Por supuesto, mientras saboreaba mi tacita de café, con gusto traducía este atinado comentario del economista Barry Brownstein, al tiempo que pensaba en tantos compatriotas que habían logrado que aquel café me supiera riquísimo.

YO, EL CAFÉ: POR QUÉ USTED DEBERÍA DAR GRACIAS A 1.000 PERSONAS POR SU CAFECITO EN LA MAÑANA

Por Barry Brownstein

Fundación para la Educación Económica
Lunes 6 de enero del 2020


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, con letra en rojo y subrayada, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/i-coffee-wh...f-morning-joe/

En todo el mundo, más de dos mil millones de tazas de café se beben diariamente, y más de 125.000 están empleados por la industria cafetera. Toda esta actividad económica ocurre sin la dirección de una sola mente que lo planifica.


Su taza de café en la mañana, A.J. Jacobs quiere que usted sepa, es un milagro de la cooperación humana. Jacobs escribe en su libro Thanks A Thousand: A Gratitude Journey, “Esta maravilla que veo ante mí, es resultado de miles de seres humanos colaborando a través de docenas de países.” Continúa Jacobs:

“Requirió del trabajo combinado de artistas, químicos, políticos, mecánicos, biólogos, mineros, empacadores, contrabandistas y cabreros.
Requirió de aeroplanos, barcos, camiones, motocicletas, camionetas, tarimas y hombros.

Necesitó cientos de materiales ̶ acero, madera, nitrógeno, hule, silicona, luz ultravioleta, explosivos y guano de murciélagos.”

En todo del mundo, más de dos mil millones de tazas de café se beben diariamente y más de 125 millones de personas están empleadas por la industria cafetera. Toda esta actividad económica ocurre sin la dirección de una sola mente que lo planifica.

AGRADECER POR LO QUE NO PODEMOS CREAR SOLOS

Jacobs se dio cuenta de que, en su vida, la gratitud era escasa. Su “mentalidad de déficit,” observó él, “a menudo le ponía en un modo miserable.”

“Olvido los cientos de cosas que salen bien todos los días y me enfoco en las tres o cuatro que salen mal. Estimaría que, en mi modo de incumplimiento, estaré entre ligera y severamente exasperado más de un 50 por ciento de mis horas de vigilia.”

Viendo que ese “sesgo negativo” era “una forma ridícula de ir por la vida,” Jacobs resolvió agradecer al menos a 1.000 personas que están involucradas en la producción de su taza de café por la mañana ̶ desde el barista que se lo sirve, hasta el agricultor que crece las bayas en Colombia.

Jacobs entrevistó a aquellos a quienes él les dio las gracias. En esas interacciones, se hicieron más que objetos invisibles, aquí en la tierra para satisfacer sus necesidades. Él aprendió que la barista en su cafetería del vecindario, luchó para estar de pie durante toda la jornada; el pie de ella había sido majado en un accidente.

Visitando una acerería, aprendió qué tan difíciles y peligrosos son esos trabajos:

“En la planta, a menudo hay un olor a azufre, un olor que se impregna en los cabellos y ropas de los trabajadores del acero y que, al sudar, se desprende de sus poros.”

EL CONOCIMIENTO ESPECIALIZADO

Después de conversar con Ed, el comprador de café para su cafetería local, Jacobs escribió:

“Puede ser que no aprecie las sutilezas, pero, en cierto nivel, sé que me beneficia la sabiduría de Ed al escoger los mejores granos. El mismo hecho que Ed piensa tan intensamente acerca de mi café, es parte de la razón por la que no tengo que pensar acerca de eso. Es razón fundamental de por qué es tan difícil mantener mi agradecimiento, y de por qué toma tanto esfuerzo e intención: si algo es bien hecho bien para nosotros, el proceso detrás es principalmente invisible.”

¿Alguna vez se ha puesto a pensar cómo se tuesta el café? ¿Son lanzados los granos a la máquina y alguien los saca al sonar el cronómetro?
Difícilmente, lo explica Jacobs:

“Usted simplemente no prende el tostador a 350 grados [Fahrenheit] y se pone a hacer el crucigrama,” explica [el encargado del tueste.]” Cada minuto del ciclo de tueste de doce minutos debe ser a una temperatura diferente para producir el café ideal. Usted necesita a alguien que esté ajustando los marcadores, un empleado monitoreándolo segundo tras segundo.”

