Tal como lo prometí el día de ayer en mi muro en Facebook, con gusto comparto hoy aquí mi traducción al español del interesante artículo del economista Josh Reini, que tal vez podría ser útil para evitar problemas futuros serios con el sistema estatal actual nuestro de fondos de becas (FONABE).

LOS ACIs: LA SOLUCIÓN DE FRIEDMAN A LA CRISIS DE LOS PRÉSTAMOS A ESTUDIANTES

Por Josh Reini

Fundación para la Educación Económica
Viernes 6 de setiembre del 2019


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, con letras en rojo, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/isas-the-fr...t-loan-crisis/

Los Acuerdos para Compartir Ingresos (ACIs) fueron primeramente propuestos en 1955 por el economista ganador del premio Nobel, Milton Friedman, como una alternativa para los préstamos estándar a estudiantes.

En el 2019, 44.7 millones de prestatarios de préstamos estudiantiles debían una suma de $1.56 millones de millones (44.7 million student loan borrowers owed a sum of $1.56 trillion), un promedio superior a $34.000 por estudiante. De aquellos casi 45 millones de prestatarios, 5.1 millones habían incumplido en el pago, significando que habían fallado en devolver las deudas obligatorias.

UNA SOLUCIÓN POSIBLE

Los Acuerdos para Compartir Ingresos (ACIs) pueden conectar a inversionistas y prestamistas interesados en diversificar sus portafolios con estudiantes de presupuestos restringidos, en un intercambio voluntario que podría reducir dramáticamente el riesgo de cese de pagos de los estudiantes.

Con un ACI, a los estudiantes se les otorga una cantidad fija de dinero por una empresa o un inversionista. A cambio de ello, los estudiantes están de acuerdo en devolver un porcentaje determinado de su ingreso futuro, durante un lapso preestablecido. Al incrementarse los ingresos del estudiante, tanto el inversionista como el estudiante, cosechan el beneficio. Los acuerdos pueden incluir características adicionales, incluyendo una opción de recompra de deuda (por la que el estudiante paga una cierta cantidad para salirse del trato) y una exención de ingresos (en donde los estudiantes quedan exentos de pagar de vuelta la deuda al inversionista, si su ingreso cae por debajo de cierto límite).

Esta nueva fuente de financiamiento tiene el potencial de aumentar los ingresos futuros de los estudiantes, a través de una serie de mecanismos que incluyen ayuda para trabajar y mejores oportunidades de carreras para los estudiantes una vez graduados.

Los Acuerdos para Compartir Ingresos (ACIs) fueron primeramente propuestos en 1955 por el economista ganador del premio Nobel, Milton Friedman, (ISAs were first proposed by Nobel Prize-winning economist Milton Friedman) y están creciendo en su etapa inicial en universidades y empresas privadas alrededor del mundo.

UNA PROPUESTA VALIOSA

Los estudiantes que reciben financiamiento se verán librados de matrículas, cuotas de la universidad y gastos para vivir, permitiéndoles un mejor desempeño en las universidades, con una obligación reducida de trabajar durante el año académico. Gary Pike, profesor de educación superior en la Universidad de Indiana y la Universidad Purdue en Indianápolis, reportó que, trabajar por más de 20 horas a la semana, dentro o fuera de la ciudad universitaria, tiene un impacto negativo sobre las notas de los estudiantes. Jonathan M. Orszag, Peter R. Orszag y Diane M. Whitmore encontraron (found) que, trabajar más de 20 horas a la semana fuera de la ciudad universitaria, contribuía a una mayor posibilidad de que los estudiantes abandonaran los estudios.

Debido a costos universitarios crecientes, el número de estudiantes pregrado de edad tradicional que trabajaba entre 20 y 34 horas a la semana, aumentó a un 21 por ciento en el 2007 (was up to about 21 percent in 2007), junto con un 8 por ciento que lo hacía al menos 35 horas a la semana. Esta proporción ha aumentado durante la década pasada, al continuar el alza en los costos de las universidades. Según un estudio de la Universidad de Georgetown (a Georgetown University study), se encontró que la mitad de los estudiantes del último año de pregrado había completado las pasantías estudiantiles y que los estudiantes de postgrado con pasantías pagadas empezaban ganando un salario anual que de $52.000. Aquellos sin pasantías después de terminar la universidad empezaron con trabajos de $37.000. Adicionalmente, un 63 por ciento de los graduados de las universidades con pasantías pagadas recibieron ofertas de empleo, comparado con un 35 por ciento de los graduados de postgrado que no tenían una pasantía. Cuando los Acuerdos para Compartir Ingresos liberan a los estudiantes del peso de trabajar más de 20 horas a la semana, su probabilidad de llegar a ser empleado y su ingreso después de hallar un trabajo, aumentarán sustancialmente.

Bajo las bandas de los acuerdos para compartir ingresos, tanto los prestamistas como los estudiantes comparten fuertes incentivos para que aumenten los ingresos de los estudiantes después de su graduación. Los prestamistas son financieramente recompensados al ofrecer tutoría, consejo e incluso oportunidades de empleo para quienes piden prestado. Adicionalmente, el riesgo se traslada del estudiante al inversionista, de forma que, en caso de que los estudiantes no ganen un ingreso lo suficientemente alto después de su graduación, el costo para el estudiante se minimiza a tan sólo un porcentaje de su menor ingreso.

