POR QUÉ LA AMORALIDAD DE LOS MERCADOS ES PREFERIBLE A LA INMORALIDAD DE LA COERCIÓN

Por Gary M. Galles

Fundación para la Educación Económica
Sábado 15 de junio del 2019


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, con letra subrayada, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/why-the-amo...y-of-coercion/

El mercado es un mecanismo y no es ni sabio ni moral.

La libertad y las relaciones voluntarias evocan lo mejor en los individuos y, por tanto, en la sociedad. Eso hace que sea doloroso ver que acuerdos voluntarios sean culpados de virtualmente cualquier cosa que alguien pueda pensar, a fin de objetar en favor de la coerción de alguien por otros, por la vía del gobierno, para lograr alguna visión utópica inalcanzable.

Pero, ¿por qué las visiones utópicas inalcanzables son más atractivas para tanta gente que lo es la libertad, la cual puede lograr lo mejor para la sociedad que en realidad sea alcanzable? Leonard Read consideró a este tema con cuidado y ofreció ideas útiles en su “Free Market Disciplines” [“El Mercado Libre Disciplina.”]. En el 50 aniversario de Let Freedom Reign, en el cual ese tema apareció, vale la pena volverlo a considerar.

Read expuso que el fracaso de la libertad para ganar más adherentes que el estatismo utópico, puede ser, en parte, trazado al hecho de que son los fines imaginados, más que los medios involucrados, los que a menudo motivan a la gente. A diferencia de las visiones utópicas, que encubren los problemas mugrientos del mundo real, no sólo por la puesta en marcha, sino también por contradicciones internas, la libertad -un “sirviente amoral”- no puede demostrarse que no tenga resultados objetables sobre alguien. Eso puede gravar a la libertad con un déficit inspiracional.

A pesar de lo anterior, atribuir resultados no agradables a los mercados ubica mal a la culpa. Así, restringir los acuerdos voluntarios más allá de prevenir el uso de la fuerza y del fraude, no puede resolver los problemas reales. Sin embargo, esos esfuerzos pueden manear la habilidad de los mercados para coordinar los esfuerzos productivos de la gente mutuamente beneficiosos, ocasionando un daño grave por los intentos mal dirigidos a lograr el bien.

LOS PENSAMIENTOS DE LEONARD READ ACERCA DEL TEMA

“El mercado libre es el único mecanismo que puede sensible, lógica e inteligentemente, disciplinar la producción y el consumo. Ello porque sólo cuando el mercado es libre, es posible el cálculo económico. Precios libres son la clave.”

“[Pero], es necesario reconocer las limitaciones del mercado libre. El mercado es un mecanismo y, por tanto, carece totalmente de persuasión moral y espiritual… no incorpora fuerza coercitiva alguna.”

“Dada una sociedad de individuos que escogen libremente, el mercado es aquello que existe como una consecuencia ̶ es un mecanismo que, de otra manera, no es algo definitivo. Es la procesión de acontecimientos económicos que ocurren del autoritarismo… está ausente.”

“En una sola palabra, el libre mercado es el deseo individual hablando en términos de intercambio… Cuando los deseos de gente son depravados, un mercado libre acomodará la depravación. Y acomodará la excelencia con igual prontitud. Es un ‘sirviente igual para el bien… y para el mal.’”

“Es porque el mercado libre sirve tanto al mal como al bien que mucha gente piensa que puede librar del mal a la sociedad, si se asesina a este sirviente fiel y amoral. Esto es comparable con… romper al espejo, para que así no tengamos que ver el reflejo de lo que en realidad somos.”

“El mercado no es más que una respuesta a -un espejo de- nuestros deseos.”

“En vez de maldecir el mal, aléjese del mercado para eso; el mal cesará en el grado en que nosotros cesemos de patrocinarlo. Tratar de deshacernos de las cochinadas acudiendo al gobierno para que hay leyes de moralidad, es como tratar de minimizar los efectos de la inflación mediante controles de salarios, precios y otros. Ambos destruyen al mercado, esto es, el reflejo de nosotros mismos… intentos de no vernos a nosotros mismos tal como somos.”

“Sacrificar a este sirviente fiel y amoral, es como colocarnos una venda sobre los ojos, engañarnos y estafarnos a nosotros mismos… rechazar al mercado es borrar el mejor punto de referencia que el hombre puede tener.”

“El mercado es un mecanismo y no es ni sabio ni moral… El mercado es una carrera de obstáculos; antes que yo pueda buscar mi inclinación o aptitud u obsesión, debo ganarme una aprobación o asentimiento adecuado y voluntario… Mis propias aspiraciones, independientemente de cómo son determinadas, ya sean excelsas o depravadas, no controlan el veredicto. Lo que estos otros… aguanten en un intercambio voluntario por mi oferta, deletrea mi éxito o fracaso, me permite proseguir o no con mi inclinación.”

“A la larga, en una sociedad libre, la basura va a dar al basurero y los logros son recompensados.”

“Creo que cualquiera debería seguir su estrella; pero, déjenlo hacerlo con sus propios recursos o con aquellos recursos que otros voluntariamente le ofrecerán. Es decir, creo en el mercado, un mecanismo duro y disciplinario.”

“[Un] individuo, en el mercado libre, considera cuánto de su propiedad está dispuesto a ponerla en peligro… el mercado libre da poco espacio a proyectos que están en el fondo, o casi en él, de las preferencias individuales.”

Read vio que los defensores de la libertad deben encarar el hecho de que los mercados le permiten a la gente hacer cualquier cosa que ellos desean como mejor ̶ es decir, que es un sirviente amoral. No se puede confiar en que sólo produzca cosas buenas e inspiradoras. Pero, cuando permiten más que se haga el mal, lo hace sólo reflejando qué es lo que alguna gente desea. Si nosotros nos reformamos, los mercados no harían tal daño. Y Leonard Read tenía una enorme fe en que esas mejoras serían posibles. En contraste, “reformar” coercitivamente no elimina las causas de tal daño y así hace poco por detenerlo en la realidad, pero lo hace deshaciéndose del sirviente amoral del bien mayor, que puede lograrse por otros medios.

Leonard Read reconoció que la libertad -los acuerdos voluntarios que son creados cuando se protegen los derechos a nosotros mismos y a nuestra protección- brinda los medios para lograr lo que en realidad es posible en una sociedad que avanza. Al desarrollarnos nosotros como tales, cada uno de nosotros tiene más que ofrecer a otros. Eso, además de lo que la libertad ha logrado históricamente más allá de la habilidad de cualquiera de vislumbrarlo, extendida para ampliar posibilidades aún no conocibles, estaba en el corazón de su visión inspiradora.

Para seguir el camino de Leonard Read para aumentar la libertad, también nosotros debemos desarrollar nuestra habilidad para “ver” el bien no visto (y, a menudo, no imaginado), que sólo puede lograrse liberando la habilidad de la gente para crear e innovar pacíficamente. También debemos ser capaces de ver los fracasos inherentes a la coerción. Con esa visión binocular, todavía podemos reconocer a la libertad como mucho más inspiradora que cualquier quimera estatista.

Gary M. Galles es profesor de economía en la Universidad Pepperdine. Sus libros recientes incluyen Faulty Premises, Faulty Policies (2014) y Apostle of Peace (2013). Es miembro de la facultad de la Fundación para la Educación Económica (FEE).