LO QUE LOS SERVICIOS DE TRANSMISIÓN CONTINUA NOS ENSEÑAN DE ECONOMÍA

Por Zilvinas Silenas

Fundación para la Educación Económica
Martes 17 de diciembre del 2019


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, con letra en roja y subrayada, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/what-stream...out-economics/

La proliferación de servicios de transmisión continua [Nota del traductor: “streaming” en idioma inglés] brinda ilustraciones valiosas de conceptos básicos de economía.

“Cincuenta y siete canales y no veo nada” (Fifty-seven channels and nothing on) es un adagio y, más o menos, una canción de Bruce Springsteen de los noventas. Sin duda, él está hablando acerca de la televisión por cable y la supuesta paradoja de que hay una plétora de elecciones, pero ninguna vale la pena. Claramente, no era el caso que no había nada bueno por ver, pero, con la televisión regular, el momento en que se ofrecía el contenido tenía que coincidir con aquel en que el televidente quería ver. Así que, si Duro de Matar o Sólo en Casa los pasan a las 8 p.m. cuando voy al gimnasio ̶ qué mala suerte.

Introduzca los servicios de transmisión continua. Los servicios de transmisión continua llevaron al extremo la funcionalidad de a pedido. Con los servicios de transmisión continua todo es “por encargo” ̶ cuando usted lo quiere o como usted lo quiera. Si bien estoy seguro de que alguien está componiendo una versión del 2019 de “57 servicios de transmisión continua y nadie lo está viendo,” la proliferación de servicios de transmisión continua brinda ilustraciones valiosas de conceptos básicos de economía.

LOS MERCADOS

Algunas veces los mercados son tratados como conceptos mágicos, nebulosos, por gente que los adora, así como por gente que los aborrece. Pero, en realidad, el mercado es sólo un espacio en donde compradores y vendedores se juntan para comerciar. Ese juntarse es clave. Si no hay caminos confiables u otros medios para transportar tomates del huerto a la ciudad, los compradores y vendedores nunca se reunirán, y el mercado de tomates frescos simplemente no se materializará. Usted podría tener una cosecha récord en el campo, un montón de gente con hambre en las ciudades, y no habría mercado para los tomates.

De la misma forma, los servicios de transmisión continua son básicamente imposibles sin una internet rápida y barata. Así como los ferrocarriles lograron reunir a grandes porciones del país en el siglo XIX, la internet está reuniendo a consumidores y a productores de contenido, en el mercado digital. Las conexiones hacen más grandes a los mercados y permiten que gente con gustos similares ejerza suficiente demanda para permitir la creación de contenido hasta para el nicho más exclusivo. De hecho, los mercados amplios permiten una variedad y diversidad de gustos y preferencias, en vez de destruirlas (como lo explica (explains) mi colega Jen).

LOS COSTOS DE TRANSACCIÓN

Sin una internet rápida, barata y confiable, los servicios de transmisión continua no sería lo que son ahora. Pocos recuerdan cuando Netflix empezó como una empresa que le enviaría por correo la última película (lo explica aquí (here) mi colega Sean.)

Sin un procesamiento de pagos, de hacer pedidos y cancelar los servicios que sea rápido y seguro, sería como las experiencias en los Departamentos de Vehículos del estado. Sin televisores modernos, que son más como tablets muy grandes, en vez de los televisores tradicionales, usted tendría que comprar productos adicionales, cables o computadoras para hacer posible la transmisión continua. Es cierto, alguna gente aún así lo haría, pero no sería tan extendido y los mercados serían mucho más pequeños.

En otras palabras, entre más bajos sean los costos de transacción, más fácil es que los compradores y vendedores se reúnan. Es así como la telecomunicación barata y confiable permitió que las compañías proveedores de consultas por teléfono, contrataran gente que habla inglés en el país de habla inglesa más grande del mundo -India- en vez de adonde aquellas se ubican. Un envío más barato, rápido y confiable permitió a las empresas trasladar su producción trabajo-intensiva al país con una fuerza de trabajo abundante ̶ China. Es así como la gente y las empresas pueden especializarse en lo que ellas hacen mejor (can specialize in what they do best).

