CÓMO UNA FE EN LOS SENTIMIENTOS PUEDE ESCLAVIZAR SU MENTE

Por Barry Brownstein

Fundación para la Educación Económica
Lunes 24 de junio del 2019


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, con letra subrayada, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/how-a-faith...ave-your-mind/

¿Acaso no hemos culpado todos a nuestras circunstancias o a otras personas por lo que uno siente?

Se nos ha enseñado que confiemos en nuestros sentimientos. Ser auténtico, se nos ha dicho, es la clave para el éxito. En las ciudades universitarias, los sentimientos han sido elevado a lo sagrado.

Gillian McCann, un profesor de religión de la Universidad Nipissing en Canadá, relata la historia (relates the story) de su supervisor en la escuela de posgrado, quien le aconsejó que “hiciera lo que [ella] sentía.” Un amigo que escuchaba su historia le dijo en broma, “Ese tipo de consejo ha arruinado a una generación.”

Escribiendo junto con el coautor Gitte Bechsgaard, McCann señala que los problemas con la autorregulación y adicción emocional están creciendo rápidamente. Agregan que

“estamos viviendo en una cultura con una expectativa de ser auténtico y expresivo en todas las situaciones de la vida ̶ muy independiente del contexto o de las consecuencias.”

McCann y Bechsgaard escriben enfáticamente,

“Una mente que se deja sin desarrollar (o que no es asistida) es… potencialmente nuestro peor enemigo.”

LAS CALLES MOJADAS NO PROVOCAN LA LLUVIA

Una mañana, después de ponerme a hacer mi desayuno en mi Olla Instantánea (Instant Pot), me senté y me preparé para mi día de trabajo, viendo surgir a mis pensamientos. Le estaba ayudando a mi mente, en especial notando quejas, incluso pequeñas molestias, que pudieran socavar mi propósito para el día.

Al hundirme en mi meditación, escuché el vapor de mi Olla Instantánea silbando furiosamente. La olla no había sido sellada bien. Sin pensarlo, me encontré de vuelta en la cocina gritando con frustración.

En segundos, fui impactado por las emociones intensas que hervían bajo mi plácida superficie. El vapor silbando expuso lo que estaba acechando en mi mente.

Si estaba listo para aprender, el vapor silbante estaba a punto de enseñarme una lección. Yo podría culpar a mi Olla Instantánea por mi furia, o bien podría reconocer mis pensamientos de frustración, irritación y culpa listos para hacer erupción.

LOS SENTIMIENTOS NO CAUSAN PENSAMIENTOS

¿No hemos culpado todos a nuestras circunstancias o a otras personas por nuestros sentimientos? Al sentir un resentimiento, culpamos a nuestro compañero por no ofrecernos apoyo suficiente. Al sentir ansiedad y estrés, le echamos la culpa al retraso del tránsito. Al sentir depresión, estamos seguros de que se debe al estado en que se encuentra el mundo.

Hemos revertido la causa y el efecto. Como lo observó el desaparecido autor Michael Crichton (Michael Crichton observed), “Las aceras mojadas no causan la lluvia.” De la misma forma, los sentimientos no causan los pensamientos.

Usted no puede tener un sentimiento sin que primero haya tenido un pensamiento. Ahora, tómese un momento: trate de sentir furia. ¿Puede sentirse furioso sin primero evocar pensamientos de furia?

Separar a sus pensamientos de sus sentimientos y pretender que algo fuera de usted los está causando, es el inicio de una esclavitud psicológica. La Olla Instantánea no causó mi frustración; su vapor silbante reveló mi frustración. El tránsito no causa furia; revela nuestra furia. Las relaciones no causan resentimiento; ellas revelan el resentimiento que llevamos adentro de nosotros mismos.

No obstante, obstinadamente insistimos en que nuestras acercas mojadas causan nuestra lluvia. Entre más intensos nuestros sentimientos, más seguros estamos de que otras personas y circunstancias deben ser culpadas por los sentimientos que experimentamos.

Al hacerse más intensos nuestros sentimientos, igual lo hacen las sensaciones físicas en nuestro cuerpo. Nuestro ritmo cardíaco puede elevarse rápidamente. Nuestros músculos pueden contraerse. Nuestro pensamiento da vueltas con pensamientos que se disparan rápidamente. Para muchos de nosotros, buscar nuestro celular (reaching for our smartphone) es un escape del torbellino. Las adiciones se forman para escapar de ese remolino.

EL MUNDO SE EXPERIMENTA DE ADENTRO HACIA AFUERA

Esta semana que acaba de pasar, usted puede haber experimentado ansiedad, temor, depresión, preocupación, resentimiento, frustración u otro sentimiento intenso. Nunca he conocido a una persona que alegue ser inmune a sentimientos negativos. Lo que es crucial es cómo escogemos procesar nuestros sentimientos; de afuera hacia adentro o de adentro hacia afuera.

Típicamente, procesamos los sentimientos en una manera de afuera hacia adentro. Creemos que nuestros sentimientos nos están retroalimentando acerca de otras personas, de nuestras circunstancias, de acontecimientos pasados o de posibilidades futuras.

Muchos de nosotros les ponemos una atención especial a algunos sentimientos negativos, a la vez que fácilmente dejamos de lado a otros. A juzgar por el número creciente de recetas que se dan para la ansiedad (prescriptions written for anxiety), muchos le ponen una atención especial a pensamientos de ansiedad. Para algunos, al presentarse la ansiedad, se acelera su pensamiento. Caen presa de pensamientos como ¿Por qué me siento de esta manera? ¿Cómo me puedo deshacer de este sentimiento? Entre más sus cabezas se llenan de pensamientos, menos preparados están para ese momento. Tomar una medicina de una receta puede parecer como la única forma de calmar la mente.

