POR QUÉ KEYNES CREÍA QUE ESFUERZOS POR LUCHAR CONTRA LA DESIGUALDAD DE INGRESOS DAÑA AL CRECIMIENTO ECONÓMICO

Por John Phelan

Fundación para la Educación Económica
Domingo 11 de agosto del 2019


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Puede que en realidad Keynes no haya dicho que “Cuando los hechos cambian, cambio de opinión,” pero la flexibilidad en sus creencias era legendaria.

El economista John Maynard Keynes (1883-1946) famosamente dijo, “en el largo plazo todos estamos muertos.” Él no estaba diciendo que deberíamos ignorar el largo plazo ̶ sólo que no deberíamos ignorar el corto plazo. Los economistas de la época, afirmaba Keynes, creen que las economías tienen tendencias que se autocorrigen, que, si se dejan sin obstáculos por el gobierno, en el largo plazo remediarían los períodos de bajo empleo, producción y crecimiento. A pesar de lo anterior, Keynes escribió:

“…este largo plazo es una guía equivocada para asuntos de actualidad. En el largo plazo todos estamos muertos. Los economistas se la plantean demasiado fácil, una tarea demasiado inútil, si en períodos tormentosos ellos tan sólo pueden decirnos que, mucho después de que haya pasado la tormenta, el océano de nuevo está plano.”

Keynes continuó desarrollando la idea de que, en efecto, las economías del todo no tenían tendencias correctivas. En un ensayo titulado “The Great Slump of 1930,” sugirió que, quienes formulaban políticas habían “fallado en el control de una máquina delicada,” y que, mientras que la situación era seria, las economías deprimidas simplemente sufrían de un “problema del magneto.” Una vez que el magneto estuviera funcionando de nuevo, la prosperidad retornaría. Pero, por sí sola no empezaría a zumbar. Cómo hacer que volviera a funcionar fue el tema de su gran trabajo The General Theory of Employment, Interest and Money [Teoría general de la ocupación el interés y el dinero], publicado en 1936.

Por este trabajo acerca de las causas y remedios para las caídas de variables económicas agregadas, como la ocupación y la producción, a menudo a Keynes se le llama padre de la macroeconomía. En términos amplios, trata con las fluctuaciones de corto plazo. Lo que impulsa al crecimiento económico -o lo contrario- en el largo plazo está cubierto por la teoría del crecimiento. Los libros de texto con frecuencia pasan una línea entre la macro de corto plazo y la de largo plazo, así como lo hacen entre macro y microeconomía.

KEYNES EN EL LARGO PLAZO

¿Qué pudo decir Keynes acerca del largo plazo? Son muy conocidos sus puntos de vista acerca de macro fluctuaciones en el corto plazo, pero menos sus ideas acerca del crecimiento a largo plazo. Si bien nunca estableció sistemáticamente su teoría propia acerca del crecimiento, sus ideas pueden encontrarse en otros trabajos de Keynes.

En 1919, Keynes era un consejero de alto rango en la delegación británica a la conferencia de Versalles, encargada de redactar un tratado de paz con Alemania. En junio, protestando por lo que él creía eran términos demasiado duros, renunció. En julio y agosto, escribió The Economic Consequences of the Peace [Las consecuencias económicas de la paz]. Se convirtió en éxito de ventas y le estableció como intelectual público. El libro es famoso por su denuncia de los términos del tratado, pero también brinda luz sobre los pensamientos de Keynes acerca del crecimiento.

Keynes decía que el crecimiento del producto económico a través del tiempo, vista la preguerra, era impulsado por el crecimiento del capital. ¿Qué explicaba este crecimiento del capita? Keynes escribió:

“Aunque había cierta mejora continua en las condiciones de la vida corriente de la masa de la población, la sociedad estaba montada de forma que la mayor parte del aumento de los ingresos iba a parar a disposición de la clase probablemente menos dispuesta a consumirla. Los ricos nuevos del siglo XIX no estaban hechos a grandes gastos, y preferían el poder que les proporcionaba la colocación de su dinero a los placeres de su gasto inmediato.”

Es interesante notar que aquí Keynes ve a la desigualdad del ingreso como un impulsor de la acumulación de capital, lo que, a su vez, impulsa el crecimiento económico.

