JÓVENES ESTADOUNIDENSES PREFIEREN AL SOCIALISMO PORQUE IGNORAN EL PASADO: CAMILLE PAGLIA

Por Nick Gillespie

Reason
3 de setiembre del 2019


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, en palabras subrayadas y entre paréntesis, si es de su interés puede verlo en https://reason.com/2019/09/03/young-...amille-paglia/

El controversial crítico cultural correctamente alaba al capitalismo por subvertir el statu quo y su habilidad para engordarnos.

La difunta cadena hotelera y de restaurantes, Howard Johnson, era famosa por ofrecer helados de 28 sabores en una época de relativa austeridad. Facebook ofrece más elecciones para describir sexualidad, un signo del botín del capitalismo (Wikimedia).

¿Qué es lo que explica el surgimiento de sentimientos de aprecio por el “socialismo,” en especial entre los estadounidenses más jóvenes? Varias cosas, incluyendo una incomprensión de lo que significa el socialismo, la memoria de la crisis financiera y la Gran Recesión del 2008 y una casi total ausencia de aprecio de qué tan rápidamente han mejorado las condiciones materiales de la vida en los Estados Unidos. Dado el énfasis de Carlos Marx en el entendimiento histórico como precondición vital para el cambio político, esa última parte es profundamente irónica.

Una encuesta a inicios de este año (A poll earlier this year) encontró que, quienes la respondieron de edades entre 18 y 24, tenían una respuesta más favorable al término socialismo que al capitalismo (61 por ciento versus 58 por ciento). Para aquellos entre 25 y 34, ganó el capitalismo, pero por un margen relativamente estrecho (58 por ciento a 51 por ciento). Para todos los que la respondieron, prefirieron abrumadoramente al capitalismo sobre el socialismo, con un 61 por ciento versus un 39 por ciento, pero otras encuestas encontraron que el socialismo es visto mucho más positivamente que en el pasado. Por ejemplo, Gallup hace ver (Gallup notes) que, en 1942, sólo un 25 por ciento de los estadounidenses estaba de acuerdo con que una economía socialista sería “algo bueno.” En el 2019, ese número había aumentado a un 43 por ciento.

¿Qué pasa? Parte de la tendencia, en especial entre la gente más joven, ciertamente se basa en la confusión. Allá en el 2014, una encuesta entre milenarios de Reason (a Reason poll), encontró que a esa cohorte le gustaba el socialismo, pero que, en realidad, no podía definir al término con algún grado de precisión. Cuarenta y dos por ciento nos dijo que a ellos les gustaba el socialismo, pero sólo un 16 por ciento lo podía definir correctamente como la propiedad estatal de los medios de producción, y un 64 por ciento quería una economía administrada por el libre mercado (sólo un 32 por ciento quería que el gobierno la tuviera a su cargo). Parte de la tendencia pro socialismo es posiblemente una respuesta a la crisis financiera del 2008, la que hundió al crecimiento económico por años y solidificó un sentimiento de que, de alguna forma profunda, el capitalismo había perdido su vigor. Aunque estamos en medio del período de crecimiento más extenso sin interrupción en un siglo y un récord de 50 años de bajo desempleo, la economía se siente (the economy feels) lenta y precaria y se nos dice constantemente que una recesión (o algo peor) está a la vuelta de la esquina.

Y, también, hay una ausencia de interés en o en conocer la historia, tanto la reciente como la antigua. El teórico marxista Fredric Jameson, quien ayudó a popularizar el término “capitalismo tardío” ("late capitalism"), por mucho tiempo ha insistido en que la primera regla del análisis crítico serio es “¡Siempre vea la historia! ("Always historicize!") Extrayendo no sólo de Marx, sino también de figuras como Walter Benjamin, cuyo ensayo enormemente influyente "The Work of Art in the Age of Mechanical Reproduction" habla acerca de la necesidad de recuperar las condiciones económicas, culturales y geográficas específicas y las relaciones de clases que dieron lugar a las obras maestras que ahora vemos como independientes en tiempo y lugar, Jameson enfatiza correctamente que tendemos a tomar al statu quo como dado o como hecho de la naturaleza, en vez de un momento que puede radicalmente ser alterado y cambiado.

Pienso que Jamison está en lo correcto al enfatizar que cualquier momento dado en el tiempo es contingente y está abierto al cambio radical, y que nuestro entendimiento de nuestro tiempo se beneficia de un entendimiento profundo de la historia. Como lo dice la instigadora crítica cultural Camille Paglia en una nueva entrevista con Tunku Varadarajan de The Wall Street Journal, los estadounidenses tienden a considerar como dados tanto nuestra sin precedentes libertad de elección, así como la riqueza de bienes de consumo. Ellos desesperadamente se encuentran en necesidad de un contexto más rico y más profundo acerca de la propia era que están denunciando.

“’Ahora todo es tan fácil,’ continúa la señorita Paglia. ‘Los negocios están abundantemente suplidos. Usted tan sólo entra y compra frutas y vegetales provenientes de todo el mundo.’ Estudiantes que no hayan estudiado economía o historia, ‘tienen un sentimiento de que esa es la forma como siempre ha sido la vida. Debido a que nunca han estado expuestos a la historia, no tienen ni idea de que estos son logros relativamente recientes que vienen de un sistema económico muy específico.’

