Si emitiendo dinero o ampliando el gasto público se tradujera efectivamente en un crecimiento de la economía, la solución al problema del impacto del coronavirus sobre la economía, se resolvería fácilmente. Pero, lamentablemente, eso no es así: deben buscarse políticas del lado de la oferta que permitan hacer crecer la economía y que limiten el impacto del coronavirus.

ESTIMULAR EL GASTO NO DETENDRÁ LAS REPERCUSIONES ECONÓMICAS DEL CORONAVIRUS

Por Daniel J. Mitchell

Fundación para la Educación Económica
Domingo 15 de marzo del 2020


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, con letras en rojo, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/stimulus-sp...e-coronavirus/

El “bad penny” [se traduce en la parla urbana como una cosa indeseable, de mala reputación, o no apreciada, en especial una que repetidamente aparece en los malos tiempos] de la economía keynesiana aparece de nuevo.

El coronavirus es una amenaza genuina a la prosperidad, al menos en el corto plazo, en mucho porque está ocasionando una contracción en el comercio global.

El lado positivo a ese nubarrón es que el presidente Trump puede aprender que el comercio es en realidad bueno (is actually good) en vez de malo.

Pero, los nubarrones también pueden tener lados oscuros, al menos cuando la multitud en Washington decide que es hora de otra dosis de economía keynesiana (Keynesian economics).

  • Keynesianismo Fiscal (Fiscal Keynesianism) ̶ el gobierno pide dinero prestado de los mercados de crédito y los políticos lo redistribuyen, esperanzados en que quienes lo reciben gastarán más.
  • Keynesianismo Monetario (Monetary Keynesianism) ̶ el gobierno crea más dinero, esperanzado en que las tasas de interés más bajas estimulen pedir préstamos y que quienes lo reciben gastarán más.

Los críticos advierten, correctamente, que las políticas keynesianas están equivocadas. Más gasto es una consecuencia del crecimiento económico, no el desencadenante (not the trigger) del crecimiento económico.

Pero, el “bad penny” (bad penny) de la economía keynesiana se mantiene reapareciendo, pues les da a los políticos una excusa para comprar votos.

El Wall Street Journal opinó (opined) acerca de los riesgos de más estímulos monetarios keynesianos.

“La Reserva Federal se ha convertido en el médico por default ante cualquier cosa que aflija la economía de los Estados Unidos y el martes [10 de marzo] el médico financiero aplicó lo que espera será el bálsamo monetario al daño económico del coronavirus. …La teoría detrás del recorte de tasas parece ser que una acción agresiva es la mejor manera de enviar un mensaje fuerte de seguridad financiera. …Cuéntenos como escépticos. …Nadie va a tomar ese vuelo a Tokio porque súbitamente la Fed está pagando menos por las reservas en exceso. …El gran error de la Fed después del 11 de setiembre fue que mantuvo las tasa en, o casi en, un 1% durante mucho tiempo, incluso después de que el recorte de impuestos del 2003 tenía a la economía boyante. Se sembraron las semillas del alza y la caída del sector de la vivienda.”

Y el editorial también advirtió acerca de un mayor estímulo fiscal keynesiano.

Aún si un recorte temporal de impuestos es el vehículo usado para lanzar dinero a la economía.

“Siendo este un año electoral, la clase política también está empezando a demandar un “estímulo” fiscal mayor. …Si el Sr. Trump cede a la tentación, estaría abrazando la Joe Bideneconomía. En la era de Obama, tratamos la idea de un recorte temporal al impuesto a la planilla ante el bajo crecimiento, reduciendo la porción del trabajador en el impuesto a un 4.2% desde un 6.2% del salario. Tuvo vigencia en enero del 2011, pero la tasa de desempleo se mantuvo por encima del 9% durante la mayor parte del resto de ese año. Los recortes temporales de impuestos ponen más dinero en los bolsillos de las personas y en el corto plazo pueden ocasionar un alza en las estadísticas del PIB. Pero, el efecto sobre el crecimiento se desvanece rápidamente pues no cambia permanentemente el incentivo para ahorrar e invertir.”

Excelentes puntos.

Recortes permanentes de los impuestos desde el lado de la oferta (Permanent supply-side tax cuts) estimulan mayor prosperidad, no los recortes temporales de impuestos al estilo keynesiano (temporary Keynesian-style tax cuts).

Dada la división política en Washington, no está claro si los políticos llegarán a un acuerdo acerca de cómo proseguir el keynesianismo fiscal.

Pero, eso no significa que podamos descansar tranquilos. Trump es un aficionado (a fan) de la política monetaria keynesiana y la Reserva Federal es susceptible a la presión política.

Tan sólo no espere buenos resultados de la manipulación monetaria. George Melloan escribió (wrote) el año pasado acerca de la inefectividad del estímulo monetario, muy antes que el coronavirus llegara a ser un tema.

“Los promotores más recientes del “estímulo” monetario fueron Barack Obama y presidentes que sirvieron durante su presidencia, Ben Bernanke y Janet Yellen. …los presidentes durante la era de Obama trataron de estimular el crecimiento ‘manteniendo su tasa de política en cero durante seis años y medio durante la recuperación y más que se cuadruplicó la hoja de balance de la Fed.’ ¿Y qué tenemos que mostrar a causa de eso? Después de la caída del 2009, el crecimiento económico del período 2010-17 promedió un 2.2%, muy por debajo del promedio histórico del 3%, a pesar de las medidas drásticas de la Fed. Ciertamente tasas bajas de interés estimulan pedir prestado, pero, eso no es lo mismo que crecimiento económico. De hecho, a menudo puede frenar el crecimiento. …El Congreso creyó en la idea de que el crédito, de alguna forma, viene sin costo alguno. Así que, gente como Elizabeth Warren y Bernie Sanders piensa que no hay límite a lo que el Tío Sam puede pedir prestado. El dinero fácil no sólo expande los costos por el servicio de la deuda, sino que también estimula la mala inversión. …cuando Donald Trump le da martillazos a la Fed para que reduzca las tasas, …él se está embarcando en una tontería.”

Dado que la Reserva Federal ya ha recortado las tasas de interés, el barco keynesiano ya zarpó.

Dicho eso, no espere resultados positivos (don’t expect positive results). La economía keynesiana tiene un registro histórico muy malo (si el keynesianismo fiscal y el keynesianismo monetario fueran una receta para el éxito, el Japón (Japan) sería pujante).

Así que, mantengamos la esperanza de que los políticos también no se monten en el barco fiscal keynesiano.

Si Trump siente que, en realidad, él tiene que hacer algo, yo brindé un listado ordenado de sus opciones (ranked his options) el verano pasado.

Lo principal es que la buena política de corto plazo es también una buena política en el largo plazo (good long-run policy).

Este artículo se reimprime con el permiso de Internacional Liberty.

Daniel J. Mitchell es un economista establecido en Washington quien se especializa en política fiscal, particularmente en reforma tributaria, competencia internacional en impuestos y en el peso económico del gasto del gobierno. También sirve en el directorio editorial de Cayman Financial Review.