Démonos cuenta a tiempo de esta desgracia, pues ya hay burócratas que intentan sancionar la libre expresión al quienes la autorizan y en las redes ya me han aparecido algunos.

LOS ORÍGENES DE LA POLICÍA DEL PENSAMIENTO- Y POR QUÉ ELLA NOS ASUSTA

Por Jon Miltimore

Fundación para la Educación Económica
Viernes 15 de noviembre


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, con letras en rojo, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/the-origins...they-scare-us/

En cierto sentido, “1984” es un libro principalmente acerca de la capacidad humana para mantenernos asidos a la verdad, frente a la propaganda y el poder.

Hay cantidad de cosas que no son placenteras en la novela distópica de George Orwell, 1984. Pantallas que espían. Tortura y propaganda. Ginebra Victoria y Café Victoria siempre sonaban particularmente atroces. Y allí está la úlcera varicosa de Winston Smith, aparentemente (apparently) símbolo de su humanidad (o algo así), la que siempre parece estar “palpitando.” Asqueroso.

Nada de esto suena como particularmente muy agradable, pero no es la peor cosa en 1984. Para mí, la parte más aterrorizante era que usted no podía sacar de su mente al Gran Hermano.

A diferencia de otros totalitarios del siglo XX, los autoritarios en 1984 no están muy interesados en controlar el comportamiento o la expresión. Por supuesto que lo hacen, pero es sólo un medio para un fin. Su objetivo real es controlar la materia gris que está en medio de las orejas.

“Cuando por fin te rindas a nosotros, tendrá que impulsarle a ello tu libre voluntad,” le dice O’Brien (el muchacho malo) al protagonista Winston Smith, casi al final del libro.

“No destruimos a los herejes porque se nos resisten; mientras nos resisten no los destruimos. Los convertirnos, captamos su mente, los reformamos.”

La herramienta del Gran Hermano para hacer esto es la Policía del Pensamiento, también conocida como la PolPen [Nota del traductor: “ThinkPol” en el original en inglés, en lo que en el libro de Orwell se conoce como el NewSpeak o NeoLingo], que tiene como tarea erradicar y penalizar los pensamientos no aprobados. Vemos cómo funciona esto cuando el vecino de Winston, Parsons, un molesto sicofante del Partido, es reportado a la Policía del Pensamiento por su propia hija, quien le escuchó cometer un crimen de pensamiento mientras dormía.

“Era mi pequeña hija,” le dice Parsons a Winston, quien le había preguntado quién le había denunciado. “Estaba escuchando por el agujero de la cerradura. Me oyó decir aquello y llamó a la patrulla al día siguiente. No se le puede pedir más lealtad política a una niña de siete años, ¿no te parece?”

¿QUIENES FORMAN ESTAS POLICÍAS DEL PENSAMIENTO?

No sabemos mucho acerca de la Policía del Pensamiento y, algo de lo que podemos pensar que conocemos, en realidad puede no ser cierto, pues lo que Winston aprende viene del Partido Interior, y ellos mienten.

Lo que sabemos es esto: La Policía del Pensamiento es la policía secreta de Oceania -la tierra ficticia de 1984, que probablemente consiste del Reino Unido, las Américas y parte de África- que usa la vigilancia e informantes para monitorear los pensamientos de los ciudadanos. También, la Policía del Pensamiento utiliza la guerra psicológica y operaciones de bandera falsa, para atrapar a librepensadores o a los inconformes.

Aquellos que se desvían de la ortodoxia del Partido son penalizados, pero no asesinados. La Policía del Pensamiento no quiere matar a los inconformes, tanto como quebrarlos. Esto sucede en la Habitación 101 del Ministerio del Amor, en donde los prisioneros son reeducados por medio de la degradación y la tortura. (Un agregado simpático; el nombre Habitación 101 aparentemente fue inspirado en (apparently was inspired) un salón de conferencias en la BBC, en el cual Orwell era obligado a sufrir reuniones largamente tediosas.)

LOS ORÍGENES DE LA POLICÍA DEL PENSAMIENTO

Orwell no creó de la nada a la Policía del Pensamiento. Estaba inspirada, al menos en algún grado, en sus experiencias (his experiences) en la Guerra Civil Española (the Spanish Civil War) (1936-1939), un acontecimiento complicado y confuso. En realidad, lo que usted necesita saber es que no había muchachos buenos y que terminó con anarquistas orientados hacia la izquierda y con los Republicanos en España, aplastados por sus jefes supremos comunistas, lo que ayudó a los fascistas a ganar.

Orwell, un socialista idealista de 33 años de edad cuando empezó el conflicto, apoyó a los anarquistas y los leales que luchaban en favor de la tendente hacia la izquierda, Segunda República Española, que recibía la mayor parte de su apoyo de la Unión Soviética y de José Stalin. (Eso puede sonar mal, pero tenga en mente que los nazis estaban al otro lado.) Orwell describió la atmósfera en Barcelona, en diciembre de 1936, cuando todo parecía ir bien para su lado.

“Los anarquistas seguían manteniendo el control virtual de Cataluña y la revolución estaba aún en pleno apogeo… Por primera vez en mi vida, me encontraba en una ciudad donde la clase trabajadora llevaba las riendas,”

“[Las] las paredes ostentaban la hoz y el martillo… en toda tienda y en todo café se veían letreros que proclamaban su nueva condición de servicios socializados.”

Todo eso cambió muy rápidamente. Stalin, un compañero algo paranoico, estaba empeñado en que la España Republicana fuera leal a él. Las facciones y líderes que fueran percibidas como leales a su exilado rival comunista, Leon Trotsky, eran liquidados. Comunistas leales se vieron denunciados como fascistas. Los inconformes y “los incontrolables” fueron desaparecidos.

