3 IDEAS DAÑINAS QUE ESTÁN DEBILITANDO A MI GENERACIÓN

Por Tyler Brandt

Fundación para la Educación Económica
Jueves 12 de diciembre del 2019


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, con letra en roja y subrayada, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/3-harmful-i...my-generation/

Un mundo inmerso en inquietudes paranoicas acerca de la seguridad, distorsiona la perspectiva de uno, lo que va en detrimento de la habilidad para funcionar y progresar.

Es una época difícil para la Generación Z [Nota del traductor: Grupo demográfico que sigue después de la generación milenaria]. Los problemas de salud mental, en específico, desórdenes emocionales como depresión y ansiedad, están disparándose como un cohete. La Generación Z es la menos probable (least likely) que reporte una salud mental buena o excelente y la más probable que reporte una salud mental mala o regular. Las tasas de suicidio para adolescentes y jóvenes adultos estadounidenses (US teens and young adults) son las más altas jamás se registradas (highest ever).

Como un miembro de 23 años de la Generación Z, que ha lidiado personalmente con estos asuntos y ha visto el impacto sobre amigos y personas amadas, eso rompe mi corazón.

En el camino por mejorar mi salud mental y tratar de ayudar a otros, mi viaje me ha conducido a buscar explicaciones acerca de por qué las cosas han empeorado tanto y encontré una hipótesis convincente en el trabajo del psicólogo social Jonathan Haidt y del académico legal Greg Lukianoff.

En el libro del cual ambos son coautores, The Coddling of the American Mind: How Good Intentions and Bad Ideas Are Setting Up a Generation for Failure (La transformación de la mente moderna; Cómo las buenas intenciones y las ideas están condenando a una generación al fracaso), Haidt y Lukianoff examinan el problema de salud mental de la Generación Z. Afirman que los jóvenes han estado inmersos en un mundo caracterizado por inquietudes paranoicas acerca de la seguridad, lo que distorsiona sus pensamientos y va en detrimento de su bienestar mental.

“Muchos estudiantes universitarios están aprendiendo a pensar en formas distorsionadas y eso aumenta su probabilidad de ser frágiles, ansiosos y fácilmente dañados,” dicen ellos.

Haidt y Lukianoff afirman que “tres Grandes Falsedades” impactan negativamente el bienestar mental de la juventud actual. Proponen maneras de contrarrestar esas falsedades, lo que, a su vez, producirá una vida más feliz y mucho mejor ajustada. Las Grandes Mentiras son:

1. La Falsedad de la Fragilidad: Lo que no lo Mata, lo Debilita

2. La Falsedad del Razonamiento Emocional: Siempre Confíe en sus Sentimientos

3. La Falsedad de Nosotros Versus Ellos: La Vida es una Batalla entre Gente Buena y Gente Mala

Y, para calificar como una Gran Falsedad, tiene que reunir tres criterios:

1. Contradice la antigua sabiduría (ideas ampliamente encontradas en literatura de sabiduría de muchas culturas)

2. Contradice la investigación psicológica moderna acerca del bienestar

3. Daña a los individuos y comunidades que la abrazan

LA MENTIRA DE LA FRAGILIDAD: LO QUE NO LO MATA, LO DEBILITA

Fue el filósofo Friedrich Nietzsche quien dijo, “Aquello que no nos mata, nos hace más fuertes.” Las palabras de Nietzsche podrían ser la antítesis del sentimiento actual.

Para dar un ejemplo biológico de que lo que no nos mata, nos hace más fuertes, Haidt y Lukianoff discuten las tasas crecientes de alergias al maní. Hasta mediados de la década de los noventa, las alergias al maní eran muy raras (sólo 4 de cada 1.000 pequeños de menos de ocho años de edad, tenían una). Pero, para el 2008, la tasa se había triplicado. ¿Por qué? Haidt y Lukianoff señalan que,

“las alergias al maní estaban surgiendo precisamente porque padres y maestros habían estado protegiendo a los niños de exponerlos al maní, atrás en los noventas.”

