Una buena propuesta económica de un abogado para resolver el problema con el diferencial de pago entre jugadores de futbol hombres y mujeres en los Estados Unidos, tema que aquí llamó la atención de amigos de Facebook.

UN ARREGLO FÁCIL PARA EL BACHE EN LA PAGA EN EL FUTBOL

Por Satya Marar

Fundación para la Educación Económica
Martes 16 de julio del 2019


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, con letra subrayada, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/an-easy-fix...ender-pay-gap/

A principios de este año, los miembros del equipo femenino de futbol demandaron a la Federación de Futbol de los Estados Unidos por discriminación de género, citando la disparidad en la paga que hay entre aquel y el equipo de la selección masculina de futbol de los Estados Unidos.

Cuando Megan Rapinoe anotó el gol de la victoria en el partido final de la Copa Mundial Femenina de Futbol de la FIFA, los estadounidenses se alegraron (Americans rejoiced). Pero, pronto los vítores fueron reemplazados por cánticos pidiendo una “paga igual” (replaced by chants calling for “equal pay,” ), con muchos tomando posiciones acerca de la disparidad en la paga de $370 millones del dinero por el premio en las competencias de hombres y mujeres.

A principios de este año, los miembros del equipo de mujeres demandaron a la Federación de Futbol Femenino de los Estados Unidos (sued the US Soccer Federation), citando la disparidad entre la paga hacia ellas y la del equipo de la selección de hombres de los Estados Unidos. Ellas aseveran que dado que ambos equipos llevan a cabo la misma función y soportan las mismas demandas físicas (y dado que el equipo de mujeres había sobrepasado al equipo de hombres al ganar su competencia), ellos han ganado más que una recompensa igual.

Ellas no están equivocadas, pero, aun así, hay huecos en su argumentación.

DIFERENTES ESTÁNDARES DE COMPETENCIA

Después de todo, las bases de sus demandas descansan en la idea de que el desempeño en un deporte competitivo es algo que no es relativo. Pero, lo es y sólo puede juzgarse en referencia a los estándares establecidos por la competencia.

Para que su alegato sea exacto, también deberían probar que el equipo de hombres de los Estados Unidos no podía derrotar a todos los equipos de mujeres en la Copa Mundial. No es suficiente con simplemente hacer ver que ellos no están entre los mejores de los equipos de hombres. Dada la realidad biológica de que (the biological reality that) el atleta masculino promedio es más alto, menos propenso a lesiones, más fuerte y más rápido que la atleta femenina promedio, es difícil probar aquel alegato.

Eso lo hemos visto en la vida real. En la “Batalla de los Sexos” (Battle of the Sexes) de 1998, el jugador de tenis masculino calificado con el lugar número 203, Karsten Braasch, se enfrentó a Venus y Serena Williams, que estaban en la cúspide de sus carreras. Después de completar una ronda de golf y tomar dos cervezas con limonada, el varón relativamente desconocido vino para obtener una victoria sobre las hermanas. Este no es un enjuiciamiento de las carreras y proezas legendarias de las hermanas. Es tan sólo el reconocimiento de cómo diferentes categorías deportivas y competidores tienen estándares diferentes.

Todo mundo entiende esto, al menos en algún grado. Es la razón de por qué la misma gente que se queja de que la disparidad en la paga en deportes competitivos, es un asunto de género, también no está pidiendo competencias unisex, que literalmente ponen a ambos sexos en el mismo nivel de juego.

Pero, nada de esto es lo que en realidad importa en la disputa por la paga.

OFERTA Y DEMANDA DE PATROCINIOS

Una gran cantidad de deportes en la actualidad es financiada con patrocinios privados (funded by private sponsorship). Por ejemplo, en el 2017-18, la Federación de Futbol de los Estados Unidos (USSF, por sus siglas en idioma inglés), obtuvo más de la mitad de su ingreso proveniente de (the United States Soccer Federation (USSF) sourced over half of its revenue from) patrocinios, licencias de la televisión y regalías. La comparación de habilidad y entrenamiento en el hockey y el futbol competitivo es muy irrelevante cuando un deporte recibe un interés mayor de televidentes que otro. Para estos deportes o competencias, quienes las transmiten están dispuestos a pagar más por los derechos de transmisión y las empresas estás dispuestas a pagar por anunciar, ser dueños o patrocinar equipos de futbol.

Esta es la razón por la que Karsten Braasch fue afortunado en lograr siquiera una parte de lo que cada una de las hermanas Williams logró en el curso de sus carreras en el tenis ̶ a pesar de demostrar ser un mejor jugador. A la gente simplemente le interesaba más mirar a las hermanas Williams enfrentarse a otras mujeres altamente calificadas.

Entonces, los patrocinios ofrecen los mejores prospectos para reformar la escala de pago en los equipos de futbol de hombres y mujeres.

En la actualidad, los deportes de hombres atraen a más televidentes que los de mujeres, pero vivimos en una época de cambio social. Si bien el año pasado la competencia de hombres en el torneo de tenis de Wimbledon atrajo a mucho más televidentes (drew many more viewers), ESPN señaló que desde el 2017 la teleaudiencia había declinado para la competencia de hombres, a la vez que había aumentado para la competencia de mujeres. Ello podría deberse, en general a unas rápidas mejoras en los estándares de desempeño en los deportes de mujeres o simplemente a un cambio en las actitudes y preferencias sociales.

Igualmente, el exitoso desempeño del equipo de futbol femenino de los Estados Unidos ha elevado el interés y posiblemente aumentado la audiencia de futbol femenino en el lucrativo mercado estadounidense ̶ tal vez incluso hasta del mercado global. Los patrocinadores deben tomar nota de esto; fue la multitud la que cantó “pago igual” (that chanted “equal pay”) al entregar la copa el presidente de la FIFA al equipo ganador.

La solución está en pagar a los atletas hombres y mujeres un monto fijo igual, con una bonificación determinada como una porción de los ingresos recibidos por patrocinio para cada partido. Es el más justo, la forma más de mercado libre para resolver la disputa intra sexo de pago en deportes competitivos nacionales e internacionales. De manera importante, esto significa que el equipo de la USSF no necesita pagar menos a los hombres y que los gobiernos no tengan que obligar a nadie a elevar salarios.

También, este modelo crea incentivos comerciales para un patrocinio mayor (léase: un fondeo mayor) de los deportes de mujeres, pues muchas compañías están intentando afirmar su compromiso con la justicia social y la igualdad de género bajo políticas corporativas de “responsabilidad social.” Diablos, incluso ahora las grandes empresas tabacaleras blasonan públicamente (now proudly boast) por obtener premios por igualdad de género. Con una porción del ingreso por patrocinio que va a dar a la paga de jugadores, ahora las empresas pueden demostrar sus compromisos con sus billeteras. Todo mundo gana.

Satya Marar es un contribuyente en Young Voices y es director de política de la Alianza de Contribuyentes de Australia.