, el mercado es una arena en donde los individuos son estimulados a ser sus mejores seres morales.”

Y, el profesor Michael Munger de la Universidad de Duke explora (explores) las implicaciones en su comentario.

“La cosa útil acerca de este libro …es que considera un problema más dinámico que la literatura clásica acerca de la moralidad de los mercados.… ¿no es que la ‘mercantilización’ y la búsqueda de ganancias, por sí mismas, distorsionan y, en última instancia, corrompen, los impulsos humanos del altruismo y de ayuda mutua de los que depende la sociedad?… La respuesta es ‘tal vez, pero no necesariamente.’ Y, en comparación con otros sistemas actuales que pueden usarse para organizar la actividad humana de gran escala, aseveran que es más posible que los mercados sean, en realidad, los que nutren espacios morales en los que la gente puede encontrar formas de cooperar y ayudarse entre sí.”

Él identifica los principales argumentos acerca de las presuntas limitaciones de los mercados.

“…hay tres cargos centrales que comúnmente se formulan contra la moralidad de los mercados. Uno es la aseveración de que los mercados explotan a los trabajadores y les convierte en brutos; el segundo es que la mercantilización de las cosas y el uso de los precios para dirigir las decisiones de asignación, corrompen el sentido moral que los humanos naturalmente poseen y que, de otra forma, usaría para motivar la cooperación; y, el tercero, es que una consecuencia frecuente de los mercados, la desigualdad extrema, corroe las instituciones de la comunidad y la democracia.”

Y, he aquí un resumen de Munger de las respuestas a esas tres preguntas.

“Los mercados, en la visión de Storr y Choi, en la realidad mejoran las vidas de los trabajadores, en vez de embrutecerlos. …rápidamente se hace más barato ‘pagar’ a trabajadores con condiciones mejores y más confortables, espacios de trabajo más seguros, y con actividades más interesantes… una paga mayor y mejoras en el acceso a productos de consumo deseables que vienen con una economía de mercado, se traducen en que los trabajadores tienen más tiempo libre y los recursos para disfrutarlo.

…la mercantilización y la división del trabajo promueven un aumento dramático en el alcance y variedad de nuevas comunidades para que los humanos se unan y sean parte de ellas. Aún más, la relación entre los trabajadores dentro de una empresa o la relación entre un vendedor y un cliente habitual, crea nuevos e importantes ‘espacios morales’ en donde la importancia del carácter y la familiaridad personal, producen, tanto una camaradería legítimamente amable, como un aumento en la eficiencia de los contratos y la cooperación, debido a mejoras en la confianza y el compromiso personal.

…de hecho, los sistemas de mercado pueden asociarse con altos niveles de desigualdad, pero, parece que una desigualdad incrementado a menudo puede ser el precio que la sociedad paga por reducir la pobreza, una compensación que es posible que los ciudadanos muy pobres acepten. Además, Storr y Choi muestran que (a) las sociedades de mercado generalmente tienen una desigualdad menor que las sociedades no de mercado, y (b) las sociedades de mercado muestran mucha más movilidad social, o una capacidad para que los muy pobres lleguen a ser mucho más ricos que sus padres, en comparación con los sistemas no de mercado.”

En otras palabras, los mercados generan (generate) un ingreso más alto, mejores vidas y movilidad vertical.

No es un mal resultado.

Mi pequeño comentario en este debate es para expandir el punto de Munger acerca del capitalismo, cuando “se le compara con otros sistemas actuales.” En mi humilde opinión, eso es lo que realmente importa.

Sí, los mercados pueden ser fríos e impersonales. Y, sí, la “destrucción creativa” (creative destruction) no es algo agradable cuando usted es parte de la “destrucción” (aún si eso resulta (it results) en que sus hijos y nietos vivan mejores vidas (living better lives).

Pero, si nuestro objetivo es la prosperidad, no hay alternativa que se le aproxime.

En especial, dado que toda alternativa empodera a políticos y sus compinches. En efecto, mis lecturas sobre el tema me recordaron este pasaje (this passage) de Atlas Shrugged [La Rebelión de Atlas], cuando uno de los intervencionistas anti mercado dijo que era hora de reemplazar la “aristocracia del dinero” y uno de los muchachos buenos hizo ver que eso significaba una “aristocracia de la violencia.”

Y, cuando una economía se basa en la influencia y poder político, P.J. O’Rourke advierte (warns) que existe una una consecuencia inevitable.

Post Scriptum. He aquí la comparación de viñetas (bullet-point comparison) acerca de la moralidad del capitalismo y del socialismo.

Post Post Scriptum. Y Walter Williams tiene un video grandioso (a great video) acerca de la moralidad de los mercados.

Daniel J. Mitchell se especializa en política fiscal, particularmente en reforma tributaria, competencia internacional en impuestos y en el peso económico del gasto del gobierno. También sirve en el directorio editorial de Cayman Financial Review.