En el 2015, se hizo un estudio de 640 infantes propensos a la alergia, por el cual la mitad del grupo fue expuesto al maní hasta la edad de cinco y la mitad restante fue protegida. Sólo un tres por ciento del grupo expuesto desarrolló una alergia, mientras que el 17 por ciento del grupo protegido desarrolló una.

Así que, en un intento de proteger a niños del daño, en la realidad les podemos causar más daño. Eso no es sólo cierto de sistemas biológicos, sino también es verdad en sistemas políticos y económicos. Nassim Nicholas Taleb, autor del libro Antifragile [Antifrágil], lo puso de esta manera:

“Así como pasar un mes en la cama… conduce a la atrofia muscular, se debilitan sistemas complejos, incluso asesinados cuando se les priva de factores estresantes. Mucho de nuestro mundo moderno, estructurado, nos ha venido dañando con políticas y artilugios desde arriba hacia abajo… que hacen precisamente eso: e insultan la antifragilidad de los sistemas. Esta es la tragedia de la modernidad: tal como con padres neuróticamente sobreprotectores, aquellos que están tratando de ayudar, a menudo nos están dañando más.”

Haidt y Lukianoff conectan este deseo de evitar las amenazas al surgimiento de la “ultraseguridad” [“safetyism”], caracterizado por (characterized by) espacios seguros, desencadenamiento de advertencias, micro agresiones, equipos de respuesta sesgada, “matrices de opresión,” y la llamada “call-out culture” [Nota del traductor: ambiente en que los clientes son empoderados para exponer sus sentimientos de frustración hacia el comportamiento de una marca o una figura pública]. Dentro de aquella cultura, muchos son guiados a creer que son frágiles y que necesitan de una protección constante ante el mundo externo. Eso ha hecho que mucha gente joven desarrolle tendencias de extrema cautela y neurosis, por lo que ellos evitan que circunstancias desafiantes les causen daño.

Así que, al igual que evitar el maní en una edad temprana puede dañarnos en el largo plazo, evitar opiniones y conversaciones “inseguras” puede dañarnos al hacernos hipersensibles a todo. Es fácil ver cómo un clima como este, puede contribuir a la ansiedad. A la gente joven se le enseña a ver daño y peligro en donde no hay ninguno.

Para contrarrestar la tendencia hacia la fragilidad, Haidt y Lukianoff nos estimulan a que “[busquemos] desafíos (en vez de eliminar o evitar todo lo que se siente como ‘inseguro.’)”

LA MENTIRA DEL RAZONAMIENTO EMOCIONAL: SIEMPRE CONFÍE EN SUS SENTIMIENTOS

La segunda Gran Falsedad ha sido el triunfo del razonamiento emocional, por el cual los sentimientos subjetivos son proclamados por encima de la verdad objetiva. Si bien podría ser bueno que la juventud de hoy esté más en contacto con sus emociones, que generaciones previas, los autores alegan que ha habido una sobre corrección. En la realidad, hemos le hemos restado importancia al poder de la objetividad y la racionalidad y hemos elogiado la falsedad de siempre confiar en nuestros sentimientos.

Haidt y Lukianoff lo explican de esta manera,

“Los sabios en muchas sociedades han convergido en la idea de que los sentimientos son siempre convincentes, pero no siempre confiables. A menudo distorsionan la realidad, nos privan de nuestras ideas e innecesariamente dañan nuestras relaciones. La felicidad, la madurez e incluso la ilustración requieren que rechacemos la Falsedad del Razonamiento Emocional y, en vez de ello, que aprendamos a cuestionar nuestros sentimientos. Los sentimientos, en sí, son reales y, algunas veces, nos alertan a verdades que nuestra mente consciente no ha notado, pero, algunas veces, nos conducen por un mal camino.”