Al hacer Jacobs visible lo invisible, enseña por qué carecemos de gratitud. Dado que, la mayor parte del tiempo, nuestras expectativas son satisfechas, no apreciamos el milagro de la cooperación humana.

LOS BENEFICIOS DE LA GRATITUD

El agradecimiento, junto con el amor por aprender, son los rasgos de carácter que mejor predicen el bienestar emocional. Un estudio que se reporta en el Scientific American (A study reported in the Scientific American), encontró que la gratitud es mejor predictor del bienestar que otros 24 atributos, incluyendo la humildad, la esperanza, el amor, el perdón, la honestidad y la bondad.

Robert Emmons es uno de los principales investigadores del mundo acerca de la gratitud. Él escribe en su libro The Little Book of Gratitude (El Pequeño Libro de la Gratitud), que:

“Vivir agradecidamente es posible sólo si nos damos cuenta de que otras personas y agentes hacen cosas por nosotros, que no podemos hacer por nosotros mismos. La gratitud surge de dos etapas del procesamiento de la información ̶ confirmación y reconocimiento. Confirmamos lo bueno y acreditamos a otros por propiciarlo. En agradecimiento, reconocemos que la fuente de bondad está fuera de nosotros mismos.”

Si usted está esperando que las estrellas se alineen antes que sienta una gratitud mayor, ha revertido la causa y el efecto. Jacobs cita al monje benedictino David Steindl-Rast, quien dice que la “Felicidad no conduce a la gratitud. La gratitud conduce a la felicidad.”

Jacobs habló con el psicólogo de la Universidad de Columbia, Scott Barry Kaufman, quien le explicó a Jacobs que,

“La gratitud puede cambiar nuestra percepción del tiempo y puede ralentizarlo. Puede hacer que nuestras molestias diminutas se disuelvan, al menos por un momento.”

Algunos, como Barbara Ehrenreich escribiendo en The New York Times (Barbara Ehrenreich writing in The New York Times), cree que sentir gratitud frena a la gente de sentir “solidaridad” con los menos afortunados. La gente agradecida puede ser “tonta,” escribe Ehrenreich, si siente gratitud hacia empresarios ricos.

La investigación académica muestra que Ehrenreich está totalmente equivocada. Kaufman le dijo a Jacobs que,

“La investigación muestra que la gente es más generosa y prosocial cuando siente gratitud.”

Tomen nota quienes atacan al capitalismo: cuando la gente siente gratitud hacia empresarios que enriquecen sus vidas, ellos se hacen más generosos, no menos.

LA TAPA Y LA MANGA

Dado que no bebo café, no me podía haber imaginado qué tan vital es la tapa en una taza de café para llevar. Escribe Jacobs:

“Cuando escribe en google el nombre acerca de la tapa –“Viora”- descubro que estoy dando sorbos de mi café a través de una cubierta superestrella. Viora es un pequeño recién llegado, pero de quien se ha escrito en publicaciones tecnológicas, incluyendo Wired y Gizmodo. Es una especie de Tesla del mundo de la tapa.”

Las tapas Viora son superiores pues ellas imitan la experiencia de beber en una taza de cerámica. Las cafeterías buscan tapas superiores pues amplía la experiencia de sus clientes. Jacobs aprendió que,

“como con casi todo lo que doy por un hecho, los humanos han dedicado una cantidad asombrosa de pensamiento y cuidado para crear esta modesta pieza de plástico.”

El inventor de la tapa Viora le explicó a Jacobs sus luchas empresariales:

“Nadie quería manufacturar el hueco de forma extraña. Todo mundo le dijo que eso no podía hacerse.”

Empresarios, como Viora, son persistentes en satisfacer las necesidades de sus clientes.

Al aprender acerca de tapas, Jacobs empieza a apreciar “todas las otras obras maestras pequeñas de diseño industrial escondidas en mi vida.”

