Con gusto comparto con mis amigos roqueros amantes de la libertad, este requerido homenaje ante la desaparición terrena de ese gran músico, autor de letras, baterista y percusionista Neil Peart, del grupo Rush.

ELOGIO A NEIL PEART, DEFENSOR DE LA LIBERTAD

Por Peter C. Earle

American Institute for Economic Research
12 de enero del 2020


NOTA PRIMERA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, con letra en azul, si es de su interés puede verlo en https://www.aier.org/article/eulogy-...on-of-freedom/

El anuncio de la muerte del baterista de Rush, Neil Part, llegó con un impacto tremendo. Habiéndose retirado cerca de hace cuatro años, muchos aficionados de Rush (yo mismo incluido) nos habíamos convencido de que ese era un hiato temporal y que, en uno o dos años -con el tiempo, en todo caso- habría un anuncio de un nuevo álbum, una gira breve o algún otro proyecto. En verdad, músicos de su virtud y pasión no podían estar lejos del estudio o del escenario por mucho tiempo. Pero, ahora, sabemos que estábamos equivocados y sabemos por qué.

Se reveló que Neil había estado batallando con un tumor cerebral durante más de tres años. Como es característico, él, su familia y amigos (de los más cercanos entre ellos, el vocalista y bajista Geddy Lee y el guitarrista Alex Lifeson) conservaron su deseo de privacidad. No he hecho los números de si la enfermedad de Neil fue posiblemente un factor causal de su decisión de retirarse o si parece haberse presentado no mucho después de la decisión de su retiro.

No es un cálculo que voy a hacer, en parte por parecer indecoroso. Más importante, porque no aliviaría el dolor que yo y millones más estamos sintiendo este sábado en la mañana.

“Esto duele,” estamos todos diciéndonos los unos a los otros. En verdad que es así.

Decir que Peart fue un gran baterista y percusionista es una subestimación (understatement) de inmensas proporciones (proportions); él fue un innovador (innovator) y estudioso toda la vida (lifetime student), en cierto punto rompiendo totalmente su estilo (style) (de un agarre combado a un agarre tradicional), a fin de emular más cercanamente a sus iconos, entre ellos el legendario Gene Krupa, Buddy Rich, Billy Cobham y Ed Shaugnessy. (Las batallas (battles) con tambores fueron citadas por Peart como inspiracionales; en particular, la batalla legendaria (legendary battle) entre Krupa y Rich). Él igualmente se inspiró en varios bateristas de rock (rock drummers). Si los numerosos premios (tanto individuales (individual) como por el trabajo de Rush), los comentarios, las encuestas inspiradoras (inspiration) fueran el equivalente de citas académicas, Peart fue el laureado reinante de la percusión.

En su papel como letrista de Rush, Peart trató tópicos como el nacionalismo pernicioso ((“Territories”), la histeria masiva ((“Witch Hunt”), la división entre la creencia constructiva y la destructiva (“Faithless”), la caída del comunismo (“Heresy”), el conflicto y el poder (“The Trees”), los horrores del gobierno totalitario (“2112,” “Red Sector A”) y muchas alusiones a la libertad (“Tom Sawyer,” “Anthem,” “The Analog Kid,” “Caravan”). Lo hizo por la vía de las letras, que evidenciaron ingeniosa y apasionadamente esos sentimientos; sentimientos que tempranamente sugirieron perspectivas objetivistas, pero que, con el paso del tiempo, se desarrollaron en lo que él llamó (called) libertarismo de “corazón sensible”:

“Me llamo a mí mismo un libertario de corazón sensible. Debido a que creo en los principios del libertarismo como un ideal ̶ porque soy un idealista. La definición de Paul Theroux de un cínico es un idealista desilusionado. Así que, al pasar usted más allá de los veintes, su idealismo va a decepcionarse muchas muchas veces. Y así, he traído mi punto de vista -y me acabo de dar cuenta de ello- que el libertarismo, tal como lo entiendo, era muy bueno y puro y todos vamos a ser exitosos y generosos con los menos afortunados y, para mí, eso no fue oscuro o cínico. Pero, pronto vi, por supuesto, la forma en que se retuerce por las fallas de la humanidad. Y es cuando evoluciono ahora en… un libertario de corazón sensible. Eso servirá.”

Neil, por medio de su lírica, logró hacer lo que muchos letristas y escritores -incluso, tal vez, en especial, tantos intelectuales libertarios- fallan en lograr: hacer de la libertad no un elemento extraño, un eslogan vacío o un trabajo arduo utópico. Es una forma de pensar y vivir, y una que no sólo no ignora, sin que abraza, las fallas y la fragilidad humana, moderando al realismo con esperanza y optimismo.