Orwell nunca olvidó (never forgot) las purgas ni el flujo constante de mentiras y propaganda diseminadas por periódicos comunistas durante el conflicto. (Para ser justo, los opositores Nacionalistas también usaron la propaganda y las mentiras (also used propaganda and lies.)) La NKVD de Stalin no era exactamente como la Policía del Pensamiento -la NKVD mostraba menos paciencia (less patience) con sus víctimas-pero ellos ciertamente ayudaron a inspirar la policía secreta de Orwell.

No obstante, la Policía del Pensamiento no era todo propaganda y tortura. Ella también surge de las ideas de Orwell acerca de la verdad. Durante su tiempo en España, él vio como el poder podía corromper la verdad y compartió estas reflexiones en su trabajo George Orwell: My Country Right or Left, 1940-1943.

“…vi reportajes de periódicos que no tenían relación alguna con los hechos, ni siquiera la relación implícita en una mentira ordinaria. Vi reportadas grandes batallas en donde no hubo lucha alguna, y un silencio total cuando cientos de hombres habían sido asesinados. Vi a tropas que habían luchado valientemente, ser denunciadas como cobardes y traidoras, y otras que nunca, siquiera vez alguna, se les había visto hacer un disparo, ser aclamados como los héroes de victorias imaginarias; y vi a periódicos en Londres volviendo a narrar estas mentiras y a intelectuales ambiciosos construir superestructuras emotivas acerca de acontecimientos que nunca habían sucedido.”

En resumen, el roce de Orwell con el totalitarismo le dejó preocupado (worried) pues “el propio concepto de una verdad objetiva estaba desapareciendo del mundo.”

Esto le asustó. Mucho. Él, de hecho, escribió, “Este tipo de cosas me asusta.”

Finalmente, la Policía del Pensamiento también se inspiró en la lucha humana por la auto honestidad y la presión por el sometimiento. “El individuo siempre ha tenido que luchar para no ser abrumado por la tribu,” en una ocasión lo hizo ver Rudyard Kipling.

La lucha por ser honesto con uno mismo también fue experimentada por Orwell, quien escribió (wrote) acerca de “las fétidas pequeñas ortodoxias” que compiten por el alma humana. Orwell se enorgullecía de sí mismo por su “poder para encarar hechos no placenteros” -algo raro en los humanos- aún cuando eso, a menudo, le afectó en la sociedad británica.

En cierto sentido, 1984 es básicamente un libro acerca de la capacidad humana para mantener un asidero en la verdad, a la luz de la propaganda y el poder.

¿MÁS PROFÉTICO DE LO QUE ÉL PENSÓ?

Puede ser tentador descartar al libro de Orwell como una invención en la literatura distópica. Desafortunadamente, eso no es tan fácil como parece. La historia moderna muestra que él estaba en algo.

Cuando el Muro de Berlín se derrumbó en noviembre de 1989, se reveló que la Stasi (the Stasi), la policía secreta de Alemania Oriental, tenía una plantilla a tiempo completo de 91.000. Esto parece ser mucho, y lo es, pero, lo que asusta es que la organización tenía casi el doble de eso en informantes, incluyendo (including) a niños. Y no sólo eran niños que reportaban a los padres: algunas veces (sometimes) era totalmente lo opuesto.

Tampoco el uso de espías estatales para perseguir crímenes del pensamiento, terminó con la caída de la Unión Soviética. Créanlo o no, eso todavía hoy está sucediendo. Recientemente, The New York Times presentó un reportaje (a report ) destacando a un tal Peng Wai, un chino de 21 años de edad, estudiante universitario de química. Él es uno de los miles de “funcionarios de información de estudiantes,” que China usa para erradicar a profesores que muestran signos de deslealtad al presidente Xi Jinping o al Partido Comunista.

¿LA NUEVA POLICÍA DEL PENSAMIENTO?

Por fortuna, la Primera Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos, en mucho protege a los estadounidenses de los escalofriantes sistemas autoritarios encontrados en 1984, Alemania del Este y China; pero el surgimiento de la “cultura de la prohibición” muestra que permanece siendo fuerte la presión para someter a todo tipo de ortodoxias (hediondas o no).

La nueva Policía del Pensamiento puede ser menos siniestra que la PolPen de 1984, pero la nueva generación tendrá que decidir si es saludable o sofocante buscar el sometimiento del pensamiento o del lenguaje, por medio del avergonzamiento público. Dan Sanchez, de la Fundación para la Educación Económica, recientemente indicó (recently observed) que hoy mucha gente siente que tiene que “andar con pies de plomo” y viven con temor de cometer un error verbal que pueda generar una condena.

Esa es mucha presión, en especial para gente que todavía está aprendiendo los límites aceptables de un nuevo código moral que evoluciona constantemente. La mayoría de la gente, si la presión es la suficiente, más tarde o más temprano dirán que “2+2=5” tan sólo para escapar de la condena. Eso es exactamente lo que, después de todo, hace Winston Smith al final de 1984. A pesar de ello, Orwell también deja en los lectores un rayo de esperanza.

“Encontrarse en minoría, incluso en minoría de uno solo, no significaba estar loco, escribió Orwell. “Había verdad y lo que no era verdad y, si uno se aferraba a la verdad incluso contra el mundo entero, usted no estaba loco.”

En otras palabras, el mundo puede estar loco, pero eso no significa que usted tenga que estarlo.

Jonathan Miltimore es editor administrativo de la FEE.org. Sus reportajes y artículos han aparecido en la revista TIME, el Wall Street Journal, CNN, Forbes, Fox News y el Washington Times.