Una idea crucial en economía y que muchas veces no es considerada, en especial por políticos, socialistas y populistas.

LA TEORÍA DE LA VENTAJA COMPARATIVA DE DAVID RICARDO: LA IDEA MENOS COMPRENDIDA DE NUESTRO TIEMPO

Por Gary M. Galles

Fundación para la Educación Económica
Martes 15 de octubre del 2019


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, con letras en rojo, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/ricardos-th...a-of-our-time/

Mientras que las personas sean libres de proseguir sus propios intereses y que los precios del mercado no sean artificialmente impedidos para ajustarse, tenderán a elegir especializarse en aquello en que tienen una ventaja comparativa.

A menudo, a los opositores de quienes abogan por los derechos de propiedad privada y mercados libres, los llaman darwinistas sociales (social Darwinists), que desean exterminar a los débiles para beneficio de los fuertes. Sin embargo, bajo el capitalismo, ambos grupos ganan y virtualmente todos sobreviven mejor, incluyendo a los más débiles, sin violar la libertad individual, haciéndolo dramáticamente anti darwiniano.

Pero, los opositores fracasan en ver que los acuerdos voluntarios del mercado reemplazan a la jungla. La competencia para crear riqueza adicional no produce víctimas en el largo plazo. Sólo hay beneficiarios. Pero, la retórica de perro come perro, “la supervivencia del más apto,” deja pasar por qué eso es cierto. Y, parte substancial es su interpretación errada de ambas, la ventaja absoluta y la ventaja comparativa.

VENTAJAS ABSOLUTA Y COMPARATIVA

Qué pasaría si los trabajadores del grupo B fueran exactamente la mitad de buenos en producir ambos, el bien X y el bien Y, que los trabajadores del grupo A. En ese caso, los trabajadores del grupo B supuestamente no estarían entre “los más aptos.” Pero, ¿significa la ventaja absoluta de los trabajadores del grupo A que los trabajadores del grupo B se mueran de hambre? No. Cuando no se impide que los salarios se ajusten, ello permitirá que ambos grupos sean empleados productivamente.

Si yo soy la mitad de productivo que usted en todo, aun así, todavía puedo sobrevivir en el mercado con la mitad de su salario, pues el costo de producir usándome sería el mismo que de producir usándolo a usted. Cuando se impide que los salarios respondan a habilidades diferentes, pueden presentarse algunos resultados adversos (como el caso de leyes de salario mínimo de $15 la hora, que pueden sobrevalorar al trabajo menos calificado y reducir su empleo), pero ese es el resultado de ignorar al mercado, no permitirles trabajar.

Si cambiamos el ejemplo, de forma que los trabajadores del grupo B son la mitad de productivos que los trabajadores del grupo A en producir el bien X, pero sólo una tercera parte de productivos en producir el bien Y, aun así, los trabajadores del grupo B no estarían entre los aparentemente más aptos, pues todavía los trabajadores del grupo A todavía tienen una ventaja absoluta en producir ambos bienes. Pero, ahora, los trabajadores del grupo B tienen una ventaja comparativa (o relativa) para producir el bien X, en comparación con los trabajadores del grupo A, pues aquellos a cambio sólo sacrifican dos tercios de Y por cada unidad de X que produzcan, en comparación con los trabajadores del grupo A.

Cuando se permite que los precios se ajusten y que el comercio no es artificialmente restringido, ningún trabajador es considerado como des-empleable. Por el contrario, ambos grupos de trabajadores pueden ganar, dejando que los trabajadores del grupo B se especialicen en la producción de X (para lo cual son relativamente mejores), algo de lo cual le cambian con A a cambio de la producción de A del bien Y (en lo que ellos son relativamente mejores). De hecho, en este caso, los trabajadores del grupo B son relativamente más aptos para la producción de X, aunque son absolutamente menos aptos que los trabajadores del grupo A.

En esencia, esto es lo que David Ricardo demostró con su teoría de la ventaja comparativa (comparative advantage) en 1817. Aún si los trabajadores de un país son menos productivos en hacer cada producto que los trabajadores de otro país, la especialización según la ventaja comparativa, combinada con el comercio internacional, puede beneficiar a los trabajadores de ambos países.

ES TANTO VERDADERO COMO NO EVIDENTE

Y esta es una idea importante de comprender. Según Deirdre McCloskey, cuando el matemático Stanislav Ulam desafió al ganador del premio Nobel, Paul Samuelson, para que nombrara un principio en las ciencias sociales que era, al mismo tiempo, verdadero y no evidente, su respuesta fue, “La teoría de Ricardo de la ventaja comparativa.” Y continuó diciendo,

“[Q]ue eso no es trivial lo atestiguan los miles de hombres importantes e inteligentes [e incluso mujeres, mi estimado] que nunca han sido capaces de comprender la doctrina por sí mismos o de creerla después de que se les ha explicado.”

La crítica de darwinismo social surge de la idea de que sólo sobreviven aquellos que son absolutamente lo mejor en todas las cosas, y que otros caen en el camino. Pero, esa no es la realidad en la competencia del mercado. Mientras que las personas sean libres de proseguir sus propios intereses y que los precios del mercado no sean artificialmente impedidos para ajustarse, tenderán a elegir especializarse en aquello en que tienen una ventaja comparativa, incluso si ellos son absolutamente peores en producir todo y que no pueden atribuirse una ventaja absoluta en todo.

Los ajustes de precios en los mercados permiten que sobrevivan incluso aquellos que son menos capaces en un sentido absoluto, en vez de ser descartados. Como lo puso Sheldon Richman, “en el mercado, el menos “apto” no perece. Ellos sólo obtienen menos dinero. Esta no es una consideración sin importancia, al comparar al capitalismo con otros arreglos sociales.”

Gary M. Galles es profesor de economía en la Universidad Pepperdine. Sus libros recientes incluyen Faulty Premises, Faulty Policies (2014) y Apostle of Peace (2013). Es miembro de la facultad de la Fundación para la Educación Económica (FEE).