EL SISTEMA DE CUIDO DE LA SALUD EN VENEZUELA ESTÁ EN RUINA, PERO LOS MERCADOS YA ESTÁN RESPONDIENDO

Por Byron Carson

Fundación para la Educación Económica
Jueves 22 de agosto del 2019


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, con letra subrayada, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/venezuelas-...dy-responding/

Los medios sociales y las criptomonedas están ayudando a destrabar la economía de trueque en desarrollo, al reducir los costos de transacción.

Se supone que los hospitales le ayudan a la gente y que no se convierte en una fuente de su padecimiento.

LOS HOSPITALES FUNCIONAN EN MUCHOS LUGARES

Por lo general, los hospitales le ayudan a la gente. Según datos y herramientas gráficas de Gapminder, las tasas de mortalidad y desnutrición infantil están correlacionadas negativamente con el número de médicos por cada 1.000 personas y con el número de camas de hospital por cada 1.000 personas. Similarmente, el porcentaje de población que sobrevive los 65 años de edad, aumenta con el número de médicos y de camas de hospital.

Por ejemplo, en Estados Unidos tenemos un sistema de cuido de la salud relativamente bien manejado.

A pesar de todos los problemas que escuchamos acerca de hospitales y cuido de la salud en Estados Unidos, ellos realizan una buena labor en cuidar de nosotros cuando los necesitamos. Según la Asociación Estadounidense de Hospitales (American Hospital Association), en el 2017 había aproximadamente 6.210 hospitales en los Estados Unidos con 931.203 camas equipadas, los que recibieron más de 36 millones de admisiones en el año. Los costos crecientes del cuido de la salud (Rising health care costs) pueden ser razón para preocuparse, los tiempos de espera en muchos salones de emergencias (many emergency rooms) son molestos, y hay algunos pacientes que pueden experimentar peor servicio que otros. No obstante, todos estos hospitales típicamente llevan a cabo su objetivo primordial de cuidar a los pacientes enfermos.

PERO NO ES ASÍ EN OTROS

Sin embargo, los problemas con el sistema de cuido de la salud de los Estados Unidos no pueden ser más intrascendentes que aquellos de Venezuela. El cuido de la salud en Venezuela se ha ido muriendo y es casi inexistente bajo un gobierno que continúa planificando centralizadamente sus asuntos económicos (centrally plan its economic affairs). Este resultado, desafortunadamente, se añade al colapso vigente (ongoing collapse), a una inflación estimada de una tasa de 10 millones por ciento (an estimated inflation rate of 10 million percent), a una migración al exterior de más de cuatro millones (migration of more than four million), a una hambruna permanente y a apagones (blackouts) ominosos.

Los suministros médicos (Medical supplies) son muy escasos (short supply). Marcela Escobari, anterior administradora asistente de la Oficina para la América Latina y el Caribe de la Agencia Internacional para el Desarrollo de los Estados Unidos, testificó (testified) el 26 de febrero ante el Comité de Asuntos Extranjeros de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, que los hospitales tienen menos del 30 por ciento de los medicamentos requeridos. También escasea la electricidad en los ellos (Hospital electricity). Igualmente, los médicos (physicians). Crecientemente algunos hospitales (hospitals) se deterioran y se ensucian y a los pacientes se les deja para que se defiendan por sí mismos (fend for themselves) y son susceptibles de infección.

El resultado trágico es que la gente está sufriendo y muriendo en una extendida emergencia humanitaria (humanitarian emergency). Esto es especialmente cierto para niños, pero también para gente en la flor de su juventud, que adquiere enfermedades infecciosas, como sarampión, malaria, tuberculosos y HIV sida. No es sorprendente que el Centro para el Control de las Enfermedades (CDC) y las secretarías de Relaciones Exteriores de los Estados Unidos (United States), Canadá, (Canada) y del Reino Unido (United Kingdom) hayan emitido fuertes advertencias a los viajeros.

Sintomático de los mayores fracasos de las amplias intervenciones gubernamentales en las relaciones económicas y sociales, ahora hay más pacientes de los que alternativamente habría. En vez de ayudar a los pacientes, los hospitales son barreras para un cuidado médico efectivo.

INCENTIVOS DIFERENTES, RESULTADOS DIFERENTES

¿Por qué los hospitales estadounidenses brindan exitosamente el cuido médico, mientras que los venezolanos no? Que la gente sea buena o mala no es una adecuada explicación. Ciertamente hay gente buena en Venezuela -si no es que ya se han ido- que genuinamente quiere ayudarles a otros; también hay diversas malas manzanas en el sistema de cuido de salud de los Estados Unidos, a quienes les importa poco el bienestar de otros.

Si queremos entender estas diferencias contrastantes y, tal vez, promover reversiones, un pequeño paso hacia adelante sería considerar los incentivos que la gente enfrenta al brindar bienes y servicios relacionados con el cuido de la salud. Los incentivos que la gente encara para construir (build) y mantener los hospitales, para asistir (attend) a las escuelas de medicina y de cuido de los pacientes, para suministrar medicinas y equipo médico (equipment) ̶ funcionan en Estados Unidos, pero no tanto en Venezuela.

