Los tiranos tienen siempre algo en común: aborrecen la libertad.


PUTIN NO PODRÍA ESTAR MÁS EQUIVOCADO ACERCA DE LA DESAPARICIÓN DEL LIBERALISMO

Por Alexander Hammond

Fundación para la Educación Económica
Miércoles 10 de julio del 2019


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, con letra subrayada, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/putin-could...of-liberalism/

En gran parte del resto del mundo el liberalismo permanece con vida y bien. Mantengámoslo en tal sentido.

En una entrevista (interview) reciente con el Financial Times, Vladimir Putin declaró descaradamente que “el liberalismo es obsoleto.” En efecto, el presidente de Rusia alegó que las ideas liberales han “llegado a estar en conflicto con los intereses de la mayoría abrumadora de la población,” al oponerse a elevar la prosperidad y el bienestar humano.

Al aumentar el número de partidos populistas en Europa, parece que más y más gente está aceptando el mismo sentimiento antiliberal esparcido por Putin.

Pero, afortunadamente, para las más de siete mil millones de personas que llaman hogar a este planeta, el liberalismo continúa beneficiando y enriqueciendo a la humanidad ̶ no a perjudicarla.

¿CUÁL SISTEMA FUNCIONA MEJOR?

Cada año el Instituto Fraser (Fraser Institute), un centro de pensamiento canadiense, publica (publishes) su reporte Economic Freedom of the World (EFW) (Libertad Económica en el Mundo), en el cual califica al liberalismo de 162 economías, usando cinco métricas: tamaño del gobierno, sistema legal y derechos de propiedad, solidez del dinero, libertad para comerciar internacionalmente y regulación.

Tal como lo expuse previamente (previously noted) en CapX, la gente en el cuartil económicamente más liberal de las naciones, tiene un ingreso promedio que es más de siete veces que aquel de las sociedades más iliberales ($40.376 y $5.649, respectivamente). En el fondo de la distribución del ingreso, la diferencia es aún más pronunciada ̶ el decil más pobre de trabajadores en las naciones más liberales gana casi ocho veces más que el diez por ciento más bajo en las economías menos libres.

Para la mayoría de las personas, esta disparidad simplemente se traduce en si ellos pueden o no comer. En su columna en el semanario Telegraph, Boris Johnson acierta (got it right) al hacer ver “una conexión directa entre los valores liberales …y una creación de riqueza exitosa.”

Críticos del liberalismo económico pueden señalar el surgimiento de China, con su gobierno autoritario y un fuerte involucramiento estatal en la economía. Pero, hasta en el superpoder más nuevo del mundo, los ingresos promedio siguen siendo bajos según los estándares de Occidente y, como lo ha dicho persuasivamente George Magnus (George Magnus has argued), se ve en riesgo serio de atorarse en la “trampa del ingreso medio.” En efecto, es la misma ausencia de instituciones liberales responsables y la regla de la ley, lo que ha exacerbado los temas de largo plazo que el país encara.

EL LIBERALISMO ES MÁS QUE ECONOMÍA

Vale la pena notar que las ideas liberales que Putin desecha por ineptas, se extienden más allá de la economía. La gente no se mueve hacia las naciones liberales solo por la oportunidad económica ̶ a menudo, lo hacen para escapar de la tiranía de sociedades iliberales y encontrar libertades personales inimaginables en sus países de origen.

A menudo las personas anhelan la libertad de amar a quienes ellos quieren, practicar su fe y expresar su insatisfacción con las instituciones gubernamentales, sin temor al acoso, prisión e incluso muerte. Esos son los valores liberales clásicos que Putin castiga con ansias.

Pero, ciertamente sus ideas antiliberales no le han servido mucho al pueblo ruso. Rusia sigue siendo un lugar en donde los periodistas a menudo son asesinados (killed) y los opositores políticos o los disidentes son encarcelados (jailed) y es peligroso (dangerous) ser parte de la comunidad LGBT. El poder en Rusia le pertenece a una pequeña elite de amigotes de Putin y de oligarcas, así que no sorprende que el gobierno no sirve los intereses del pueblo ruso.

El Ingreso Nacional Bruto per cápita (GNI per capita) ha caído durante cada uno de los últimos cinco años y es ahora un 32 por ciento menor que el de 2013 (unos míseros $10.230). El crecimiento anual continúa siendo bajo y, ante el fracaso (failure) de Putin de diversificar la economía rusa, lejos de su dependencia en recursos naturales o frenar una población en declive (declining population), la situación en el país es muy posible que empeore. Es irónico, pero es el liberalismo el que podría arreglar esos problemas.

Al irse deteriorando las condiciones de Rusia, Fred McMahon del Instituto Fraser predice (predicts) que Putin continuará aumentando la promoción de valores iliberales en el extranjero y hará gala de su autoridad en la esfera de influencia rusa. Una Rusia debilitada es “poco más que un dios del engaño en el panteón de los poderes,” hace ver McMahon, y, si bien “esos dioses (del engaño) puede crear grandes horrores y tragedias,” su habilidad para exportar los valores antiliberales al extranjero es limitada desde el surgimiento del liberalismo.

Cuando escuchamos a déspotas como Putin condenar el valor de las ideas liberales, simplemente deberíamos darles una ojeada a los números. Desafortunadamente, esos números no le están ayudando al pueblo ruso, pues Putin se está asegurando de que su país continúe su rumbo hacia abajo en el camino de la represión, estancamiento económico e irrelevancia global. Pero, para mucho del resto del mundo el liberalismo permanece con vida y bien. Mantengámoslo en tal sentido.

Este artículo se reimprime con el permiso de CapX.

Alexander C.R. Hammond es investigador en un centro de pensamiento en Washington D.C. y compañero sénior para African Liberty. También contribuye en Young Voices y escribe con frecuencia acerca de libertad económica, desarrollo de África y de globalización.