EJEMPLOS EN EL MERCADO

El Acuerdo para Compartir Ingresos Respalde a un Calderero (Back a Boiler Income Share Agreement) [Nota del traductor: este acuerdo opera en la Universidad de Purdue de Indiana; a los estudiantes de esa universidad se les ha llamado coloquialmente como “boilers” o “caldereros,” por una tradición deportiva del futbol americano] ha crecido a más de 850 contratos con estudiantes, quienes han recibido financiamiento que totaliza más de $10 millones. Los términos del Acuerdo para Compartir Ingresos varían según la especialización en la universidad, debido a la varianza en las ganancias esperadas. Un graduado de Tecnología de Ingeniería Aeronáutica que lo haga en el 2020, devolvería $10.000 con una participación en el ingreso del 3.36 por ciento durante 96 meses, mientras que, un graduado de Enseñanza del Inglés que se gradúe al mismo tiempo, tendría que pagar un 4.96 por ciento del ingreso durante 116 meses. Edly, otro nuevo participante en el mercado de ACIs, es un mercado que conecta a las universidades con inversionistas acreditados por ACI. Edly ofrece acceso a acciones de ACIs y a escuelas que van desde “campamentos de entrenamiento de codificación con fines lucrativos hasta universidades sin fines de lucro, las que pueden colocar acciones de los ACIs de sus estudiantes en la plataforma (for-profit coding boot camps to nonprofit universities can list shares of their students’ ISAs on the platform), pagando una tarifa no revelada de un dígito a Edly.

En 1989, el gobierno australiano estableció el Esquema de Contribuciones para la Educación Superior (ECES) (Higher Education Contributions Scheme (HECS)), en donde a los estudiantes sólo se les cobraba una tarifa de $1.800 por universidad y la Comunidad [el estado australiano] pagaba el saldo. Los estudiantes también podían diferir el pago, al prometer pagar, en forma de impuestos al gobierno, una parte de su ingreso, una vez que llegaban a un ingreso específico. Aquí, el gobierno australiano está contando con la parte del ingreso para compensar el costo inicial.

INCONVENIENTES

Una empresa financiera, Pave, entró en problemas (ran into problems) en el 2015 debido a un bajo nivel de aceptación entre inversionistas. Pave había recibido más de 10.000 solicitudes de financiamiento, pero sólo pudo dárselo a 70 estudiantes. Ellos hallaron que la falta de claridad legal dificultó que los inversionistas comprometieran su dinero. Además, la estructura del ACI estimula a que los estudiantes sean deshonestos acerca de su verdadero ingreso e incluso ocultan sus intenciones laborales, tal vez alegando que van a proseguir una carrera en ingeniería de la computación, cuando, en realidad, lo que planifican es trabajar como historiador del arte. Otro riesgo es que los ACIs pueden estimular a que los estudiantes tomen riesgos mayores de lo que en realidad serían sus decisiones de empleo, pues esperan cosechar la recompensa de un ingreso mayor (incluso a pesar de un retorno mayor) y una minimización del costo, si terminan con una ocupación que paga menos.

También hay un riesgo para los estudiantes con ingresos mayores a los esperados después de graduarse. Estos estudiantes pueden terminar pagando una suma mucho mayor que la que pidieron prestada. Este riesgo es especialmente pronunciado para los estudiantes de áreas menos preferidas, quienes aceptan términos contractuales menos amistosos, que requieren que ellos paguen un porcentaje mayor de su ingreso. La mayoría de los ACIs limitan parcialmente ese riesgo a 2.5 veces la cantidad inicial pedida prestada; sin embargo, el monto pagado a 2.5 veces es significativamente mayor que lo que requerirían la mayoría de préstamos privados a estudiantes.

EL RESUMEN

Los Acuerdos para Compartir Ingresos agregan otro vehículo de intercambio voluntario para los estudiantes, que eliminan el riesgo de impago si ellos no son capaces de encontrar una carrera que pague mucho al terminar sus estudios universitarios. Aún más, un mejor alineamiento de los incentivos tiene el poder de aumentar el tamaño del queque para estudiantes y prestamistas, a la vez que les brinda a los inversionistas una opción para aumentar la diversificación de su portafolio. Con unos excesivos $1.5 millones de millones en deuda de préstamos a estudiantes y cinco millones de estudiantes en default en sus préstamos, estamos llegando a un punto de inflexión en cuanto a la viabilidad de los préstamos estudiantiles, como opción de financiamiento para la educación universitaria. Los ACIs son un paso sustancial hacia permitir que los estudiantes prosigan una educación superior, sin tener que asumir una deuda abrumadora y correr el riesgo de default.

Josh Reini se graduó en el 2018 con una Licenciatura y una Maestría en Economía en la Universidad de Georgia. A partir de ello, se ha trasladado a Washington, D.C., y empezó a trabajar a tiempo completo en gestión de productos, a la vez que escribe acerca de asuntos económicos.