Lo que comúnmente pensamos que es un hospital, el lugar al que vamos cuando estamos realmente enfermos o necesitamos un cuidado de emergencia, es una combinación de diversos insumos provenientes de diferentes mercados. Esos insumos incluyen materiales físicos, como la madera de las camas y paredes en la habitación de un paciente, insumos humanos, como doctores y enfermeras y su conocimiento y experiencia, e insumos organizacionales, como los miembros de equipos y cadenas de mando que coordinan todos estos recursos, que van desde la enfermera del triage, que usted encuentra en un salón de emergencias, y el portero que recolecta la basura, hasta el administrador que gerencia y el capellán. Los hospitales son organizaciones complejas y sólo emergen para formar lo que típicamente pensamos que son los hospitales, cuando médicos, enfermeras, investigadores y productores farmacéuticos e incluso trabajadores de la construcción, contratistas y arquitectos, todos, enfrentan los incentivos adecuados para ofrecer sus servicios.

Individuos de todas las formas y tamaños usualmente sólo se involucran en producir bienes y servicios cuando esperan obtener más de lo que les cuesta producir ese bien o servicio. Debido a la hiperinflación, el crimen y el sentimiento extendido de incertidumbre relacionados con el gobierno de Maduro, la gente en Venezuela no tiene estas expectativas -o son efímeras- y el resultado es que los pacientes, entre otros, sufren.

UN DESTELLO DE ESPERANZA

Hay espacio para el optimismo, si bien no es mucho. Ese optimismo no surge de hospitales estándar, pues ellos no son funcionales, y cualquier reforma parece imposible, dada la politización (politicization) del cuido de la salud. Incluso Maduro estuvo pregonando (touting) la calidad de la salud en Venezuela en marzo del 2018.

Al darse cuenta la gente de que el sistema de cuido de la salud continuará fallando, encontrará métodos alternativos de adquirir los bienes y servicios deseados. Las respuestas probablemente más comunes son el robo y el trueque (Theft and barter). El trueque (Barter) es una opción posible, pero, como señaló Adam Smith hace mucho tiempo, eso “traba” (“clogs”) la actividad comercial, pues la gente debe resolver el problema de la doble coincidencia de los deseos.

Los medios sociales y las criptomonedas, de todas las cosas, pueden ayudar a destrabar la economía de trueque en desarrollo, al reducir los costos de transacción. De hecho, estas tecnologías acoplan a gente que tiene suministros médicos con gente que (1) quiere esos suministros médicos y (2) que está dispuesta a dar otros servicios a cambio.

Twitter es ahora una fuente de cuido de la salud, al facilitar la comunicación para potencialmente miles de personas, siempre que tengan electricidad, un teléfono cargado o acceso a internet. Por ejemplo, Servicio Público Venezuela (@spvzla) es un intermediario para personas que están dispuestas a donar o hacer trueque de suministros médicos. La cuenta ha atraído a más de 51.000 seguidores desde noviembre del 2011 y ha tuiteado más de 37.000 veces. No todos los mensajes son explícitamente para acoplar gente que necesita medicina, pero da una indicación del potencial del alcance de la cuenta. Por supuesto, estos números no incluyen los mensajes directos que pasan sin reportarse.

La criptomoneda también estimula la provisión de socorro, alimentos y, potencialmente, suministros médicos. Casper Niebe, junto con estudiantes y profesores de tecnologías de la inteligencia de la Universidad de Copenhague, recientemente desarrolló PolloPollo ̶̶ una manera de ejercer la caridad sin las agencias de caridad. Lanzado en julio del 2019, su diseño P2P [red de pares o de iguales] está construido sobre la criptomoneda Obyte, la que coordina (coordinates) a productores, consumidores y donantes por medio de un contrato digital. Este servicio es particularmente útil en Venezuela pues la gente puede pagarles a productores en criptomoneda (que ellos pueden intercambiar por otras monedas para evitar el bolívar venezolano), quien entonces proveerá los bienes a los consumidores. Hasta el momento, PolloPollo ha completado cerca de 50 transacciones, al momento totalizando entre $500 y $600.

Además de insumos de capital físico y humanos, los sistemas hospitalarios dependen de coordinar diversos individuos con planes y deseos distintos. La coordinación exitosa depende de expectativas de recompensa, pero pueden fallar en ser exitosas cuando el gobierno formula políticas que interfieren con esas expectativas. La continuación de esas políticas empobrece más a la gente y la estimula a buscar medios alternativos para su cuido médico, lo que convierte a los hospitales en cualquier cosa distinta de un lugar en donde la gente se mejora.

Byron Carson es profesor asistente visitante de Economía y Negocios en Hampden-Sidney College, en Farmville. Virginia.