CÓMO SOBREPONERSE AL TEMOR, LA DUDA Y LA ANSIEDAD QUE INHIBEN EL CRECIMIENTO

Por Barry Brownstein

Fundación para la Educación Económica
Lunes 23 de setiembre del 2019


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, con letras en rojo, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/how-to-over...nhibit-growth/

La Resistencia no se echará para atrás tan sólo porque usted ha cambiado sus circunstancias.

Tal vez usted quiere ser mejor codificador, mejor escritor o mejor músico. Tal vez quiere empezar un nuevo negocio o empezar un programa de ejercicio físico. Está lleno de buenas intenciones, pero sus esfuerzos parecen chisporrotear. Usted no está sólo.

LA RESISTENCIA EN CONTRA DE METAS SIGNIFICATIVAS


Cuando usted trabaja para lograr una meta significativa, espere enfrentar “una fuerza repelente.” Steven Pressfield la llama “Resistencia.” En su viaje a convertirse en autor de libros de éxito, Pressfield llegó a conocer bien a las muchas caras de la Resistencia.

En su libro The War of Art [La Guerra del Arte: Rompe las barreras y vence tus batallas internas], explica que el objetivo de la Resistencia “es empujarnos a lo lejos, impidiendo que hagamos nuestro trabajo.” Advierte Pressfield que la Resistencia surge siempre que intentamos “acto alguno que se deriva desde nuestra naturaleza más elevada que tengamos en vez de la más baja.”

Pressfield comparte esta idea:

“La mayoría de nosotros tiene dos vidas. La vida que vivimos y la vida no vivida dentro de nosotros. Entre las dos se encuentra la Resistencia.”

ENTENDIENDO LA RESISTENCIA

Pressfield expone la mentalidad de un profesional y aquella de un novato. El amateur cede a la Resistencia, culpando de no cumplir sus metas por las circunstancias de la vida ̶ su crianza, su socio o la carencia de él, su horario tan ocupado, etcétera.

Usar circunstancias externas para racionalizar su falta de progreso es autodestructivo. Nos instruye Pressfield,

“La Resistencia surge de lo interno. Es autogenerada y autoperpetuada… La racionalización es el motor de la Resistencia.”

¿Postergó hoy las cosas? De nuevo, usted no está sólo. Escribe Pressfield,

“La postergación es la manifestación más común de la Resistencia, pues es la más fácil de racionalizar. No nos decimos a nosotros mismos: ‘Yo nunca voy a escribir mi sinfonía.’ En vez de ello, decimos, ‘Yo voy a escribir mi sinfonía; sólo que la voy a empezar mañana.’”

Pressfield advierte que la Resistencia, “le dirá cualquier cosa a usted para hacer que no haga su trabajo. Perjurará, fabricará, falsificará; le seducirá, acosará, engatusará.” Al vivir con nuestro autoengaño, “nos sentimos como en el infierno,” hay una infelicidad y una miseria de una calidad constante baja.

Al sucumbir a la Resistencia, la mayoría de nosotros ha experimentado los sentimientos que Pressfield describe:

“Nos sentimos aburridos, nos sentimos inquietos. No podemos sentirnos satisfechos. Hay un sentimiento de culpa, pero no podemos señalar la fuente.”

Si usted piensa que sus estrellas tienen que estar alineadas para derrotar a la Resistencia, está equivocado. ¿Qué sucede después de que obtiene una nueva mesa y una computadora nueva? ¿Qué pasa después de que usted encuentra una casa o un apartamento cómodo, vive con un compañero que le apoya y encuentra un buen empleo con un jefe que le apoya? La Resistencia no se echará para atrás tan sólo porque usted ha cambiado las circunstancias. Cuando todavía usted no está listo para hacer su trabajo, note como sus excusas se transforman.

LOS AFICIONADOS NO SE APARECEN

No hay nada malo con usted. Todo mundo enfrenta a la Resistencia. El temor, la duda de uno mismo y la ansiedad nunca se alejan plenamente. La Resistencia está siempre por ahí, en plena fuerza cuando consideramos su mal consejo. Los profesionales se dan cuenta que estos pensamientos se desvanecerán si se voltean hacia su trabajo.

