RECOPE SIGUE SIENDO CAJA CHICA

Por Jorge Corrales Quesada


Ante la quiebra inminente de JAPDEVA y su falta de plata hasta para pagar salarios, sucederá lo usual con las empresas estatales cuando estas ya no dan más: el gobierno simplemente no las cierra, sino que su lenta agonía posiblemente se traducirá en ponerlas a hacer alguna otra cosa, ¡lo que sea! Esa es parte de la tragedia del estado: no es como la empresa privada, que, si no sirve a sus amos, los consumidores, terminará por cerrar y los recursos de ella pasarán a generar alguna nueva actividad que los consumidores sí desean y, si les sirve bien, estarán dispuestos a conservarla.

La agonía de JAPDEVA, antes de la metamorfosis impuesta por el estado, también sirve para enseñarnos cómo se manejan las platas ajenas dentro de ese ente, sin el cuidado que habría si esos fondos fueran propios. Dado que el costo mensual de la planilla de JAPDEVA es de alrededor de ¢2.500 millones, y no se tenía los fondos necesarios para cubrirla, se acudió a la bien conocida caja chica del gobierno, RECOPE, para que le prestara la plata, como un “adelanto” por servicios que aparentemente JAPDEVA le brindará en el futuro cercano.

La información se presenta en La Nación del 19 de julio, bajo el encabezado “RECOPE adelantó a JAPDEVA ¢750 millones para salarios.”

Se indica que esta no es la primera vez que eso sucede, y que siempre JAPDEVA ha devuelto ese tipo de préstamos temporales, sólo que, aparentemente, el futuro de JAPDEVA en ocasiones previas, no era tan oscuro, como lo es ahora. Haciéndole un ole a la consulta de RECOPE sobre si podía hacer tales préstamos, la Contraloría indicó que no podía autorizar la petición y que “la responsabilidad de esa transacción quedaba en la administración de RECOPE,” “que (JAPDEVA y RECOPE son las) instituciones responsables de verificar la viabilidad de” ese préstamo. Eso es lo mínimo, pero no queda claro qué pasa si JAPDEVA no devuelve con su trabajo el adelanto que le dio RECOPE. ¿Perderá la plata RECOPE? De ser así, ¿será cargado eventualmente como costo a los precios de los combustibles?; o sea, ¿a los consumidores cautivos? Si es JAPDEVA la que tiene que pagar, ¿será tan sólo un gasto adicional que se les seguirá cargando a los costarricenses, como sucede con el arreglo pretendido que se quiere hacer en la Asamblea?

En todo caso, los ciudadanos estaremos sufriendo, una vez más, el embate de las malas inversiones del estado, que, cuando ya no son necesarias y se deben cerrar cargadas de pérdidas, inevitablemente, de una u otra manera, será cargado a los contribuyentes. A veces pienso que hay una especie de ignorancia permanente -que el aprendizaje no es posible- en cuanto a que las inversiones gubernamentales en proyectos que bien podrían ser brindados por la actividad privada, siempre terminan mal y el fracaso recae sobre las espaldas de los contribuyentes, y que, si se presenta algún otro proyecto estatal, la experiencia nunca es desechada. La refinería china… la producción de gasolina mezclada con alcohol… los sobrecostos de las plantas generadores de electricidad: la eólica, la nueva de geotermia, la represa del Reventazón… y un largo etcétera.

Publicado en mis sitios de Facebook, Jorge Corrales Quesada y Jcorralesq Libertad, el 22 de agosto del 2019.