EL JOLGORIO CON LAS PENSIONES EN CIERTOS ENTES ESTATALES

Por Jorge Corrales


Por si no fuera suficiente con el flagrante abuso de las llamadas pensiones de lujo, ahora aparece que hay varias entidades gubernamentales que tienen sistemas adicionales a los ya conocidos IVM de la Caja y el llamado Régimen Obligatorio de Pensiones (ROP). Por supuesto que eso no sería un problema si los trabajadores de esos entes estatales aportaran de su bolsillo, de sus ingresos, lo suficiente para la pensión o las pensiones adicionales que están recibiendo. Lo inquietante es que, para ellas, hay un aporte del patrono, que, por definición, es el estado. Ese patrono obtiene los recursos provenientes de mayores costos por los servicios que pagan los consumidores de esas entidades o bien directamente como aporte del estado por medio de presupuestos gubernamentales. Ciertamente, para esos regímenes adicionales, los beneficiarios también aportan de sus salarios para dichas pensiones, pero, el aporte del trabajador suele ser inferior al que el estado aporta como patrono.

En síntesis: en ciertas instituciones gubernamentales hay hasta tres pensiones: el IVM de la Caja, el Régimen Obligatorio de Pensiones (ROP) y un régimen especial pagado por el estado, pues en aquellas el patrono es el estado. En este último régimen, el aporte del estado (con el dinero de los contribuyentes o de los usuarios de los servicios) es, en el mejor de los casos, un 81% por ciento superior al del empleado, pero, en otro, es 20 veces superior al aporte del trabajador y, en el resto, mientras que el aporte del trabajador es cero, todo proviene del patrono-estado (de todos nosotros).

Esas pensiones especiales, además del IVM de la Caja y ROP, han sido creadas por leyes especiales o reglamentos internos, según lo consigna el artículo de La Nación del 16 de diciembre, titulado “Cinco instituciones regalan pensiones a sus funcionarios.”

Las cinco instituciones que tienen esos sistemas de privilegio y algunas características de la tercera pensión que reciben sus beneficiarios, son las siguientes:

1. Banco Nacional: Se retiran con las mismas cotizaciones del IVM (300 cuotas y 65 años de edad). La pensión es el 25% del promedio de los salarios de los últimos 25 años y hay posible reconocimiento por poster la pensión. El patrono (la entidad, el estado, nosotros) aporta una cuota del 10% del salario y el trabajador un 5.5% de su salario. Esta tercera pensión tiene un tope de ¢4 millones y aumenta por la inflación. La pensión máxima actual de este tercer sistema es de ¢7.1 millones y el promedio es de ¢937.000. Si se muere el beneficiario, un 70% va a la viuda sin hijos; si hay un hijo, un 20% a este y un 50% a la viuda y, si hay varios hijos, 40% a la viuda y 40% a los hijos (supongo que menores de edad, que no lo indica el artículo citado). Si, además de ese tercer sistema, se toma en cuenta el aporte patronal y propiamente estatal para el IVM y el ROP, el aporte total es poco más un 19.9% del salario mensual.

2. Instituto Costarricense de Electricidad (ICE): Se retiran con las mismas cotizaciones del IVM (300 cuotas y 65 años de edad). La pensión va del 10 al 25%, según la antigüedad del promedio de los salarios de los últimos 4 años. El patrono (la entidad, el estado, nosotros) aporta una cuota del 4.50% del salario y el trabajador un 1% de su salario. Esta tercera pensión no tiene tope y la máxima actual es de ¢1.6 millones, mientras que el promedio es de ¢325.000. No hay beneficios a sobrevivientes. Si, además de ese tercer sistema, se toma en cuenta el aporte patronal y propiamente estatal para el IVM y el ROP, el aporte total es poco más un 15.4% del salario mensual.