En mi experiencia, los sentimientos son importantes e, incluso, esenciales. Por ejemplo, cuando mi estómago hace ruidos, es señal de que tengo hambre. Yo decido comer y alimentarme. Si no atendí el sentimiento de hambre de mi cuerpo, perdería energía. Por tanto, poner atención a un mal sentimiento me hace mejor.

Pero, algunas veces, los sentimientos son sólo algo que está allí y no son reflejo de la realidad. Cuando tengo un brote de ansiedad, mis sentimientos me dicen, “¡Algo está mal! ¡Póngale atención ahora! ¡Asegúrese que no está sufriendo un ataque al corazón! En realidad, no voy a morir; es sólo mi mecanismo de pelear o huir, activado en un momento inapropiado. Si confiara en mi ansiedad todo el tiempo, pensaría que estoy en un peligro constante. Ese no es el caso.

Desafortunadamente, se está haciendo más frecuente que la gente joven piense que está en un peligro constante. Específicamente, Lukianoff notó eso después de que se revisó a sí mismo en Terapia de Comportamiento Cognitivo (TCC) y se dio cuenta de que los patrones de pensamiento que él había enseñado que se evitaran, estaban afectando a la sociedad como un todo. Aprendió que los pensamientos irracionales y persistentes pueden ocasionar creencias y emociones negativas. Pero, al practicar el CBT, uno puede ser entrenado a pensar en formas más productivas de sobreponerse a sentimientos negativos.

Algunos patrones de pensamiento negativo específicos incluyen, pero no se limitan a (aren’t limited to) los siguientes:

  • Razonamiento Emocional: Dejar que sus sentimientos guíen su interpretación de la realidad. “Siento ansiedad; por tanto, este ambiente es peligroso.”
  • Catastrofización: Enfocarse en el peor resultado posible y verlo como el más posible. “Si fallo este examen, nunca obtendré un empleo.”
  • Sobregeneralizar: Percibir un patrón global de negativos basado en un único incidente. “Siempre fracaso en todo lo que intento.”
  • Pensamiento Dicotómico: Ver acontecimientos o personas en términos de todo o nada. “Nadie quiere jamás andar conmigo.”
  • Lectura de la Mente: Asumir que usted sabe lo que la gente piensa, sin tener suficiente evidencia de sus pensamientos. “Mi jefe probablemente piensa que soy incompetente.”

Así que, imagine si una persona exhibió estos patrones de pensamiento distorsionado. Fácilmente podría ver cómo eso los haría más ansiosos y deprimidos. Tal vez usted puede notar algunas distorsiones que usted exhibe. Ciertamente yo lo hago.

Para contrarrestar la tendencia de razonamiento emocional, Haidt y Lukianoff nos estimulan a que “[Nos liberemos] de las distorsiones cognitivas (en vez de siempre confiar en [nuestros] sentimientos iniciales.)”

LA MENTIRA DE NOSOTROS VERSUS ELLOS: LA VIDA ES UNA BATALLA ENTRE GENTE BUENA Y GENTE MALA

Justo cuando podemos estar viviendo el opuesto del aforismo de Nietzsche de que “lo que no lo mata,” también podemos estar viviendo el opuesto de la proclama (proclamation) de Aleksandr Solzhenitsyn, que

“la línea que separa al bien y el mal pasa no a través de estados, ni entre clases, ni tampoco entre partidos políticos -sino exactamente a través de cada corazón humano- y a través de todos los corazones humanos.”

La última Gran Falsedad se remonta a una de las formas distorsionadas de pensamiento -el pensamiento dicotómico- que la TCC trata de corregir. ¿Podría ser cierto que la Generación Z tiene una salud mental peor porque mira a la gente (y a los acontecimientos) en toda su crudeza? Para responder a la pregunta, Haidt y Lukianoff analizaron el surgimiento de la política de identidad y el resurgimiento del pensamiento tribal.

