POR QUÉ DEBERÍAMOS (LIBREMENTE) DAR A LOS POBRES EN ESTA NAVIDAD

Por Lawrence W. Reed

Fundación para la Educación Económica
Domingo 22 de diciembre del 2019


La verdadera compasión es ayudar a otros a partir de un sentimiento genuino de bondad y hermandad. No es pedirle a su legislador o congresista que lo haga por usted.

Con la Navidad a la vuelta de la esquina, es más que apropiado pensar acerca de ayudar al pobre. Después de todo, fue parte muy importante del mensaje del hombre por quien se celebra la festividad. He aquí mi opinión:

En las Escrituras, a los cristianos se les encomienda amar, orar, ser bondadoso, servir, perdonar, ser honesto, adorar al único Dios, aprender y crecer, tanto en espíritu como en carácter. Todas esas cosas han de ser muy personales. Deben provenir del corazón. No requieren de políticos, policía, burócratas, o partidos y programas políticos.

"Porque pobres tendréis siempre con vosotros y podréis hacerles bien cuando queráis,” dice Jesús en Mateo 26:11 y Marcos 14:7. Las palabras claves ahí son podréis hacerles bien y que queráis ayudar. Él no dijo: “Vamos a hacer que usted ayude, quiéralo o no.”

La cristiandad no es acerca de pasarle la tarea al gobierno cuando se trata de aliviar la situación de los pobres. Cuidar de ellos -lo que significa ayudarles a superarla, no pagarles para que sigan siendo pobres o hacerlos dependientes del estado- ha sido el hecho esencial en la vida de un verdadero cristiano durante 2.000 años.

¿QUÉ DICE LA BIBLIA?

Pero, no lo crea porque yo se lo digo. Considere lo que el apóstol Pablo dice en Segundo de Corintios 9:7: “Cada cual dé según el dictamen de su corazón, no de mala gana ni forzado, pues Dios ama al que da con alegría."

Durante todos sus extensos viajes, Pablo practicó lo que predicaba, cooperando para asistir a los necesitados que lo merecían. Nunca endosó la redistribución obligatoria como medio legítimo para ese fin. Hizo un contraste entre aquellos que personalmente ayudan y aquellos que hacen caridad como simple palabrería vacía o que tratan de imponérselo a otros.

Vale la pena reconocer que las sociedades más filantrópicas del mundo son también aquellas económicamente más libres. Eso resulta lógico al darse usted cuenta de que no puede darse cosas si, en primer lugar, alguien no las crea. Y, para producir bienes y servicios, ningún otro “sistema” se acerca remotamente a la libertad y los mercados libres. Así que, si quiere realmente ayudarle al pobre, debería apoyar la libertad y los mercados libres y a grupos como la FEE, que está educando a la gente en esas ideas.

Jesús claramente mantuvo que la compasión es un valor íntegro poseerlo, pero no conozco pasaje alguno en el Nuevo Testamento que sugiera que es un valor que él impondría por la fuerza o a punta de pistola (en otras palabras, por la política).

Algo de lo que es llamado “compasión” es el objeto genuino, y logra un mundo de bien; pero, mucho de lo que se llama “compasión” no es nada de eso, y da lugar a un mundo de perjuicio. El primero tiende a ser muy personal en su naturaleza, mientras que el segundo le endosa una carga involuntaria a alguien más.

LA COMPASIÓN GENUINA

La verdadera compasión es gente ayudándole a gente por un sentimiento genuino de bondad y hermandad. No es pidiéndole a su legislador o congresista que lo haga por usted. Y la disposición de una persona de gastar el dinero de otras, no es evidencia de que la persona es, como tal, compasiva; usualmente es exactamente lo contrario.

Si quiere determinar qué tan compasivo es un individuo, está perdiendo el tiempo si usted le pregunta por quién piensa votar; en vez de ello, usted debería preguntarle qué contribuciones de caridad ha hecho y si últimamente ha hecho algún trabajo voluntario.

Lo que hizo bueno al famoso Buen Samaritano fue que él personalmente ayudó. Si hubiera simplemente aconsejado al infeliz compañero que se mantuviera hasta que llegara un cheque del gobierno, nadie, a esta fecha, tendría las agallas de llamarlo otra cosa sino el Bueno para Nada Samaritano.

El desaparecido juez de la Corte Suprema de los Estados Unidos, Antonin Scalia, opinó que “La transformación de la caridad en una prestación legal ha producido donantes sin amor y quienes los reciben sin gratitud.” Amén. Él estaba exactamente en lo correcto, lo cual es un comentario triste acerca de nuestros tiempos y actitudes.

Así que, al aproximarse la festividad de la Navidad, saludo a las muchas personas y organizaciones que ponen su tiempo y dinero en donde están sus bocas, en vez de la de alguien más.

Para una lectura adicional, ver:


Lawrence W. Reed es presidente emérito y compañero senior Familia Humphreys de la Foundation for Economic Education y autor de los libros Real Heroes: Incredible True Stories of Courage, Character, and Conviction y Excuse Me, Professor: Challenging the Myths of Progressivism. Follow on Twitter and Like on Facebook.