A la inversa, si usted aumenta los costos de transacción -por ejemplo, empezando a gravar la internet, los cables, las comunicaciones o el envío- todos los mercados arriba mencionados se encogerán y menos gente se unirá a trabajar junta.

LOS MONOPOLIOS Y EL GOBIERNO

Tanto gente que adora como la que aborrece a los mercados, teme algunas veces que ciertas compañías exitosas se hagan grandes y desplacen (o absorban) a todas las demás. Pienso acerca de eso. La serie de televisión El Mandaloriano costó $100 el minute para producirla. Entre más gente se afilia a Disney+ para ver El Mandaloriano, menor será el costo para el suscriptor. Si sólo 100 personas se afilian al servicio de transmisión continua de Disney, el costo de suscripción sería un ridículo $1 por cada minuto para que Disney salga tablas. Al contrario, entre más gente se afilia, más puede usted gastar en el próximo gran hit, lo que incluso atraería más clientes, etcétera.

Luego, según la lógica, debido a que empresas grandes como Netflix o Disney tienen costos menores por consumidor, y debido a que los consumidores valoran a grandes compañías que ofrecen más cosas para ver con su suscripción fija, en última instancia ganará la compañía más grande. Podría existir sólo una, como dicen (para aquellos de nosotros que somos lo suficientemente viejos como para recordar El Último Inmortal).

Algunos economistas llaman “monopolio natural” a este tipo de situación, dando a entender a ciertos mercados que inevitablemente se convertirán en monopolios. Ciertos políticos preguntan “¿para qué esperar?” y emiten leyes que prohíben la competencia y crean monopolios en ese mismo instante. Eso ha sucedido muchas veces en muchos mercados -desde la recolección de basura hasta la electricidad. A menudo, el paso siguiente es nacionalizar el monopolio y dárselo al gobierno.

Por fortuna, aún nadie está proponiendo prohibir la competencia en los servicios de transmisión continua, creando a AmazDisNet y tener un gobierno que los administre (el énfasis es en el aún). Si bien, dudo que alguien sano esté redactando disposiciones de cómo Netflix es un “servicio esencial” o “demasiado importante” para dejarse en manos de empresas privadas, les apuesto que alguien está ya quejándose de que Netflix y Disney son “demasiado grandes” como para dejarse sin políticos que interfieran.

Los mercados y la libre competencia son bellos debido a que permiten que los individuos y las empresas encuentren nuevas formas de satisfacer a los consumidores. Son aterradores para algunas empresas establecidas pues les impide arrinconar el mercado y así cosechar beneficios. Los mercados muestran que la gente puede y trabajará unida sin dirección alguna de -o sin necesidad de- políticos, y esa es la competencia suprema si usted es un político.

La proliferación y la competencia entre todos estos nuevos servicios de transmisión continua nos permite, como consumidores, ver siempre lo que queremos y lo que sea que queremos, por una fracción del precio de un tiquete para el cine. Al conectarse, estamos trabajando directamente con actores, directores, escritores y diseñadores. Esperemos que dure esta bella cooperación.

Zilvinas Silenas llegó a ser presidente de la Fundación para la Educación Económica (FEE) en mayo del 2019. Entre el 2011 y el 2019 sirvió como presidente del Instituto Lituano de Libre Mercado (LFMI), llevando la organización y su mensaje de reforma de política económica de libre mercado, al frente del discurso público de Lituania. De hecho, en ese papel, él y el LFMI ganaron dos prestigiosos Premios a la Libertad Templeton (2014 y 2016) por el Índice de Ejecución Municipal y el libro de texto Economía en 31 Horas, actualmente usado por el 80% de los estudiantes de colegio de Lituania. Silenas se graduó de economista en la Universidad Wesleyan y en la Universidad ISM de Administración y Economía, y ha servido en numerosos roles en enseñanza y asesoría. Él y su esposa Rosita viven en Atlanta, en donde disfrutan de explorar la campiña, asistir a actividades sociales y la ocasional invitación a juegos de basquetbol.