Una muy buena y clara explicación de un joven acerca del sistema económico de los países nórdicos, que sin duda se aleja del socialismo que algunos predican en nuestro medio. Tal vez esto les ayude a aclarar las mentes y errores de apreciación de esos socialistas de lo que es un orden económico esencialmente de mercado competitivo, como son las economías nórdicas.

LAS ECONOMÍAS NÓRDICAS EXPLICADAS: LA DIFERENCIA ENTRE EL CAPITALISMO “COMPASIVO” Y EL SOCIALISMO

Por David Bruining

Fundación para la Educación Económica
Sábado 13 de julio del 2019


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, con letra subrayada, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/nordic-econ...and-socialism/

Es cierto que Suecia, Finlandia, Noruega y Dinamarca son éxitos económicos notables. Es falso que ellos han sido logrados por medio del socialismo.

Capitalismo “compasivo”: un mejor nombre para lo que practican los países nórdicos. Es cierto que Suecia, Finlandia, Noruega y Dinamarca son éxitos económicos notables. Es falso que ellos han sido logrados por medio del socialismo. Los países nórdicos se enfocan en combinar un sistema de libre mercado con varios programas sociales.

Este nexo les abre el camino a programas como educación libre, cuidado médico libre y un programa garantizado de pensiones para quienes se retiran. Para que esto tome su lugar, los ciudadanos deben poner una cantidad enorme de confianza en sus gobiernos y en quienes formulan las políticas. La economía, el trabajo, y el bienestar deben trabajar uno a la par del otro. Quienes hacen políticas deben enfrentar los siempre cambiantes desafíos sociales y luego aprobar las soluciones a través de un proceso democrático.

MUCHAS DERIVACIONES DIFERENTES DE SOCIALISMO

Lugares como Suecia y Noruega han reducido el bache entre ricos y pobres a la vez que preservan los beneficios básicos del capitalismo. Este tipo de modelo capitalista descansa en la destrucción creativa, término acuñado por Joseph Schumpeter en 1942:

“el proceso de mutación industrial que incesantemente revoluciona la estructura económica desde su interior, destruyendo incesantemente a la vieja, creando incesantemente una nueva.”

Las naciones nórdicas parece que utilizan impecablemente este sistema y los progresistas continúan diciendo que este es socialismo: “Mis políticas se parecen cercanamente a lo que vemos en el Reino Unido, en Noruega, en Finlandia, en Suecia,” dijo la representante Alexandria Ocasio-Cortez en el programa de televisión 60 Minutes. Pero, ¿en dónde calza esto con los estándares estadounidenses? ¿Podemos aprender algo de esa derivación de socialismo? Hay mucho detrás del modelo nórdico y mucho más detrás de él, por lo cual es altamente alabado.

El capitalismo es un sistema dinámico, que cambia y evoluciona constantemente debido a las oportunidades para las ganancias y la propiedad. Este ideal calza a la perfección con muchos otros sistemas que evolucionan naturalmente ̶ como el modelo nórdico. A los progresistas les gusta creer que los Estados Unidos tienen necesidad de tal evolución económica. Los pobres están tan lejos de los ricos que el socialismo -con todo- es una necesidad. Se nos dice que los estadounidenses necesitan de igualdad en todos los sectores, todos los mercados y todas las clases.

LOS MODELOS ECONÓMICOS

Francamente, Schumpeter no tenía en mente un equilibrio cuando filosofó acerca de la destrucción creativa (creative destruction). En vez de ello, deseaba tener un modelo en donde inventores y empresarios pudieran mejorar, creando un desequilibrio que en realidad beneficiaría a los integrantes del sistema. Un ideal socialista, en donde todos son iguales en todos los terrenos, no fue la columna vertebral de la destrucción creativa, ni de cualquier modelo nórdico, ni tampoco de cualquier economía de sentido común. ¿Por qué alguien querría matar la gallina de los huevos de oro?

Pero, hay una miríada de diferencias que el modelo nórdico mantiene al compararse con el socialismo.

En primer lugar, el inicio: las naciones nórdicas desarrollaron su sistema económico actual después de años de una economía libre con libre comercio. No serían nada sin ese fundamento. La riqueza creada previamente le permitió al gobierno empezar sus programas sociales mediante la imposición de altas tasas de impuestos. El gobierno nunca debería empezar con tasas extensivamente altas y esperar que sus ciudadanos conserven el ritmo.

