POR QUÉ LA LIBERTAD ECONÓMICA ES JUSTAMENTE TAN IMPORTANTE COMO LA LIBERTAD RELIGIOSA

Por Kevin Baldeosingh

Fundación para la Educación Económica
Lunes 28 de octubre del 2019

NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, con letra subrayada, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/why-economi...gious-freedom/

Mientras que los bienes espirituales provistos por la religión son importantes, también lo son los bienes físicos y reales provistos por el mercado libre.

El sin esperanzas candidato presidencial Beto O’Rourke ha sido castigado por la Derecha (Right) y la Izquierda (Left) e incluso por ateos (atheists), por su afirmación en el debate del Partido Demócrata del 10 de octubre, que a las organizaciones religiosas que discriminan contra el matrimonio del mismo sexo se les debería quitar su estatus de exentas de impuestos. No obstante, nadie pareció darse cuenta que, también, O’Rourke intencionalmente había admitido que los impuestos son una herramienta para penalizar a los ciudadanos que no siguen los dictados del estado.

En los 137 años posteriores a la Declaración de Independencia ningún estadounidense pagó el impuesto federal sobre los ingresos. El gobierno obtuvo ingresos sólo mediante aranceles y otros impuestos indirectos, y la Constitución tuvo que ser reformada en 1913 (amended in 1913) para legalizar un impuesto directo. Las iglesias conservaron su estatus de exentas, pero el impuesto al ingreso fue puesto sobre todos los demás.

Así que, poniendo impuestos mayores o reduciéndolos es cómo los políticos pueden obtener contribuciones o votos para sus campañas. Y, a menudo, es el caso que la amenaza de altos impuestos es la forma más efectiva para que los políticos logren que las empresas hagan lo que ellos quieren. Por ejemplo, en su libro Crony Capitalism in America, el administrador de inversiones Hunter Lewis cita el caso de dos senadores demócratas que planeaban introducir un nuevo impuesto a los fondos de cobertura.

LA EXENCIÓN DE IMPUESTOS A GRUPOS RELIGIOSOS

Como resultado, el Partido Demócrata obtuvo el doble de contribuciones para campañas, provenientes de fondos de cobertura de Wall Street, que lo obtenido por los republicanos en el 2008-2009, y el plan propuesto nunca llegó siquiera a discutirse en el Senado. Lewis dice que eso se debió a que

“las leyes tributarias se mantienen siendo más y más amplias y más impenetrables… entre más vagas y complejas sean, es más fácil intercambiar arreglos y provisiones especiales a cambio de dinero o asistencia para campañas.”

Las organizaciones religiosas han disfrutado de exenciones tributarias precisamente para evitar tales arreglos políticos turbios. Eso no significa que se diga que no había una motivación política: Al no cobrar impuestos a grupos religiosos, los políticos esperaban obtener de ellos el apoyo en bloque. Pero, la justificación ostensible para las exoneraciones es que las organizaciones religiosas brindan servicios que mejoran el bienestar social y así contribuyen al bien público, de forma tal que paga por los ingresos tributarios no percibidos.

Pero, ¿no se aplica también esta lógica a organizaciones seculares y, de hecho, a ciudadanos individuales? Después de todo, las empresas exitosas, por definición, brindan bienes y servicios que contribuyen al bienestar de la gente. Si la empresa no sirve al bienestar de la gente (definido por la persona cliente habitual de la firma), los usuarios dejan de comprar sus bienes y servicios y la compañía cierra. Al poner el gobierno impuestos a una empresa, estos se agregan a los gastos de la firma e incluso puede distorsionar la competencia entre firmas, lo que significa que las necesidades de los clientes no se satisfacen tan eficientemente como lo podían haber sido.

Un comentarista inclinado a la izquierda incluso aplicó esta misma lógica a las organizaciones religiosas, para argüir en favor de que las iglesias no tengan que pagar impuestos.

“Para muchas instituciones religiosas, este es un asunto legítimamente existencial ̶ pagar impuestos sobre la propiedad, impuestos al ingreso de las empresas (suponiendo que ellas logran más que salir tablas) y perder la habilidad de recolectar donaciones deducibles de impuestos, constituiría un daño financiero masivo,”

escribió Jordan Weissmann en la revista Slate.

LA SEPARACIÓN ENTRE IGLESIA Y ESTADO

Pero, ¿qué significa esto, excepto que tales grupos no tienen suficientes adherentes para cumplir con sus gastos y pagar impuestos? Según criterios estándares, estas organizaciones religiosas no tienen suficiente membresía como para justificar su existencia. Aún así, el criterio para las empresas es que ellas deban tener suficientes clientes para cumplir con todos sus gastos generales y todavía darle dinero al estado. Sin embargo, el punto básico de Weissmann no está equivocado, en el sentido de que las iglesias son prósperas parcialmente debido a su estatus exento de impuestos.

Un estudio del 2008 de Jonathan Fox y Ephraim Tabory que midió la regulación estatal a la religión en 81 países, encontró que, entre más interviene el gobierno en el mercado de la religión, menos gente asiste a la iglesia y hay una menor posibilidad de que aquella se considere a sí misma como religiosa. Así, el hecho de que la religión luterana es la iglesia del estado en Dinamarca, Suecia y Noruega, puede explicar por qué esos países obtienen las calificaciones más altas en secularismo, mientras que, en el mercado libre de los Estados Unidos la religiosidad es la más alta que en cualquier otra nación desarrollada y hay pastores evangélicos multimillonarios.

Mientras que los bienes espirituales provistos por la religión son importantes, también lo son los bienes físicos y reales provistos por el mercado libre. La Heritage Foundation, en su Índice de Libertad Económica del 2019 (2019 Index of Economic Freedom), hace ver que
“La gente en las sociedades económicamente libres viven más tiempo, tienen mejor salud, están en capacidad de administrar mejor el ambiente y de llevar más allá a las fronteras del logro humano en ciencia y tecnología, por medio de una mayor innovación.”

Las economías calificadas como “libres” o “mayormente libres” disfrutan de ingresos que son más del doble de los niveles promedio en todos los otros países y más de cinco veces mayores que los ingresos de economías “reprimidas.”

La historia muestra que la separación de la iglesia y el estado es un principio que ayuda a una nación a mantener el progreso y la paz. La economía muestra que la separación del estado y el sector privado debería ser igualmente sacrosanta.

Kevin Baldeosingh es un escritor y autor profesional. Principalmente escribe sobre economía, educación y crianza. Es padre de dos pequeños niños.