Los novatos se resisten a la Resistencia, lo que sólo hace que esta apriete su puño. Escribe Pressfield,

“La Resistencia no tiene fuerza propia. Cada onza del jugo que posee, proviene de nosotros. La alimentamos con poder ante nuestro temor hacia ella.”

“El profesional sabe,” aconseja Pressfield, “que la Resistencia es como un vendedor por teléfono; si usted dice algo así como hola, usted está acabado.” Escuche el llamado de Pressfield. Él escribió La Guerra del Arte antes que los teléfonos inteligentes acapararan su atención alejándolo de su trabajo. Si está constantemente chequeando su teléfono (constantly checking your phone) cuando está haciendo su trabajo, la Resistencia le ganará. (Lea mi próximo ensayo sobre el tema, “Cómo Terminar con su Adicción Digital”.)

Me tomó años aprender una verdad sencilla: Para derrotar a la Resistencia, preséntese y mantenga un horario regular, sin importar si le gusta o no. El novato piensa que sus sentimientos le están dando información importante; el profesional sabe que necesita pensar acerca de hacer su trabajo, no acerca de ellos mismos. Pressfield comparte esta anécdota:

“Alguien le preguntó alguna vez a Somerset Maugham, si él escribía con un horario o sólo cuando la inspiración se presentaba. ‘Escribo sólo cuando la inspiración me llega,’ le respondió. ‘Afortunadamente, llega todas las mañanas a las nueve en punto.’”

De acuerdo con Pressfield, he aquí tres señales claras de un novato:

“Una, que no se presenta todos los días. Dos, que no aparece sea cual sea el porqué. Tres, no permanece en el trabajo todo el día. Él no se encuentra comprometido en el largo plazo; los desafíos para él son ilusorios y falsos.”

NO SEA UNA VÍCTIMA

Los aficionados se proyectan a sí mismos como víctimas. Pressfield deliberadamente observa que aquellos que desempeñan el papel de víctimas buscan

“obtener una gratificación que no proviene de un trabajo honesto o de una contribución hecha por nuestra experiencia o idea o por amor, sino manipulando a otros por medio de amenazas silenciosas (o no tan silenciosas).”

Agrega Pressfield,

“La Resistencia sabe que entre mayor sea la energía psíquica que gastamos escarbando y volviendo a escarbar sobre las injusticias cansinas y aburridas de nuestras vidas personales, es menor el jugo que tenemos para hacer nuestro trabajo.”

¿Ha tenido usted un mal momento? Regrese a trabajar. Lo explica Pressfield,

“El profesional lleva a cabo sus actividades en el mundo real. La adversidad, la injusticia, malos brincos y llamadas molestas, hasta buenos y afortunados momentos de rebote, todos, forman parte del área en que la campaña se ha de llevar a cabo. El campo es plano, lo entiende el profesional, sólo en el cielo.”

Hacer el trabajo no viene con garantía de éxito. ¿Está teniendo “fantasías grandiosas” acerca de cómo el mundo recibirá su trabajo? Ese es el signo del trabajo de la mentalidad de un aficionado. Pressfield observa que,

“La Resistencia sabe que el compositor aficionado nunca escribirá su sinfonía pues él está sobre metido en su éxito y sobre aterrorizado por su fracaso. El amateur lo toma tan en serio, que eso le paraliza.”

Yo escribo casi todos los días. Si no me presento, buscando mejorar mi técnica, la Resistencia me pateará el trasero. También, la Resistencia le pateará el suyo, si usted no practica. Sea un profesional; haga si trabajo.

Pressfield lo pone bien claro, si usted está buscando inspiración, empiece por “dominar la técnica.” Afánese “del lado de la puerta de entrada a la técnica, [deje] espacio para que el genio entre por la puerta de atrás.”