En vez de pensar en términos de una política de identidad de la “humanidad en común,” que humaniza a gente de diferentes grupos, Haidt y Lukianoff aseveran que existe un incremento de la política de identidad del “enemigo en común,” que identifica a un enemigo en común para ampliar y motivar a la tribu de uno. (Piense en la demonización de los judíos de Hitler para expandir el Tercer Reich.)

Para mostrar cómo opera actualmente la política de identidad del enemigo en común, Haidt y Lukianoff proveen un ensayo escrito por un estudiante latino en la Universidad del Estado de Texas, aparecido en el periódico de la escuela, en donde el autor afirma que,

“Ontológicamente hablando, la muerte blanca significará la liberación de todos... Hasta ese entonces, recuerde esto: Lo odio porque usted no debería existir. Usted es ambos, tanto el aparato dominante sobre el planeta, como el vacío en donde todas las otras culturas, al reunirse, mueren.”

Haidt y Lukianoff aclaran que el estudiante estaba pidiendo un genocidio cultural, dando a entender la disolución de la cultura de la “blancura,” en vez del genocidio verdadero; pero, aun así, las palabras del estudiante demuestran la falsa dicotomía de gente buena versus gente mala. Sus palabras evidencian que él fracasa en ver a los individuos en vez de tribus y, al agruparlos en un subconjunto que ve como “malo,” insinúa que igualmente todos ellos son “malos.”

En cuanto a lo que explica el resurgimiento de este tipo de pensamiento, Haidt y Lukianoff afirman que es una forma de “enfoques marxistas (Marxist approaches) al análisis social y político.”

El análisis postula que,

“cuando el poder se percibe como que es mantenido por un grupo sobre otros, hay una polaridad moral: los grupos vistos como poderosos, son malos, en tanto que los grupos vistos como oprimidos, son buenos.”

Imagínese ser estimulado constantemente a ver a la gente en términos de identidad de grupo y etiquetar esos grupos como buenos o malos, con base en su posición de poder percibida. Usted iría constantemente por el mundo identificando a gente como amenazas potenciales. Una visión del mundo como esa es tóxica y podría ser una de las fuentes de la pobre salud mental de la Generación Z.

Para contrarrestar la tendencia de la gente buena versus la gente mala, Haidt y Lukianoff nos estimulan a “[Tener] una visión generosa de otra gente, y [buscar] detalles (en vez de asumir lo peor acerca de la gente dentro de una moralidad simplista de nosotros versus ellos).”

OBSERVE SUS PENSAMIENTOS, LIBÉRESE USTED MISMO

Después de leer The Coddling of the American Mind, noté todo tipo de patrones distorsionados de pensamiento y trabajé para cambiar mi visión del mundo. Estoy lejos de la perfección, pero, poner en práctica las sugerencias de Haydt y Lukianoff, ha tenido un impacto positivo en mi bienestar.

Le reto a que usted observe sus pensamientos e identifique áreas en donde su pensamiento podría mejorar. El cambio empieza de abajo hacia arriba y si, como yo, usted desea que la gente joven sufra menos y que mejore la salud mental de ellos, trabajar en su propio bienestar es el inicio de esa transformación.

Como dije en un artículo previo (previous article) acerca del poder de la mejora individual,

“Tan pronto como usted empieza a mejorar, lo notarán otros a su alrededor. Con suerte, su crecimiento inspira a gente en su esfera inmediata para crecer a la par suya. Pero, si alguien quiere derribarlo por celos, no deje que eso le distraiga. Todo lo que usted puede hacer es ofrecer un ejemplo luminoso para aquellos que están listos para seguirlo.”

Tyler Brandt es un Editor Asociado de la Fundación para la Educación Económica. Es graduado de la Universidad de Wisconsin en Madison, con un bachillerato en Ciencias Políticas. En la universidad, Taylor fue un embajador en la ciudad universitaria de la Fundación para la Educación Económica, presidente en el campus del capítulo de Young Americans for Liberty e investigador interno del Instituto John K. MacIver de Política Pública.