La revista The Economist describe (describes) a los países nórdicos como “firmes librecambistas quienes resisten la tentación de intervenir, incluso para proteger compañías icónicas.” ¿Suena esto como socialismo? Ciertamente que no. Aún más, tanto Noruega como Dinamarca son lugares en donde es más fácil hacer negocios que en Estados Unidos, según DoingBusiness.org. Los beneficios del gobierno no crearon la riqueza de esas naciones ̶ la riqueza de la gente creó los beneficios del gobierno.

LA INTERFERENCIA GUBERNAMENTAL

En segundo término, la interferencia gubernamental: en las leyes laborales de los Estados Unidos no se encuentra un ingrediente básico de los gobiernos nórdicos. En las naciones nórdicas o Escandinavas no hay un salario mínimo establecido por el gobierno federal ̶ ¡Y con todo y eso sobreviven! Los sindicatos y los organizadores ayudan a establecer los salarios, pero el gobierno no se entremete en el proceso de negociación. Este sistema descentralizado es posiblemente la mejor forma de hacer las cosas. Las empresas son libres de pagar menos por el trabajo no calificado (aprendizaje/internados) y a los trabajadores no calificados.

Tener un salario mínimo es casi un suicidio para las empresas pequeñas. Ellas no pueden contratar los trabajadores que necesitan pues no están obteniendo suficientes ganancias, así que las empresas continuarán siendo pequeñas. El salario mínimo dificulta el crecimiento de las empresas. Por ejemplo, los políticos en los Estados Unidos recientemente aprobaron (recently enacted) nuestro salario mínimo en todo el territorio de los Estados Unidos, incluyendo a la Samoa estadounidense (American Samoa). En Samoa, los patronos más grandes de la isla eran las envasadoras de atún.

Una vez que el salario mínimo se convirtió en ley, destruyó la competitividad de la isla, las fábricas cerraron y se disparó la tasa de desempleo. Samoa no necesitaba el salario mínimo; simplemente los políticos querían sentirse bien acerca de sus acciones y no mirar las consecuencias. La ausencia de la intervención gubernamental le permite a la gente ser pagada de acuerdo con lo que valen, no lo que el Gran Hermano considera que ellos valen.

LA EDUCACIÓN

En tercera instancia, la educación: La economía nórdica es el apoyo último de que “las direcciones postales no deban definir el futuro de un niño.” Si bien la educación es gratuita, las oportunidades que los ciudadanos tienen son impecables. Eso podría deberse a que es extremamente similar al punto de vista libertario (como lo define el economista Milton Friedman en su ensayo de 1955 The Role of Government in Education” [El rol del gobierno en la educación]). Los gobiernos nórdicos dotan a sus ciudadanos de cupones o bonos para la educación. Esos bonos pueden ser redimidos para educarse en cualquier lado, ya sean escuelas públicas, escuelas subvencionadas por el gobierno o escuelas privadas.

Según el Instituto para el Estudio del Trabajo, esta privatización de la educación “mejoró el desempeño educativo promedio tanto al final de la escuela obligatoria como en el largo plazo, en términos de notas en los colegios, asistencia a la universidad y en años de escolaridad.” Esta elección de la educación beneficia a ciudadanos, a niños y el futuro de las naciones. Al igual que como Turning Point USA promueve la libre elección escolar, igualmente lo hacen las naciones nórdicas y escandinavas. A pesar de lo anterior, no son los socialistas quienes están promoviendo la libre elección.

Finalmente, cómo evolucionó: Los países nórdicos no siempre han sido tan progresistas; de hecho, están empezando a devolverse. Hasta la década de los años cincuenta, los países nórdicos eran naciones que estaban entre los máximos librecambistas, basadas en la competencia. Sin embargo, en la década de los setenta, se impusieron intensos sistemas sociales gubernamentales y de regulación, junto con tasas altas de impuestos. Todo aquel crecimiento económico llegó a un triste final. Por ejemplo, el crecimiento económico de Suecia cayó hasta ser un punto porcentual menor que aquel del resto de Europa y un dos por ciento menos que los Estados Unidos.

