LAS LEYES CONTRA LA MANIPULACIÓN DE PRECIOS SON EMBARGOS AL CONOCIMIENTO QUE DEBERÁN DEROGARSE

Por Art Carden

THE INDEPENDENT INSTITUTE
1 de setiembre del 2019


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, con letras en rojo, si es de su interés puede verlo en https://www.independent.org/news/article.asp?id=12929

El huracán Dorian, de categoría 4, con vientos que llegaban a 140 millas por hora (winds reaching 140 miles per hour), está dirigiéndose hacia Florida. La gente va a necesitar gas, agua embotellada, madera contrachapada, focos y todo tipo de suministros para poder pasar la tormenta y recuperarse de los daños. Los funcionarios del gobierno de Florida están trabajando duro para asegurarse que la gente de Florida y de alrededor del mundo, no reciba el mensaje y han puesto una línea telefónica de emergencia para establecer un auténtico bloqueo alrededor del estado e impedir que suministros valiosos lleguen adonde se les necesita con mayor urgencia.

Usted se preguntará si esto es un error de imprenta. ¿No es cierto que el gobernador declaró un estado de emergencia? ¿No es cierto que él dio una orden de evacuación? ¿No agradecerían los floridenses cualquier ayuda que ellos puedan obtener en esos momentos de necesidad?

Sí, sí y sí ̶ pero, parte de la declaración de emergencia, es una orden contra la manipulación de precios, lo cual garantiza que los recursos serán desperdiciados y mal asignados.

Las leyes contra la manipulación de precios limitan los aumentos permitidos de los precios durante las emergencias. A primera vista, parece ser una importante concesión a la justicia, al pensar todos que es muy feo tomar ventaja de otro en momentos de necesidad. No obstante, los aumentos en los precios no son imposiciones arbitrarias de parte de los crueles y malos. Como lo explican Tyler Cowen y Alex Tabarrok, “un precio es una señal envuelta en un incentivo.”

Durante los desastres, los aumentos de precios han sido comparados con señales de bengalas. Las leyes contra la manipulación de precios las apaga e impiden que la gente reciba el mensaje. Básicamente, son embargos al conocimiento que impiden que, gente bien posicionada para ayudar, pueda recibir mensajes cruciales.

Como “una señal envuelta en un incentivo,” un precio transmite conocimiento crucial acerca de qué es lo que se necesita, adónde y qué tan urgentemente. Es un problema más difícil de resolver que lo que aparenta ser a primera vista. Desde la comodidad de mi sala, puedo opinar acerca de amplias categorías de cosas que probablemente la gente quiere con urgencia después de un huracán. Ellos querrán gas, agua potable, suministros de construcción, generadores, hielo, refugio, etcétera. ¿Qué tanto, exactamente? ¿Serían mejor servidos por botellas de agua de un galón o en contenedores más pequeños? ¿Quieren el hielo para usos de menor valor (enfriar la cerveza) o para usos de un valor elevado (almacenar insulina)?

En un mercado que funciona, este conocimiento es colapsado en una señal única, fácil de interpretar: un precio. Por ejemplo, considere las habitaciones de los hoteles del interior, que usualmente cuestan $100 la noche y que es posible sean objeto de una demanda elevada durante una emergencia. Una familia grande, que huye de una tormenta, puede obtener dos habitaciones a ese precio, de forma que todos tienen una habitación en donde se pueden explayar y estar moderadamente cómodos mientras esperan que las cosas se aclaren, dejando a otras familias (literalmente) tiradas en la lluvia. Si el precio se elevara a $300 la noche, con seguridad que lo pensarían dos veces acerca y se preguntarían si no podrían soportar condiciones un poco más apretadas ̶ y, en el proceso, liberarían espacio para otras familias que huyen de la tormenta.

Hay otro efecto potencial interesante. La tecnología ha hecho mucho más fácil para la gente responder rápidamente: alzas súbitas en los precios de las habitaciones de hotel, yo esperaría, conduciría a aumentos en el número de listados de Airbnb, en particular en ciudades del interior, como Birmingham, en donde los huracanes raramente toman más de un par de días de lluvia fuerte.

Por desgracia, hay leyes contra la manipulación de los precios en Florida, lo cual significa que los precios de Florida no se elevan y abundan las escaseces. De forma importante, personas que tienen las cosas que quieren los floridenses, no está recibiendo las señales que necesitan para responder de la forma más efectiva. Cantidades copiosas de agua embotellada permanecen en los anaqueles de los supermercados en Birmingham, cuando puede ser más valiosa en Orlando y Tampa. El refugio es más difícil de conseguir. La gente sufre más de lo que de otra forma sufriría.

De nuevo, los precios no son imposiciones arbitrarias basadas en qué tan malo, ambicioso o generoso se pueda sentir un hombre de negocios al despertarse en la mañana. Los precios transmiten conocimiento crucial acerca de lo que es necesitado, adónde y qué tan urgentemente. Las leyes contra la manipulación de precios son efectivamente embargos al conocimiento, que impiden recibir el mensaje a la gente que está en posición de ayudar.

Las políticas no cambian y tampoco lo hacen los hechos económicos básicos. He aquí una explicación de los efectos de las leyes contra la manipulación de precios en anticipación del huracán Florencia (Hurricane Florence), de una tormenta en el norte de Alabama (a storm in North Alabama), de los tornados del 2011 (2011 tornadoes), del huracán Irene (Hurricane Irene), de la super tormenta Sandy (Superstorm Sandy), y, de nuevo, sobre la super tormenta Sandy (Superstorm Sandy again). Usted puede ver un video en https://www.independent.org/news/article.asp?id=12929, que le explica la ética y la economía de la manipulación de precios, por el filósofo de la Universidad de San Diego, Matt Zwolinsky.

Originalmente publicado en Forbes, el sábado 31 de agosto del 2019.

Art Carden es compañero investigador del Independent Institute y profesor asociado de Economía de la Samford University.