MÁS FALLONAZOS EN OBRAS PÚBLICAS

Por Jorge Corrales Quesada


Es crucial seguir llamando la atención de los ciudadanos al aparecer un caso nuevo de obras hechas o pagadas por el estado que no cumplen con los requisitos esperados para dichas obras. Esta vez, la Contraloría General de la República analizó si 48 proyectos desarrollados por la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) entre el 1 de enero del 2013 y el 30 de marzo del 2019, se habían hecho según lo esperado. Vale la pena señalar que en ese lapso se presentaron las emergencias del huracán Otto y de la tormenta Nate.

El informe de la Contraloría, según La Nación del 4 de diciembre, en su artículo “Contraloría llama atención a CNE por fallas de obras, indica que “se reconstruyeron 48 obras sin mecanismos que permitieran asegurar su calidad y oportunidad.” Si entiendo esta afirmación, no se sabe si es que las obras fueron bien hechas (su calidad) o a destiempo o si era conveniente hacerlas o no (oportunidad). Eso sin duda que inquieta a cualquier persona que considere que las obras que realiza el estado con el dinero de los ciudadanos, deben ser hechas con calidad; esto es, con propiedades que la gente subjetivamente aprecia en una cosa, comparada con otras similares. Asimismo, si era necesario y conveniente hacerlas en ese momento, pues, al usarse recursos escasos en algo, se dejan de usar en hacer alguna otra cosa (costo de oportunidad), que bien podría ser más urgente.

También, el medio indica que “en 11 proyectos, el costo final de las obras aumentó en promedio un 44% con respecto a lo reservado en el Fondo Nacional de Emergencias,” lo que significó que dichos aumentos requirieran de un gasto de ¢4.922 millones adicionales a lo previsto, que bien se podrían haber usado en muchas otras obras públicas posibles y deseables.

Se determinó que, de aquellos 48 proyectos, 44 (casi un 92%) se atrasaron un promedio de casi 8 meses (7.8 meses) de lo que consideró la CNE. Igualmente, que en 27 proyectos (más de la mitad de los analizados) “hubo órdenes de modificación por asuntos previsibles, como efectos de lluvias, materiales no incluidos y parámetros de diseños;” es decir, que no se previeron bien cosas básicas.

Por si fuera poco, no hubo forma de medir el desempeño en algunos de aquellos 48 proyectos, pues en 47 casos hubo un “uso incorrecto del cuaderno de bitácora” y, en 12, no hay “informes de inspección de la unidad ejecutora,” y en 2 casos las obras fueron dadas por recibidas “sin sujetarse a los términos de contratación.” En síntesis, francamente fue un desorden total.

El medio cita un ejemplo del mal manejo institucional de las obras. Se trata de “la reconstrucción de la ruta cantonal de aproximadamente 2.2 kilómetros entre Sarchí norte y Bajos del Toro, Alajuela,” cuyo costo ha aumentado en alrededor de ¢2.000 millones, habiéndose estimado inicialmente en sólo ¢260 millones. “Esta obra lleva más de seis años de atraso.” Sin duda ya le ha crecido hierba o le han salido pelos…

Y todo eso, no olvidemos, son costos que siempre terminan recayendo sobre los contribuyentes, ya sea con impuestos, con endeudamiento que después habrá que pagarse, o incluso con inflación. No hay nada gratis… ¿Irán a asumir la responsabilidad de lo expuesto aquellos que en esos momentos dirigían la CNE? Nada importa soñar…

Publicado en mis sitios de Facebook, Jorge Corrales Quesada y Jcorralesq Libertad, el 30 de diciembre del 2019.