Así, bien clarito.

“TODO ES GRATIS” Y LA PRIMERA LEY DE LA POLÍTICA

Por Dan Sánchez

Fundación para la Educación Económica
Martes 6 de agosto del 2019


Los empresarios hacen un mejor trabajo que los políticos en aliviar la escasez por medio de una producción eficiente y creadora de valor.

La otra noche, un político criticó a Bernie Sanders y a Elizabeth Warren por ofrecer a los votantes “todo es gratis y promesas imposibles.” Notoriamente, la crítica no provino de un republicano conservador en lo fiscal, sino de un compañero demócrata durante un debate de las elecciones primarias. John Delaney, anteriormente un congresista de Maryland, dijo que esas políticas se basaban en una “economía de cuento de hadas.”

ECONOMÍA DE CUENTO DE HADAS

Como escribiera Thomas Sowell,

“La primera lección en economía es la escasez: nunca hay lo suficiente de cosa alguna para satisfacer a plenamente a todos quienes la quieren. La primera lección en política es menospreciar la primera lección en economía.”

Así que fue una sorpresa ver un candidato presidencial reconocer la primera lección en economía y dejar de lado, por un momento, la primera lección en política.

La palabra “gratis” se desliza gratuitamente de los labios de Sanders y Warren: Dos de sus promesas más populares son cuido de la salud gratuito (“Cuidado médico para Todos”) y universidad gratuita. Pero, en un sentido, algo es “gratis” cuando no es escaso: cuando hay tanto de algo, que el Grupo A puede usar lo que quiera de él, sin disminuir la habilidad del Grupo B para hacer lo mismo. Los economistas llaman a eso “superabundancia.” En la mayoría de los casos, el aire es “gratis.” Cuando inhalo oxígeno no privo de manera significativa a alguien de cosa alguna.

En tal sentido, el cuido de la salud y la educación no son “gratis.” Las pastillas y los lápices, las cirugías y las clases son escasas. La misma pastilla no puede ser tragada por dos personas. Y el material y la mano de obra que entran en producir esas cosas también son escasos. Los recursos no pueden ser prodigados en un área, sin hacer imposibles otros usos para esos recursos. Pensar de otra forma sería, de hecho, una “economía de cuento de hadas.”

Cuando la escasez es un factor, “¿cómo podemos pagar por él?” es una pregunta clave, y “no podemos” es una respuesta posible.

PRETENDIENDO QUE LA ESCASEZ NO EXISTE

Pero, para una política como Elizabeth Warren, esa respuesta es inaceptable, incluso incomprensible. Cuando el moderador del debate le pidió a Warren que respondiera a la crítica de Delaney, ella dijo (énfasis agregado):

“No entiendo por qué alguien está dispuesto a sufrir todo el problema de aspirar a presidente de los Estados Unidos, sólo para hablar acerca de lo que realmente no podemos hacer y por lo que no debemos luchar. No lo entiendo.”

Ella no lo entiende pues está siguiendo la primera ley en la política de Sowell. Menospreciar la escasez es simplemente la mejor práctica en su profesión. La escasez puede limitar lo que usted puede lograr, pero no limitar lo que usted puede ofrecer. Y los votantes tienen un registro pobre acerca de responsabilizar a los políticos por lo que ellos les prometieron. Así que, si usted está participando en una carrera para ganar, a menudo rinde sobrepasar en promesas a sus competidores, incluso si significa virar hacia el territorio de cuentos de hadas. Permitir que realidades molestas, como la escasez, se atraviesen en el camino puede ser un suicidio político, tal como adivino que Delaney lo averiguará pronto.

Para ser justo, los mismos individuos que tienden a ser crédulos como votantes, típicamente son listos como consumidores. Cuando una empresa les falla, rápidamente llevan su dinero a otras partes. Así es como se responsabiliza a los empresarios. Esa es la razón por la que los empresarios están preocupados no sólo por sus promesas, sino por cumplirlas. Y es la razón por la cual los empresarios se atienen a la primera regla en economía de Sowell: de por qué ellos toman a la escasez en serio.

Debido a que los clientes los responsabilizan, los empresarios hacen un mejor trabajo que los políticos en aliviar la escasez por medio de una producción eficiente y creadora de valor. Los proyectos empresariales fracasan, pero ellos desaparecen cuando sus clientes lo hacen, dejando el espacio para algo mejor. Dado que los proyectos gubernamentales se financian por “clientes” involuntarios (los que pagan impuestos), en última instancia no rinden cuentas y son “libres” de fracasar indefinidamente.

EMPRESARIEDAD E INNOVACIÓN SON LA RESPUESTA

Esa es la razón de por qué los empresarios nos brindan bienes y servicios asombrosos y, a la vez, pagables (incluso “gratis” para el usuario, cuando anuncios los apuntalan), en tanto que los políticos nos dan programas que son “gratis” pero que están perpetuamente en dificultades y son insatisfactorios.

Por ejemplo, en el reino de la educación, piense acerca de cuánto aprendizaje hoy día se da en YouTube y por medio de podcasts ̶ y cuánto han crecido esas plataformas y progresado como recursos educativos, en sólo unos pocos años. Compare eso con las décadas de intentos frustrados de reforma a las escuelas públicas.

Y, en cuanto a cuido de la salud, contraste el servicio de las clínicas de salud a las que se puede acceder en las farmacias CVS y Walgreens versus la Administración de Veteranos.

Tenga en mente este historial cuando los políticos le prometen vastas expansiones de educación y cuido de la salud “gratis.” De hecho, esos sectores claman por reforma. Pero, para ello cuente con empresarios responsables para que se lo brinden, no políticos que no son responsables ante lo que prometen.

Este artículo se reimprime con el permiso de RealClearMarkets.



Dan Sánchez es director de contenido en la Fundación para la Educación (FEE) y editor de FEE.org