“Precisamente la desigualdad de la distribución de la riqueza era la que hacía posibles de hecho aquellas vastas acumulaciones de riqueza fija y de aumentos de capital que distinguían esta época de todas las demás.”

“Las inmensas acumulaciones de capital fijo, que con gran beneficio de la Humanidad se constituyeron durante el medio siglo anterior a la guerra, no hubieran podido nunca llegar a formarse en una sociedad en la que la riqueza se hubiera dividido equitativamente. Los ferrocarriles del mundo, que esa época construyó como un monumento a la posteridad, fueron, no menos que las pirámides de Egipto, la obra de un trabajo que no tenía libertad para poder consumir la remuneración total de sus esfuerzos en goces inmediatos.”

Lo que también es interesante es que Keynes pensó que los esfuerzos por luchar contra esta desigualdad, como con impuestos elevados al ingreso o la riqueza, pondría en peligro la acumulación de capital y el crecimiento económico.

“El pastel era realmente muy pequeño en relación con el apetito de consumo, y si se diera participación a todo el mundo, nadie mejoraría gran cosa con su pedazo.”

EL LARGO PLAZO VERSUS EL CORTO PLAZO

Keynes nunca se desvió de esta creencia de que el crecimiento de largo plazo era, en gran parte, impulsado por la acumulación de capital. En 1930, escribió un ensayo titulado “Economic Possibilities for our Grandchildren.” Él hace la observación de que, a partir la Revolución Industrial, “el estándar promedio de vida en Europa y los Estados Unidos había aumentado, pienso, en alrededor de cuatro veces” y predijo que “el estándar de vida en países progresistas dentro de cien años, será de entre cuatro y ocho veces tan alto que como lo es hoy.”

Consistente con su argumento en Las consecuencias económicas de la paz, él atribuyó eso, en gran parte, a “la acumulación de capital que empezó en el siglo dieciséis.”

Pero, al desarrollar Keynes sus ideas macroeconómicas, perdió la vista de dónde se originaba ese capital. En la Teoría general, especula acerca de la posibilidad futura de “una sociedad que se encuentra a sí misma tan bien equipada con capital, que su eficiencia marginal es cero y sería negativa con cualquier inversión adicional,” alegremente afirmando que sería “comparativamente fácil hacer que los bienes de capital fueran tan abundantes, que la eficiencia marginal del capital ese llega a cero.”

En el corazón de la macroeconomía de Keynes estaba la idea de que se podía gastar poco dinero como para mantener el pleno empleo ̶ ese problema del magneto. Si la gente ahorraba su dinero en vez de gastarlo, entonces, el gasto total -la demanda agregada- caería. En un ensayo de 1931 titulado “Saving and Spending,” Keynes escribió que “El mejor cálculo que puedo hacer es que siempre que usted ahorra cinco chelines, deja a un hombre sin trabajo durante un día.” Así, el ahorro, que en 1919 Keynes vio como esencial para el crecimiento a largo plazo, el Keynes de 1931 lo vio como una amenaza para la estabilidad macroeconómica a corto plazo.

UNA TEORÍA NO UNIFICADA

Puede que, en realidad, Keynes no haya dicho que “Cuando los hechos cambian, cambio de opinión,” pero la flexibilidad en sus creencias era legendaria. Se asume que Winston Churchill habría enfatizado que si

“usted pone a dos economistas en una habitación, usted obtiene dos opiniones, a menos que uno de ellos fuera Lord Keynes, en cuyo caso usted obtiene tres opiniones.”

Al aparecer la Teoría General, el amigo y compañero de entrenamiento, Friedrich von Hayek, se abstuvo de producir una crítica minuciosa, pues él suponía que Keynes cambiaría su mente. Sus puntos de vista sobre la conveniencia de ahorrar parecen haber experimentado un cambio similar, cuando cambió el enfoque de su trabajo. Keynes es famoso por iniciar la separación entre micro y macroeconomía. También debería recordársele por separar la teoría del crecimiento a largo plazo de la teoría macroeconómica a corto plazo.

John Phelan es un economista de the Center of the American Experiment y compañero de The Cobden Centre.