CONTRABANDO ESPERABLE

Por Jorge Corrales Quesada


Como era de esperarse, el contrabando hacia el país -eufemísticamente llamado “comercio ilícito”- según el Observatorio de Comercio Ilícito de la Cámara de Comercio, mensualmente asciende a más de ¢5.100 millones ($8.5 millones). Dicha medición, vale la pena destacar, se valora a precios de inventarios, no al valor final a los consumidores en el comercio formal, ni tampoco a consumidores en el informal.

Según indica La Nación del 19 de diciembre, titulado “Comercio ilícito ofrece en redes ¢5.100 millones al mes en mercaderías,” tal es el monto, pero podría estar subestimando al verdadero contrabando en el país, pues no sólo se da en las redes, que es la fuente básica de información para el estudio mencionado, sino en negocios formales e informales que adquieren mercancías contrabandeadas.

Dada la metodología de aquella medición, es de esperar que los principales productos objeto de comercio ilícito sean, principalmente, “prendas de vestir, cosméticos y productos de limpieza, celulares, calzado, bisutería y relojes,” entre otros, pero, como bien lo saben los ciudadanos, hay otros productos de mayor contrabando en el país, como, por ejemplo, los licores y cigarrillos, que tal vez no se anuncian en redes, pero constituyen, posiblemente, los bienes de mayor volumen y valor contrabandeado.

Así, es obvio que la medición citada es objetable en cuanto a reflejar el verdadero volumen del contrabando y posiblemente sólo expresa una parte, más o menos pequeña, al ser ese intercambio en redes, de la magnitud total de esa forma ilícita de comercio.

Lo que sí debe tenerse presente es el origen de ese volumen de comercio en redes tan elevado y me atrevo a señalar algunos factores causales esperables, además de que suelen ser bienes obviamente de tamaño pequeño, de fácil transporte y con claros diferenciales de precios. Además de a esa facilidad física, ese contrabando se debe a razones como la mala situación de la economía formal, que hace que mucha gente se dedique informalmente a la venta de ese tipo de bienes provenientes del exterior. Si bien el estudio indica que se enfocó en “artículos nuevos vendidos por particulares,” lo cierto es que muchas personas, ante las dificultades económicos, ha vendido, a través de las redes, bienes propios en muy buen estado y casi nuevos, siendo a veces difícil de saber si es en verdad nuevo o que está bien cuidado o que ha sido usado relativamente poco.

Sin duda que también otro factor puede haber impulsado esas mayores ventas de productos contrabandeados, es la política onerosa para los consumidores, de altos impuestos a bienes importados legalmente al país por medio de internet y empresas importadoras especiales de este tipo de servicios, impuestos que se traducen en mayores precios internos para los consumidores. Esos impuestos más altos, que sin duda han afectado el crecimiento del comercio electrónico internacional, han hecho que los bienes ahora ingresen ilegalmente, pues sus “precios en el extranjero son considerablemente menores a los precios del mercado nacional,” proviniendo de contrabandos típicos inter fronteras, como es el caso usual de licores y cigarrillos.

Esa es posiblemente la razón principal de todo tipo de contrabando: precios internos más altos, tal vez no sólo por falta de competencia, sino por todo tipo de impuestos que sufre cualquier importación de mercancías regularmente efectuada: IVA o ventas, específicos, aranceles de todo tipo, entre muchos otros costos en los que el contrabandista, por definición, no incurre y sí cualquier importador formal.

La solución es clara y, por esa razón, posiblemente tendremos contrabando por mucho tiempo, para fortuna alternativa de los consumidores, que así pueden conseguir bienes más baratos. Pero, aun así, los consumidores corren riesgos de ser estafados en cuanto a calidad, pues la relación oferente-demandante es mucho más obscura y difícil que con el comercio formal. Honestamente, el gobierno dudo que llegue a aplicar medidas que desalienten el contrabando; esto es, además de promover más la competencia interna, reducir todo tipo de impuestos a la importación. Casi que me imagino al gobierno, más bien, cavilando qué nuevos impuestos pronto buscarán cargarles, por las más diversas y hasta absurdas razones, a los ciudadanos. Por ello es que sólo el comercio de productos contrabandeados nos dará algún alivio.

Publicado en mis sitios de Facebook, Jorge Corrales Quesada y Jcorralesq Libertad, el 17 de enero del 2020.