¿Y qué acerca de la manga de la taza de café que protege a su mano de mucho calor? La manga del café es, relativamente, una recién llegada a la experiencia del café. La primera manga, la Jacket de Java, entró al mercado en 1992. Jacobs empezó a reflexionar acerca de la complejidad de la “simple” manga:

“Cuando pondero la cantidad de receptores de gratitud involucrados, empiezo a marearme. Allí están los amigos de la fábrica de papel, en donde se hace el cartón. Los leñadores que cortan los árboles para obtener la pulpa de madera para hacer el cartón. Los trabajadores metalúrgicos que manufacturan las sierras que usan los leñadores. Los mineros que sacan el hierro que es convertido en acero para las sierras.”

SUENA COMO, “YO, EL LÁPIZ”

Si usted piensa que el libro de Jacobs recuerda una versión extendida de “I, Pencil” [“Yo, El Lápiz”], está en lo correcto. A medio camino de escribir su libro, un amigo le envió a Jacobs una copia de “Yo, El Lápiz.” Jacobs hizo la observación que:

“Cuando empecé a leer el ensayo, me alarmó qué tan similar era a mi proyecto acerca del café ̶ menos la gratitud y la cafeína.”

Jacobs no leyó a Leonard Read con el cuidado suficiente; pasó por alto la gratitud que no sólo infunde a “Yo, El Lápiz” sino todos los escritos de Read. Al inicio de “Yo, El Lápiz,” Read le da una voz al lápiz para que diga,

“Lamentablemente, quienes me utilizan dan por sentado que soy un mero incidente, carente de todo pasado.”

Desde el punto de vista del lápiz, Read guía al lector hacia fuerzas mayores que las que nuestras mentes pueden comprender: los milagros de la cooperación humana espontánea que hace posible nuestra vida moderna.

Muy diferente de Read, Jacobs concluye que,

“Yo tenía la reacción opuesta. Encontré que trazar los orígenes de un lápiz o de una tasa de café muestra que necesitamos de políticos inteligentes, visionarios, que nos ayuden.”

Una y otra vez, el viaje de gratitud que Jacobs describe, revela que, mientras luchan por obtener ganancias, las empresas son impulsadas a actuar en el interés de los consumidores. No vislumbrando la verdadera lección de su viaje, Jacobs escribe, “Estoy a favor de pensamiento de largo plazo para balancear la codicia de los accionistas por ganancias inmediatas.”

Fe en gobiernos visionarios parece ser casi obligatorio para Jacobs, en vez de un pensamiento profundamente completo. Le explicaría Jacobs por qué no existe tal cosa como gobiernos visionarios (no such thing as government visionaries) que, por la vía de su brillantez, nos conduzcan al futuro (lead us to the future). También le explicaría por qué las buenas intenciones afirmadas por los políticos no importan (good intentions don’t matter) y que ellos sólo pueden atravesarse en el camino (get in the way.)

Read utiliza esta expresión dos veces en “Yo, El Lápiz”: “En realidad, si ustedes logran entenderme -lo que realmente es mucho pedir de alguien-, si consiguen darse cuenta del milagro que vengo a simbolizar, podrán ayudar a salvar la libertad que desgraciadamente la humanidad de a poco va perdiendo.” Jacobs podría desear volver a leer su propio libro. Me sospecho que el libro de Jacob puede inculcar en el lector una fe más profunda en lo que la gente libre puede lograr. Escribe Read:

“Si alguien es consciente de que estos know-hows se armonizarán natural y automáticamente dando forma a actividades creativas y productivas, en respuesta a las necesidades y demandas de los individuos, y en ausencia de toda mente maestra gubernamental y coercitiva, esa persona poseerá un ingrediente absolutamente esencial para la libertad: fe en la libertad individual. La libertad es imposible sin esa fe.”

No importa que Jacobs siente que debe agregar un homenaje al gobierno; Thanks a Thousand: A Gratitude Journey es un maravilloso caso de estudio acerca de cómo la gente libre coopera, sin que se le dirija (free people cooperate, without direction), para mejorar las vidas de todos nosotros.

Barry Brownstein es profesor emérito de economía y liderazgo en la Universidad de Baltimore. Es autor de The Inner-Work of Leadership [The Inner-Work of Leadership]. Para recibir los ensayos de Barry, suscríbase en Mindset Shifts.