EL ANTICAPITALISMO: DE MODA, PERO EQUIVOCADO

Por Alexander C.R. Hammond

INSTITUTE OF ECONOMIC AFFAIRS
6 de noviembre del 2019


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis y con letras en azul subrayadas, si es de su interés puede verlo en https://iea.org.uk/anti-capitalism-trendy-but-wrong/

Usted no puede escapar de él, el capitalismo tiene una mala reputación.

Anoche, miles de manifestantes anticapitalistas tomaron las calles en ciudades alrededor del mundo. Usando máscaras V, inspiradas en Guy Fawkes (la mayoría de ellas hecha en China), esos llamados manifestantes “antisistema,” quienes tomaron parte de la anual Marcha del Millón de Máscaras, buscó expresar su insatisfacción con el sistema capitalista y los resultados injustos que presuntamente él crea. Grandes protestas anticapitalistas como esas que vimos anoche son, por supuesto, nada inusual. En agosto, la policía francesa acudió a usar cañones de agua y gas lacrimógeno para dispersar (disperse) a miles de manifestantes anticapitalistas, quienes estaban protestando en el pueblo costero de Bayona, durante la reunión del Grupo de los 7 que se llevaba a cabo en un sitio cercano.

Pero, no es sólo durante las protestas que vemos el desprecio hacia el capitalismo. En todos los periódicos vemos encabezados como “El capitalismo está en crisis,” (“Capitalism is in crisis,”) “El capitalismo está fracasando,” (“Capitalism is failing,”) o, más recientemente, “El capitalismo está muerto.” (“Capitalism is dead,”) ̶ siendo el último una cita del multimillonario presidente ejecutivo de Salesforce, Marc Benioff, quien amasó su fortuna gracias al sistema capitalista.

El bombardeo consistente contra el capitalismo en nuestros medios y nuestras calles ha culminado en una encuesta reciente (recent) de YouGov, que muestra que casi la mitad de los milenarios y de la Generación Z mantiene una visión desfavorable del capitalismo. La misma encuesta también encontró que más del 50 por ciento de los milenarios, posiblemente votaría por un candidato socialista.

Fundamentalmente es moda ser socialista, y denunciar los supuestos males del capitalismo. Pero, ¿se sostiene ante el escrutinio esta condena persistente del capitalismo?

Cada año, el Instituto Fraser, centro de pensamiento canadiense, difunde (publishes) su reporte Libertad Económica del Mundo (LEM), para averiguar qué países tienen las economías más libres (esto es, más capitalistas). El LEM califica el grado de libertad de 162 economías, usando 43 indicadores, que cubren las principales áreas de políticas: tamaño del gobierno, sistemas legales y derechos de propiedad, dinero sano, libertad para comerciar internacionalmente, y regulación.

La idea detrás del reporte LEM es que, si usted puede encontrar qué países tienen las economías más capitalistas, entonces, puede usar esa información para ver si las naciones más capitalistas logran mejores resultados en comparación con sus contrapartes más socialistas (o, como mínimo, menos capitalistas.) Para analizar la correlación entre libertad económica y bienestar humano, el LEM divide a las 162 economías en cuartiles, basados en sus niveles de libertad económica. Y los resultados son impactantes.

El ingreso promedio del cuartil de países más capitalistas es un asombroso 6 veces más elevado, en términos reales, que el ingreso promedio en economías menos capitalistas ($36.770 y $6.140, respectivamente). Para los más pobres en sociedad, ese bache se amplía aún más. El 10 por ciento más bajo de quienes reciben ingresos en los países más capitalistas logran, en promedio, 7 veces más que el 10 por ciento más pobre en las economías menos libres. Similarmente, más del 27 por ciento de la gente en las economías más socialistas vive en condiciones de pobreza extrema (como lo define el Banco Mundial, un ingreso de menos de $1.90 al día), mientras que sólo un 1.8 por ciento de la gente en las economías más libres vive en pobreza extrema ̶ una cifra que es aún demasiado alta (el número óptimo es cero), pero vastamente mejor que el nivel persistente en los países menos libres.

Mediciones económicas aparte, también la gente que vive en los países más capitalistas vive un promedio de 14 años más, tiene una tasa de mortalidad infantil que es 6 veces menor, disfruta de mayores libertades políticas y civiles, igualdad de género y, en el grado en que usted puede medir tales cosas, también mayor felicidad ̶ al compararse con las economías menos capitalistas.

Tome a Hong Kong como un ejemplo, pues es la economía más libre del mundo, según el reporte LEM. En 1941, la periodista y escritora de viajes, Martha Gellhorn, visitó la ciudad-estado clon su esposo, Ernest Hemingway y observó (noted) que “el verdadero Hong Kong… era la pobreza más cruel, peor que nada que hubiera visto antes. Peor, todavía más, debido a un aire de eternidad; la vida siempre había sido así, siempre lo será.” Pero, sólo pocos años después de la visita de Gellhorn, la rendición de los japoneses en 1945 significó que regresaba a la isla el gobierno británico y con él vino un enfoque esencialmente lasseferiano para la economía de la ciudad.

En 1950, el ciudadano promedio de Hong Kong apenas ganaba un 36 por ciento (36 percent ) de lo que ganaba el ciudadano promedio del Reino Unido. Pero, cuando Hong Kong abrazó la libertad económica (según el LEM, a partir de 1970, Hong Kong cada año, excepto uno, ha tenido la economía más capitalista), llegó a ser sustancialmente más rico. Hoy, el PIB per capita de Hong Kong es un asombroso 68 por ciento (68 percent) más alto que el del Reino Unido. Como indica (notes) Marian Tupy, editor de HumanProgress.org, “la pobreza que Gellhorn lamentó se ha ido ̶ gracias a la libertad económica.”

Podemos ver baches muchos más hondos siempre que comparamos un país básicamente capitalista con otro país socialista por lo demás similar: Chile vs Venezuela, West Germany vs East Germany, South Korea vs North Korea, Taiwán versus la China Maoísta, Costa Rica vs Cuba, etcétera. (Sí, lo sé; ninguno de esos era el socialismo “verdadero.” Pero, entonces, siempre es socialismo verdadero, hasta que ya no lo es (it always is real socialism, until it isn’t.))

Desacreditar los males del capitalismo en una pancarta o en un encabezado periodístico es una tendencia con pocas señalas de que pronto desparecerá, pero, cuando vemos esas afirmaciones sin corroboración, debemos recordar: los datos simplemente no apoyan a los anticapitalistas.

Alexander C.R. Hammond es investigador en un centro de pensamiento en Washington D.C. y compañero sénior para African Liberty. También contribuye en Young Voices y escribe con frecuencia acerca de libertad económica, desarrollo de África y de globalización.