Mirando a los sentimientos a través de una mentalidad de afuera hacia adentro, parece como si tenemos muchas circunstancias externas por procesar y administrar. Después de todo, si una oferta interminable de otra gente y circunstancias están causando nuestros sentimientos, es natural que tengamos mucha cosa en nuestras mentes.

No obstante, malinterpretamos cómo opera nuestra mente cuando intentamos llegar al fondo de nuestros sentimientos, desde una mentalidad de afuera hacia adentro.

No existen sentimientos que alguna vez puedan existir separados de nuestros pensamientos. Siempre estamos experimentando nuestro pensamiento y nuestros sentimientos desde lo interno hacia afuera.

En Meditaciones (Meditations), Marco Aurelio escribió, “Nuestra vida es lo que nuestros pensamientos la hacen.” Lejos de ser una mentalidad de adentro hacia afuera, nuestros sentimientos son un barómetro que, sobre ese momento, nos da retroalimentación acerca de la calidad de nuestro pensamiento.

ASUMIENDO UNA RESPONSABILIDAD MAYOR

Entender que sólo podemos experimentar la vida de adentro hacia afuera y no de afuera hacia adentro, es el inicio de asumir la responsabilidad y experimentar la libertad psicológica.

En 1895, se presentó la primera película muda en París, Francia. La película de menos de un minuto (The less-than-a-minute movie) simplemente mostraba un tren que llegaba a una estación. Existen lo que son, tal vez, descripciones apócrifas de miembros de la audiencia (accounts of audience members) apurándose a salir del teatro por miedo. La audiencia experimentó un tren que venía fuertemente hacia ellos; la experiencia de la proyección era una novedad.

Apócrifa o no, la historia brinda una buena metáfora. Presos por una mentalidad de afuera hacia adentro, tratamos de huir de nuestro teatro de la mente resistiendo los pensamientos y sentimientos que hemos creado. Los sentimientos que estamos experimentando en un momento dado, surgen de nuestros pensamientos, no de nuestras circunstancias externas.

Nosotros proyectamos nuestro pensamiento en el mundo. En Los 7 Hábitos de la Gente Altamente Efectiva (The 7 Habits of Highly Effective People), Steven Covey escribió, “Nosotros vemos al mundo, no tal como es, sino tal como nosotros somos.”

Cada momento escogemos si asumimos la responsabilidad de nuestra experiencia de vida. Cuando miramos nuestra experiencia a través de los lentes de una mentalidad de afuera hacia adentro, creemos que nuestros sentimientos nos están dando una retroalimentación honesta acerca de nuestras circunstancias y de otras personas. Esta mentalidad de afuera hacia adentro conduce a culpar.

La alternativa es experimentar la vida a través de una mentalidad de adentro hacia afuera. Cada momento, podemos interpretar nuestros sentimientos como señales que dan una retroalimentación confiable acerca de la calidad de nuestro pensamiento.

La vida requiere de acción. Cuando la acción es necesaria, una mentalidad de adentro hacia afuera nos permite actuar a partir de nuestros más elevados propósitos y valores. Por contraste, al usar una mentalidad de afuera hacia adentro, enfocamos un problema con una carencia implícita de claridad. Esta ausencia de claridad socava nuestra habilidad para resolver problemas. En efecto, entre más difícil es el problema, más opera contra nosotros la ausencia de claridad de nuestra mentalidad de afuera hacia adentro. Como dice el dicho popular, “No podemos resolver nuestros problemas con el mismo nivel de pensamiento que los creó.”

APRENDIENDO DE LA VIDA

Podemos pasar nuestra vida pataleando y gritando, o podemos ser un aprendiz feliz. Mantener testarudamente que la vida está siendo vivida de afuera hacia adentro, es estar destinado a la miseria.

Para ser un aprendiz feliz, recuerde que su interpretación de una situación “externa” es una clave importante sobre su estado de mente.

Observe cuando surgen sentimientos intensos. Observe cualesquiera pensamientos que culpan a otras personas o circunstancias por sus sentimientos.

Por ejemplo, ¿le enojan los malos choferes? Si es así, observe las acusaciones que usted está haciendo. Tal vez usted es un buen chofer, pero desconsiderado en otras situaciones, Si usted tiene deseo de aprender, la vida le da una idea de los contenidos de su pensamiento.

Entender que la vida se vive de adentro hacia afuera, practica la solución de la sustracción: tenga un poco de voluntad para decir, Debo estar equivocado pues estoy culpando a alguien o a algo.

El filósofo estoico Epicteto comenzó su vida como un esclavo. Logró deshacerse de la esclavitud física y luego dedicó su mente a liberarse de sus propias cadenas internas. En la colección de sus escritos The Enchiridion [Equiridion o Manual de Epicteto], él compartió su descubrimiento eterno: “No son las cosas las que atormentan a los hombres, sino los principios y opiniones que los hombres se forman acerca de ellas.”

Continuó Epicteto (Epictetus continued):

“En consecuencia, si nos hallamos impedidos, turbados o apenados, nunca culpemos de ello a los demás, sino a nuestras propias opiniones. Un ignorante le echará la culpa a los demás por su propia miseria.”

Las buenas noticias son que las situaciones de la vida -incluso un vapor silbante- nos enseñarán si tenemos la voluntad de aprender a asistir a nuestra mente desde una mentalidad de adentro hacia afuera.

Barry Brownstein es profesor emérito de economía y liderazgo en la Universidad de Baltimore. Es autor de The Inner-Work of Leadership [The Inner-Work of Leadership]. Para recibir los ensayos de Barry, suscríbase en Mindset Shifts.