NUEVA PIFIA DEL ICE

Por Jorge Corrales Quesada


Por supuesto que debe alegrarnos cualquier esfuerzo del ICE para haya una mejor producción de electricidad, pero eso no es suficiente: debería traducirse en costos menores de la electricidad para un pueblo en donde su precio es sumamente elevado. También, ese esfuerzo no debería ignorar si los costos de producir la infraestructura son más elevados que lo inicialmente estimado o iniciar operaciones sin terminar a plenitud el proyecto y, ante todo, con problemas o fallas que no deberían darse.

Por eso, con un sentimiento mezclado, leo el artículo en La Nación del 7 de agosto “ICE estrenó geotérmica con fallas de equipo.” Me alegra mucho ver la obra, pero no que aún contenga fallas y no asegure reducir las tarifas eléctricas a los costarricenses.

En resumen, me refiero a la reciente planta geotérmica de Pailas II, en Guanacaste, que se inició en abril del 2013 y que se recibió en julio de este año, tras poco más de 6 años de edificación. La instalación tiene una capacidad instalada de 55 megavatios, lo que serviría al equivalente de 137.000 hogares.

Uno de los problemas es que, detectado por el Departamento de Gestión de Adquisiciones del ICE, según un informe del 18 de junio previo a la entrega de la obra, posterior al inicio de producción de electricidad el 4 de junio, había varios en las válvulas y ante ello pide “una solución integral,” para que “puedan operar de manera desatendida (sin intervención de operarios).” Además, el medio indica que posee información de que, al ponerse en marcha el proyecto, “faltaban pruebas de equipos que tuvieron que cambiarse por algunas fallas y quedaban pendientes soluciones definitivas para otras.” Esos problemas subsistían el 30 de julio, dos meses después de la entrada de operación y una semana después de que se inaugurara. La entidad dice estar en fase de pruebas y que se opera de manera “confiable y segura.”

Los problemas se presentan en “válvulas automáticas y controles de actuadores hidráulicos (motores hidráulicos),” y el documento del 18 de junio señala que es necesaria una intervención “definitiva e inmediata.” Incluso señala que los problemas alcanzan a sistemas de emergencia y que “sólo se puede cerrar con manubrio,” lo que toma mucho tiempo para lograr los niveles deseados de presión.

El ICE admite que se ha efectuado un manejo manual de parte de los equipos, pues “no hay restricción alguna” para hacerlo así y es permitido sin que haya muchos problemas. Igualmente, que, si bien ya se le pagó una “parte significativa” al contratista, el contrato está cubierto por una garantía de cumplimiento “que se aplicará de ser necesario.” Cabe preguntarse, entonces, ¿por qué se dio por entregado? ¿Es práctica usual dar por recibido algo, aun cuando haya problemas detectados claramente? ¿Cuál sería el apuro para darlo por recibido si se sabía de esos problemas?

El asunto no es sólo de naturaleza técnica relacionada con la entrega. También, una vez más, un proyecto del ICE que sobrepasa los costos iniciales. Según el artículo de La Nación del 23 de julio, “ICE entrega planta geotérmica Pailas II con meses de atraso y sobrecosto de $41 millones,” al pasar de una estimación inicial de $325 millones a $366 millones, con todo y eso no se tiene una estimación de si esos problemas indicados incidirán en un diferencial mayor. Se había considerado que la planta entraría en operación en marzo de este año y fue entregada en julio.

No es ganas de fregar señalando estos atrasos, sobre costos y problemas. El proyecto previo del ICE, el de la planta hidroeléctrica de Reventazón, en Siquirres de Limón, tuvo un sobrecosto pasando de un monto inicial estimado de $757 millones a $1.567 millones. Pero, además, hubo que hacer arreglos que costaron $15.5 millones y, “no obstante, el Instituto permanece sin actualizar el monto usado en las reparaciones.” Ojalá no se vaya a repetir esa situación en este nuevo caso.

Publicado en mis sitios de Facebook, Jorge Corrales Quesada y Jcorralesq Libertad, el 1 de setiembre del 2019.