3. Caja Costarricense de Seguro Social: Se conoce como Fondo de Retiro de los Empleados de la Caja (FRE). Se pensionan con las mismas cotizaciones del IVM (300 cuotas y 65 años de edad). La pensión va del 5 al 15% del promedio de los salarios de los últimos 12 meses. El patrono (la entidad, el estado, nosotros) aporta una cuota del 2% del salario y el trabajador 0% de su salario. Esta tercera pensión tiene un tope de ¢324.120 (a diciembre del 2018); la máxima actual de este sistema es de ¢419.000, y el promedio es de ¢160.000. Si se muere el beneficiario, es igual que el IVM: el monto para la viuda, huérfanos y otros sobrevivientes es el 100% de la pensión. Si, además de ese tercer sistema, se toma en cuenta el aporte patronal y propiamente estatal para el IVM y el ROP, el aporte total es poco más un 12.9% del salario mensual.

4. Instituto Costarricense de Turismo (ICT): Se retiran con las mismas cotizaciones del IVM (300 cuotas y 65 años de edad). La pensión que reciben es de un régimen de capitalización individual, en donde lo percibido depende del ahorro del empleado en ese fondo complementario. El patrono (la entidad, el estado, nosotros) aporta una cuota del 5% del salario y el trabajador un 0% de su salario. Esta tercera pensión, al ser de capitalización individual, no tiene tope. Si se muere el beneficiario, el saldo del fondo complementario lo reciben los indicados por el trabajador. Si, además de ese tercer sistema, se toma en cuenta el aporte patronal y propiamente estatal para el IVM y el ROP, el aporte total es poco más un 15.9% del salario mensual.

5. Banco de Costa Rica: Se obtiene cuando se deja de laborar en el Banco y un mínimo de 57 años de edad. La pensión es de un régimen de capitalización individual, en donde lo percibido depende del ahorro del empleado en ese fondo complementario. El patrono (la entidad, el estado, nosotros) aporta una cuota del 10% del salario y el trabajador un 0.50% de su salario. Esta tercera pensión, al ser de capitalización individual, no tiene tope. Si se muere el beneficiario, el saldo del fondo lo reciben los indicados por el trabajador. En esta entidad, el banco aporta ¢20 colones por cada colón que cotiza el empleado; esto es, si, además de ese tercer sistema, se toma en cuenta el aporte patronal y propiamente estatal para el IVM y el ROP, el aporte total es poco más un 20.9% del salario mensual.

Nada más para la historia: dos entidades públicas tuvieron un tercer régimen de pensiones, pero se cerraron. El Banco Central lo hizo hace 20 años, pero todavía, a marzo del 2019, existían 40 jubilados con ese régimen, a un costo mensual total superior a ¢4 millones. RECOPE lo cerró en el 2002 y tiene aún 5 pensionados, a un costo mensual total de ¢160.000.

Quiero terminar señalando dos situaciones particulares del régimen especial del ICE y del Fondo de Retiro de Empleados de la Caja (FRE). En cuanto al primero, según el medio, tiene un déficit actuarial de ¢24.065 millones. Se ha pedido que aumente la contribución bipartita del 5.5% (actualmente de 4.50% por el estado y 1% del trabajado) al 6.58%, en donde lo mínimo que se puede esperar es que, esa diferencia del 2.08%, provenga de los beneficiarios a futuro. De no aumentarse, “la reserva de ese fondo, de unos ¢304.330 millones, comenzará a decrecer en el 2041 y se agotará en el 2057.”

En lo que respecta al segundo (FRE) el déficit actual es de casi ¢600.000 millones y se plantea un aumento del 2%, que es el aporte estatal actual, a un 3.5% “y recortar ciertos beneficios.” Lo cierto es que los beneficiarios hoy no aportan nada y no me imagino que ese aumento al 3.5% deba provenir de la ciudadanía. Se ha previsto que, si no se hace nada al respecto, “el fondo se desfinanciará a partir de 2022 y que la reserva se agotará en el 2032.”

Esperamos que toda esta sinvergüenzada -terceras pensiones que en esencia son canceladas por todos los ciudadanos contribuyentes (el estado)- se acabe muy pronto, antes que no seamos saqueados por el fisco hasta del último colón, sólo para mantener estas otras pensiones, que también son de privilegio.

Publicado en mis sitios de Facebook, Jorge Corrales Quesada y Jcorralesq Libertad, el 10 de enero del 2020.