Recomiendo su lectura por clara y al grano del significado del Muro socialista de Berlín.

30 AÑOS DESPUÉS DE LA CAÍDA DEL MURO DE BERLÍN, LAS EQUIVOCACIONES AÚN IMPULSAN AL SOCIALISMO


Por Zilvinas Silenas

Fundación para la Educación Económica
Martes 19 de noviembre del 2019


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, con letras en rojo, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/30-years-af...ive-socialism/

Que el surgimiento del socialismo del siglo XX empezó con una falsedad, es apropiado, pues la base moderna también es edificada sobre todo en una ficción.

Una cosa que todo mundo recuerda acerca de la Revolución de Octubre de 1917, la cual llevó a Vladimir Lenin al poder, es que los bolcheviques derrotaron al zar, un monarca incompetente que había manejado mal a Rusia.

El problema es que eso no es lo que sucedió.

En primer lugar, porque el acontecimiento fue el 7 de noviembre, según el calendario moderno, no en octubre. En segundo lugar, Lenin y sus insurgentes no derrocaron al régimen zarista. Pocos parecen recordar que el Zar Nicolás II había sido acabado en febrero de 1917. Cuando Lenin ordenó fríamente que Nicolás y su familia fueran ejecutados sin juicio alguno, en Ekaterinburgo en julio del 1918, el zar había estado fuera del poder por más de un año. Lo que los bolcheviques derribaron en la realidad fue algo que se asemejaba a una democracia moderna, con un parlamento y un gobierno electos.

Que el surgimiento del socialismo (socialism) del siglo XX empezó con una falsedad es apropiado, pues la base moderna también es edificada sobre todo en una ficción.

LAS REALIDADES DEL SOCIALISMO

Más de un siglo después de que los bolcheviques tomaron el poder -y 30 años después de que su experimento fracasó (their experiment failed) para que todos lo vieran- continúan las interpretaciones erradas.

Nuevas encuestas muestran (show) que tantos como un 70 por ciento de los mileniales le daría el voto a un socialista pues ha oído cuán equitativo y fructífero es el sistema. Hoy, pocos parecen entender tan sólo qué tan horrenda era la vida bajo el socialismo.

Como alguien que nació y fue creado en el lado equivocado del Muro de Berlín, permítanme decirles: La vida diaria era mala. No estoy hablando acerca de la policía secreta, la censura, la adulación obligada o los agentes de la KGB entre estudiantes (mi madre fue marcada como “anarquista,” lo que significa que no tenía posibilidades de una carrera). Incluso las actividades más mundanas, como comprar comida, eran un desafío. Escaseces, déficits y filas, filas, filas. Si usted veía una fila, automáticamente se metería a hacerla, sin preguntarle a la gente para qué estaba haciendo fila. ¡Debía ser para algo bueno!

Bajo el socialismo, “bueno” tenían un significado totalmente distinto. La absoluta mayoría de los bienes de consumo eran imitaciones horribles de mercadería de Occidente. La lista de espera para comprar un carro era de alrededor de siete años. Un permiso para comprar un televisor a colores, a menudo se obtenía en rifas de los sindicatos. Se les daba la preferencia a aquellos con conexiones con el Partido Comunista o jefes de los sindicatos.

Quienquiera que estudiara economía podría verse tentado a pensar que, tal vez, esos bienes tenían precios malos; los precios eran puestos demasiado bajos, la demanda excedía a la oferta y, por tanto ̶ las filas. Pero, los precios de los bienes de consumo que el gobierno socialista establecía, eran ridículamente altos. Un televisor costaba entre 600 y 700 rublos, mientras que el salario mensual era de alrededor de 150 rublos. Estimaciones modernas (Modern estimations) de cuánto tiempo tenía uno que trabajar para comprar bienes de consumo en la Unión Soviética señalan lo siguiente: un televisor tomaba 713 horas (4.4 meses), un refrigerador, 378 horas (2.3 meses), un impermeable 77 horas (casi dos semanas), los zapatos 33 horas (casi una semana).

En cambio, un estadounidense típico tenía que trabajar 86 horas para adquirir un televisor, 83 horas para un refrigerador y ocho horas para los zapatos.

¿Tal vez bajo el socialismo había más igualdad de ingresos? En realidad, no. Ciertamente, usted puede medir la desigualdad de ingreso oficial, que mostraba un coeficiente de Gini (GINI) de 0.3 -un método para medir la desigualdad del ingreso- no muy diferente del de países actuales de Occidente.

Pero, ¿cómo toma en cuenta usted cosas como las tiendas especiales para los miembros del Partido, adonde a la gente regular no se le permitía entrar? ¿O rifas en donde a los miembros del Partido se les daba preferencia?

POR QUÉ LA GENTE DERRIBÓ EL MURO CON SUS MANOS DESNUDAS

¿Qué tienen que ver con la actualidad estas recapitulaciones de historia colegial y recuerdos de quienes en realidad vivieron bajo el socialismo (memories of those who actually lived under socialism)? Llámelo una reacción ante el horror que uno escucha al oír a políticos estadounidenses electos (elected American politicians) declarar que el socialismo es cosa buena ̶ que los Estados Unidos necesitan socialismo. Es como ser un alemán muy anciano y al que se le dice que vestir a jóvenes vándalos con camisas cafés y dejarlos sueltos en las calles, mejorará la seguridad ciudadana. Es como ser un superviviente de Chernobyl y escuchar que la seguridad nuclear es para los hippies.

El socialismo fue, es y continuará siendo un fracaso en todo, excepto en mantener al pueblo detrás de Muros de Berlín, cortinas de hierro y alambradas de púas. La pobreza, la desigualdad, el desprecio por la dignidad humana y la vida humana ̶ esa era la vida de diaria bajo el socialismo, no una hermandad e igualdad.

Hay razón por la cual la gente derribó el Muro de Berlín con sus manos desnudas al momento de darse cuenta de que no se les dispararía. No repitamos esos errores 30 años más tarde.

Zilvinas Silenas llegó a ser presidente de la Fundación para la Educación Económica (FEE) en mayo del 2019. Entre el 2011 y el 2019 sirvió como presidente del Instituto Lituano de Libre Mercado (LFMI), llevando la organización y su mensaje de reforma de política económica de libre mercado, al frente del discurso público de Lituania. De hecho, en ese papel, él y el LFMI ganaron dos prestigiosos Premios a la Libertad Templeton (2014 y 2016) por el Índice de Ejecución Municipal y el libro de texto Economía en 31 Horas, actualmente usado por el 80% de los estudiantes de colegio de Lituania. Silenas se graduó de economista en la Universidad Wesleyan y en la Universidad ISM de Administración y Economía, y ha servido en numerosos roles en enseñanza y asesoría. Él y su esposa Rosita viven en Atlanta, en donde disfrutan de explorar la campiña, asistir a actividades sociales y la ocasional invitación a juegos de basquetbol.