A pesar de su tremendo éxito, la vida de Peart ha tenido más que su porción de reveses y tragedia. Un viaje a Inglaterra, a los 18, hecho con la intención de llegar a ser el baterista de los próximos Beatles, Led Zeppelin, o The Who, terminó en una severa desilusión. El álbum (album) de Rush de 1975, “Caress of Steel,” fue pobremente recibido junto con la gira subsecuente, ahora conocida como “Down the Tubes Tour,” caracterizada por ambientes, masas e ingresos reducidos. (De hecho, aun cuando Rush creció hasta ser tremendamente exitosa, las altas esferas del rock, hasta muy recientemente, han sido hostiles (hostile) hacia ellos). E, incluso cuando Rush se hizo crecientemente popular, Peart no estaba cómodo consigo mismo con la fama, como lo hacen claro las letras (lyrics) de “Limelight” parte del seminal “Moving Pictures”: “No puedo pretender que un extraño es un amigo por mucho tiempo esperado.”

En un espacio no mayor a diez meses, entre 1997 y 1998, murieron la única hija y la esposa de Peart. Él se retiró de tocar la batería, se montó en su motocicleta y viajó cerca de 55.000 millas por Canadá, Estados Unidos y hacia abajo, a Centroamérica, sin un programa o restricciones. De ello, en última instancia surgió un libro (book) que detalla su viaje catártico y su lenta recuperación y, en última instancia, su decisión de volverse a unir a Rush. Después se volvió a casar; tras él quedan su esposa y su hija de diez años.

Viajar es, en efecto, un tema recurrente en la vida y escritos de Peart. Otros dos libros, uno autobiográfico (“Traveling Music,” 2004) es narrado en medio de su descripción de viajar de Los Ángeles al Parque Estatal de Big Bend, en Texas; otro (“Masked Rider,” 1996) cubre su viaje en motocicleta a través de África Occidental a fines de los ochentas. Manejar y viajar sirven como metáforas para la libertad y el individualismo a través de sus escritos de diecinueve álbumes grabados en estudios, incluyendo en “Red Barchetta,” “Driven,” y “Headlong Flight,” entre otros.

Simplemente, hay mucho trabajo grandioso como para hacerle justicia, mucho menos involucrar la mente de uno a su alrededor, en un momento como este. “Mission,” acerca de un artista que reconoce la virtuosidad de otros, a la vez que busca desesperadamente lograr el pináculo por sí mismo. “Closer to the Heart,” acerca del pequeño papel que cada persona puede -y debe- asumir para construir un mundo mejor, más bondadoso. “Time Stand Still,” en donde la marea irresistible del paso del tiempo nos lleva a querer “congelar este momento por un poquito más de tiempo” y “hacer que cada sensación sea un poquito más fuerte.”

En “Xanadu” (inspirada en cierto grado por “Kubla Khan” de Coleridge), parte de “A Farewell to Kings” de 1977, se utiliza una herramienta inspirada en “Struldbrugs” de Jonathan Swift o en “Tithonus” de Tennyson: un aventurero sin nombre encuentra una oscura referencia histórica de un lugar en donde, después de “escalar las cimas de las tierra de oriente,” ubica un lugar en donde uno puede “probar de nuevo los frutos de la vida”: se convierte en “el último hombre inmortal.” No obstante, la búsqueda exitosa es un “triunfo amargo,” cuando vivir por siempre mina hasta el último bocado de valor en la vida. Resultan el desaliento, y en última instancia la locura.

En “The Garden” -a partir de la triste perspectiva de hoy, adecuadamente la última canción del último (last) álbum de Rush producido en un estudio- él escribió:

The treasure of a life is a measure of love and respect
The way you live, the gifts that you give
In the fullness of time
It’s the only return that you expect

The future disappears into memory
With only a moment between
Forever dwells in that moment
Hope is what remains to be seen

Sólo persisten nuestros hijos y los frutos de nuestra creatividad –la escritura, la música, la invención y cualquier otra forma de innovación. Las inscripciones en piedra, como los recuerdos, se desvanecen, pero, somos mejor que eso; la vida es, después de todo, para los vivientes.

Como lo escribiera (wrote) Neil: “Sólo somos inmortales… por un tiempo limitado.” Pero, en la forma en que influimos en otros, ya sea a través de las palabras, nuestras habilidades o nuestras composiciones, podemos lograr, tan cerca como lo permita la entropía, una forma de inmortalidad. Las palabras y la música de Neil Peart han impactado a millones de vidas; nosotros los que le amamos y su trabajo ahora lo llevan hacia adelante, un deber simultáneamente conmovedor e inefable.

Peter C. Earle es economista y escritor, quien se unió a AIER en el 2018 y previamente pasó más de 20 años como corredor y analista en mercados en Wall Street. Su investigación se centra en mercados financieros, temas monetarios e historia económica. Su nombre ha sido citado en el Wall Street Jornal, Reuters, NPR y en muy diversas publicaciones. Pete tiene una maestría en economía aplicada de la American University, una maestría (en finanzas) y una licenciatura en ingeniería de la Academia Militar de los Estados Unidos en West Point.