El capitalismo, continúa ella, ha ‘producido esta abundancia alrededor nuestro. Pero, los jóvenes parecen creer que el gobierno debe administrar todo, y que las empresas que están haciendo las cosas a su alrededor para obtener ganancias y brindarles bienes, por alguna razón existirán para siempre.’”

En la entrevista, Paglia parece recordarnos al economista nacido en Austria, Joseph Schumpeter, el cual acuñó el término “destrucción creativa” y alabó la tendencia inherente del capitalismo de subvertir jerarquías sociales y económicas establecidas. En esto, Schumpeter invocó explícitamente al Manifiesto Comunista, en especial los pasajes que alabaron las formas en que “la época burguesa” y la Revolución Industrial sacudieron las cosas (shook things up):

“La revolución constante de la producción, el disturbio sin interrupción de todas las condiciones sociales, la inseguridad permanente y la agitación, distinguen la época burguesa de todas las anteriores. Todas las relaciones fijas y rápidamente congeladas, con su tren de prejuicios y opiniones antiguas y venerables, son barridas, todas las nuevas que se forman se hacen anticuadas antes que se puedan osificar. Todo lo que es sólido se derrite en el aire, todo lo que es santo es profanado y, por fin, el hombre se ve obligado a encarar con sentimiento sobrio sus condiciones de vida reales y sus relaciones con lo de su tipo.”

Paglia arguye -convincentemente, para mi mente- que incluso hemos olvidado a nuestro pasado relativamente reciente.

“’Nuestros padres fueron la generación de la Segunda Guerra Mundial,’ dice la señorita Paglia, ‘así que tenían un sentimiento de la realidad acerca de la vida.’ Ahora, los niños ‘son criados en un período mucho más afluente. Incluso personas con poco dinero tienen teléfonos celulares, televisiones, acceso a carros. Son criados en un ambiente de aire acondicionado. Todavía me acuerdo cuando no había aire acondicionado.’ Ella se estremece al sorber su cerveza fría, agregando que sufría horriblemente con el calor… La señorita Paglia me pide que note que fue ‘debido al capitalismo’ que sus antepasados ‘escaparon de la pobreza avasalladora de la Italia rural,’ emigrando a Endicott, Nueva York, para ‘trabajar en las fábricas de calzado Endicott-Johnson, cuyos amplios edificios, pilas de teñido y chimeneas dominaron mi infancia.’”

Similarmente, Schumpeter estaba preocupado porque la gente rica considerara a su fortuna como dada y estableciera la escena para su desaparición. Cuando Marx aseveró que el capitalismo se destruiría a sí mismo, debido a que un número cada vez más pequeño de gente se apoderaría de toda la riqueza para sí y literalmente llevaría hasta el hambre a los trabajadores pobres, quienes eran los que producían todos los bienes y servicios, Schumpeter señaló correctamente en la década de 1940 que eso era empíricamente incorrecto. “El logro capitalista,” escribió él, “típicamente no consiste en proveer más seda para las reinas, sino en llevarla al alcance de las trabajadoras de las fábricas.” Aun así, temía que el capitalismo se destruiría a si mismo al crear una clase de intelectuales, que denigra al progreso material y al individualismo en nombre de un bien común (que los intelectuales definirían y organizarían) y trabajadores que consideraban como dados esos estantes colmados de productos frescos (así lo menciona Paglia). En esencia, engordamos y nos hacemos perezosos, afirman Schumpeter y Paglia, y nos obsesionamos con la distribución de la riqueza, en vez de las bases por la cual su creación se edifica.

Eso a mí me parece una buena lectura de los Estados Unidos contemporáneos, en especial de un país con un crecimiento económico relativamente anémico (durante la mayoría del siglo XXI, el crecimiento promedio ha estado por debajo del 2 por ciento, comparado con el 3 por ciento o más del período que va de fines de la década de 1940 hasta el 2000.) Pero, Paglia no es una promotora acrítica del capitalismo y desafía a libertarios y a quienes algunos caracteres llaman “fundamentalistas del mercado”:

“’Si bien yo creo que el capitalismo de auge y caída es inherentemente darwiniano y que requiere de una regulación moderada para el bien mayor en el largo plazo,’ dice ella, ‘yo insisto en que el capitalismo ha producido la gloriosa emancipación de las mujeres.’ Ellas ahora se ‘mantienen a sí mismas y viven de lo propio y ya no más deben depender humillantemente del padre o del esposo.’”

¿Qué tipo de “regulación moderada” que apoyaría el lector promedio de Reason? Esa es una pregunta interesante y probablemente una que crearía tanta controversia entre la masa lasseferiana, como lo hace la defensa del capitalismo de Paglia entre socialistas democráticos y académicos feministas.

A pesar de lo dicho, las lecciones de la historia y de la economía -y las experiencias de nuestros padres, abuelos y antepasados más antiguos- tienen mucho que enseñarnos, no sólo acerca del pasado, sino, también, de los futuros posibles. A todos nos haría bien leer a Paglia y a Schumpeter (junto con Marx) con un mayor cuidado de lo que lo hemos hecho.

Reason ha entrevistado a Paglia en diversas ocasiones a lo largo de los años. He aquí una sesión de preguntas y respuestas del 2016, en la cual ella discute la declinación del sistema universitario. Puede encontrarse en https://reason.com/2019/09/03/young-...amille-paglia/

Nick Gillespie es editor especial de Reason.