PRACTIQUE, NO SE ENFOQUE EN METAS

“Todo lo que en la vida vale la pena lograr requiere de práctica,” escribe Thomas Sterner, en su libro The Practicing Mind: Developing Focus and Discipline in Your Life [Ejercita tu Mente]. Sterner brinda una excelente definición de práctica:

“Cuando practicamos algo, nos encontramos involucrados en la repetición deliberada de un proceso, con la intención de alcanzar una meta específica.”

Steiner lo aclara,

“La mecánica de la buena práctica requiere deliberada e intencionalmente permanecer en el proceso de hacer algo y darse cuenta de si, en la realidad, estamos lográndolo o no.”

He aquí el problema: La única manera en que podemos efectivamente practicar es si suspendemos nuestra atención hacia nuestras metas. Lo explica Sterner,

“Cuando usted enfoca su mente en dónde es que quiere terminar, usted nunca está en donde quiere estar, y exhausta su energía en pensamientos sin relación, en vez de ponerla en lo que está haciendo.”

Nos torturamos recordando fracasos pasado o soñando éxitos futuros. Nuestra mente no está presente y sus esfuerzos se diluyen. Sterner deduce que la frustración resulta:

“[C]uando su mente esta sólo en el producto terminado, no sólo se siente frustrado cada segundo que no haya satisfecho su meta, sino que experimenta ansiedad por cada ‘error’ que comenta cuando practica. Usted ve cada error como una barrera que, de alguna forma, le retrasa en el logro de su meta y para experimentar la alegría que a usted le provocará haber logrado la meta.”

Para un profesional, el proceso que sigue para lograr su meta no es una incomodidad. El proceso es una necesidad que los novatos dejan de tomar en cuenta. Los aficionados tienen una fijación en la meta, los profesionales

“continúan usando la meta final como un timón para guiar [su] sesión de práctica, pero no como un indicador de como [a ellos] les va yendo.”

Sterner nos aconseja evitar comparaciones. Usando la metáfora de una flor que se desarrolla, Sterner pregunta, “¿En qué punto de la vida de una flor, desde la semilla a la floración plena, logra la perfección? No podemos proceder a la “floración plena” y saltar el proceso. Comparar nuestras vidas con “imágenes ideales” creará infelicidad:

“Piensa usted que una semilla de una flor se asienta en el suelo y dice, ‘Esto va a ser eterno. Tengo que empujar toda esa tierra fuera de mi camino tan sólo para llegar a la superficie y ver el sol. Cada vez que llueve o que alguien me riega, me encuentro totalmente mojada y rodeada de barro. ¿Cuándo floreceré? Es ahí cuando seré feliz; es cuando todo mundo se verá impresionado conmigo. Espero que yo sea una orquídea y no alguna flor del campo que nadie nota. Las orquídeas la tienen toda… no, espere; quiero ser un roble. Son más grandes que cualquier otro en el bosque y, también, viven más tiempo.”

Buscar la perfección es una meta falsa del aficionado, que nos aleja de nuestro proceso. Escribe Sterner, “Nuestra impaciencia por lograr alguna meta falsa no nos hará más felices que lo que estamos ahora.” Absorbidos en lo que estamos haciendo, la impaciencia “se desvanece.”
“Adelante profesional, encare a la Resistencia; mantener su compromiso con un proceso paga intereses compuestos.”

Usted sabe cuando no está en un modo de proceso. Su mente está divagando por todas partes. Vienen y se van los debería haber, los podría tener, los habría tenido. Resistiendo el proceso, usted se asegura -como cualquier otra persona con mentalidad de aficionado- que el mundo puede ser culpado por su carencia de enfoque y progreso.

Usted no encontrará más que una felicidad efímera logrando una meta. En vez de ello, adelante profesional, encare a la Resistencia; vigile su compromiso con un proceso que paga interés compuesto. Tal vez hoy usted se encuentre en el valle, pero el progreso hacia lo alto de la montaña se presenta un paso a la vez.

Barry Brownstein es profesor emérito de economía y liderazgo en la Universidad de Baltimore. Es autor de The Inner-Work of Leadership [The Inner-Work of Leadership]. Para recibir los ensayos de Barry, suscríbase en Mindset Shifts.