Ya para los años noventa, el gasto gubernamental era el 70 por ciento del PIB y el cociente de la deuda con respecto al PIB se acumuló hasta un 80 por ciento. Incluso la tasa de desempleo se elevó a un cinco por ciento. Tan pronto como los formuladores de políticas vieron que el arreglo socialista iba mal, las cosas cambiaron. En 1991, las legislaturas privatizaron partes del sistema de cuido de la salud, introdujeron bonos para la educación y recortaron programas de bienestar que desperdiciaban el dinero. Entre 1995 y el 2000, el cociente de deuda con respecto al PIB se recortó en un 40 por ciento ( cut by 40 percent) y los ciudadanos obtuvieron un mayor ingreso, gracias al nuevo impuesto sobre la renta del 28 por ciento (28 percent income tax).

INFLACIÓN E IMPUESTOS

De hecho, ese impuesto se redujo a un 22 por ciento en el 2013. De forma que países como Suecia asumieron una posición extremamente progresista, se dieron cuenta de que él no funcionaba, convirtiéndose así hacia una filosofía de un mayor mercado libre.

¿Por qué hacer que los Estados Unidos aprendan por sí mismos que el socialismo no funciona, cuando simplemente podemos confiar en el experimento de Suecia? La lección aprendida no es lo que la Izquierda enseña. Debido a la desregulación, en la actualidad Suecia ha tenido un crecimiento superior al de sus otros colegas europeos en al menos un uno por ciento anual. Eso no es resultado del progresismo o del socialismo. Es lo opuesto.

Los progresistas exageran burdamente la comparación de las naciones nórdicas con las socialistas, pero los nórdicos son, en realidad, un ejemplo pobre, pues ellos practican un sistema predominantemente de libre mercado. Por si fuera poco, las economías nórdicas no se derrumban totalmente -y en ese descalabro matar a millones de personas- tal como pasa con los sistemas socialistas.

Así que, he aquí por qué los socialistas alegan que este es un producto del socialismo: Ellos necesitan de un buen ejemplo. Hay cero, nada, ninguno buen ejemplo de socialismo ̶ en ningún lado. Tan pronto como un sistema progresista se acerca en algún grado -pero todavía lejos de él- a un estado socialista, los progresistas tomarán el crédito y lo proclamarán diciendo que es el socialismo. Ellos necesitan algo, lo que sea, que justifique sus posiciones y para probar que el socialismo, de pronto, funciona. La verdad es: no funciona.

NINGÚN TAMAÑO ÚNICO CALZA CON TODO

Y las naciones que lo intentan terminan destruyendo cualquier ventaja que tenían en el mundo y o regresan a un sistema de libertad o sufren las consecuencias. Miren a Venezuela: 1.600 por ciento de inflación, menos 17 por ciento de crecimiento del PIB y un desempleo del 44 por ciento (esperado en el 2020). Es con ignorancia deliberada que los oponentes del capitalismo proponen continuamente ese modelo económico, pero no puede decir la diferencia que existe entre una economía insolvente y una próspera.

El modelo nórdico no es un sistema que lo es todo y que es el final de todo. Tampoco lo es el capitalismo ni el socialismo.

La mayoría de las economías se desarrollan, cambian y mejoran con el paso del tiempo. La historia es el mejor maestro para la guía en el proceso evolutivo. La izquierda no se merece que se tome el crédito por los glamures, logros y beneficios de un sistema de libre mercado y que le pongan la etiqueta de socialismo sobre él. Ellos definen a los modelos nórdicos y escandinavos como progresistas, pero eso ya no es más un asunto de definición.

Es acerca de si la izquierda cesará de mentirle al pueblo estadounidense y de hacer que el socialismo aparezca como beneficioso. La gente joven, en particular, es propensa a esta retórica: Todo lo que para ellos es importante es “gratuito” bajo el socialismo, gracias a Bernie Sanders y a otros como él. Los jóvenes no lo saben porque no se les han dicho las consecuencias de ello.

Ya es hora de que a ellos se les diga la verdad.

David Bruining es un Eagle Scout, estudiante de primer año en la Universidad Lewis, y el editor sénior de las Noticias de Turning Point USA. Usted lo puede encontrar en Twitter en @davidbruining.