Los datos y los hechos hablan por sí mismos (y una bequita acerca de las matemáticas de la pobreza y la distribución del ingreso.)

LA POBREZA GLOBAL Y EL ATRACTIVO DEL RESENTIMIENTO

Por James R. Rogers

Ley y Libertad
23 de mayo del 2019


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, con letra subrayada, si es de su interés puede verlo en https://www.lawliberty.org/2019/05/2...of-resentment/

En un seminario reciente, un académico mencionó, como un hecho, que la pobreza global continuaba “aumentando.” Yo seguí sus palabras, mencionando diferentes fuentes que sugieren un descenso masivo, en décadas recientes, de cerca de mil millones menos de gente en pobreza extrema (massive decline, with over one billion fewer people, in “extreme poverty” in recent decades). El académico me señaló datos de Oxfam. Le dije que estaba plenamente seguro que Oxfam se basaba en los mismos datos que usé, y que yo habría escuchado si esa tendencia impresionante se hubiera revertido. Ambos tomamos nuestras computadoras y nos conectamos con la red.

Le mostré un comunicado de prensa de Oxfam de setiembre del 2015 (an Oxfam press release from September 2015):

“Entre 1990 y el 2011, casi mil millones de personas se escaparon de la pobreza extrema, un número equivalente a la población combinada de Norte y Suramérica. La pobreza extrema fue reducida a la mitad en los 15 años a partir de 1996… De muchas maneras, ese es un éxito asombroso, la reducción más rápida de pobreza en la historia humana…”

Para quedar claros, hice la observación de que, mientras Oxfam reconoce la reducción de pobreza, ese reconocimiento no significa que el problema se haya eliminado. La primera línea del siguiente párrafo afirma que, “No obstante, más de mil millones de personas todavía viven en pobreza extrema y el progreso podría haber sido incluso mejor.”

El académico me brindó una sonrisa y respondió, “esos son datos del 2015. Aquí están los del 2019,” señalando un comunicado de prensa de Oxfam de enero de este año.

“Las fortunas de los multimillonarios aumentaron un 12 por ciento el año pasado -o sea, $2.5 miles de millones diarios- mientras que los 3.8 miles de millones de personas que conforman la mitad más pobre de la humanidad, vio declinar su riqueza en un 11 por ciento, revela un nuevo reporte de hoy de Oxfam.”

A partir de ese párrafo, mi interlocutor concluyó que la mitad más pobre de la humanidad había perdido riqueza en términos absolutos. Si el año pasado usted tenía $500, este año tendría $445.

Le respondí que esos datos eran consistentes con la posibilidad de que aun así la pobreza descendiera. Después de todo, ellos reportan un cambio en la proporción de riqueza y no un cambio en el nivel absoluto de pobreza. Al fin y al cabo, “si tenemos un queque más grande, entonces, es posible que obtengamos más queque en términos absolutos, incluso si disminuye la proporción que obtenemos.”

El académico me reveló una sonrisa cansada y cambió de conversación.

DESIGUALDAD VERSUS POBREZA

A pesar de lo anterior, mantuve mi curiosidad. Al final de cuentas, tal vez la tendencia se había revertido. A la vez que informa que la proporción era consistente con una declinación continua de la pobreza, también la proporción era consistente con la posibilidad de que, en los últimos cuatro años, se hubiera revertido la tendencia en la reducción global de pobreza extrema, y que, de nuevo, había empezado a crecer.

Volví a la transcripción de la conferencia de prensa de Oxfam en enero del 2019, para encontrar el reporte original que la conferencia de prensa había anunciado.

El boletín informativo, “Public Good or Private Wealth?” [¿Un bien público o riqueza privada?] se centra en la desigualdad económica global y arguye que es necesario aumentar los impuestos a individuos ricos y empresas. A pesar de ello, el reporte reconoce la declinación de los niveles absolutos de pobreza durante ese mismo lapso.

“Uno de los grandes logros en décadas recientes ha sido la enorme reducción del número de personas que viven en pobreza extrema, definida por el Banco Mundial como $1.90 por persona al día. Sin embargo, nueva evidencia del Banco Mundial muestra que la tasa de reducción de la pobreza se ha reducido a la mitad a partir del 2013.”

La línea siguiente del reporte “¿Un bien público o riqueza privada?” hace ver que el Banco Mundial reporta que la pobreza en el África sub-Sahariana en realidad ha aumentado. Más abajo regreso a ello.

Pero, primeramente, el reporte de Oxfam y el reporte del Banco Mundial en el cual se basó el comentario de Oxfam. (El reporte del Banco Mundial puede encontrarse aquí (here)).

En efecto, la pobreza extrema global ha continuado declinando en años recientes. Esto es, como una medida absoluta, la pobreza continúa declinando, incluso cuando la desigualdad ha aumentado. El queque económico se ha hecho más grande -los pobres del mundo comen más de él- incluso cuando el tamaño relativo de la tajada del queque a los pobres ha disminuido.

Este hecho -los pobres del mundo de todo el globo están comiendo más- puede ser pasado por alto por el lector del artículo reportado por Oxfam, debido a que usa la segunda derivada para enmarcar el resultado; reporta el cambio en la tendencia de cambio: “La tasa de reducción de la pobreza se ha reducido a la mitad a partir del 2013.”

Cuando esta línea se lee demasiado rápido, puede parecer que sugiere que la pobreza en realidad ha aumentado. Pero, lo que se “ha reducido a la mitad,” no es como tal la pobreza, sino la tasa a la cual la pobreza está disminuyendo.

LO QUE NOS DICEN LAS DERIVADAS

En el cálculo matemático, la primera derivada es una función que reporta el cambio en esa función en puntos diferentes. Entonces, la segunda derivada de una función reporta el cambio en el cambio de esa función en puntos específicos. Por ejemplo, la velocidad de un carro reporta la velocidad del vehículo en un momento dado. Sin embargo, la aceleración del carro reporta el cambio en la velocidad del carro.

Todos sabemos intuitivamente que la aceleración de un carro puede descender a la vez que la velocidad todavía está aumentando. Un descenso en la aceleración reporta una disminución de la tasa a la cual la velocidad del vehículo está aumentando.

Según el reporte del Banco Mundial, la pobreza global continúa disminuyendo, pero, la tasa a la que esa declinación continúa después del 2013, es menor que la de antes del 2013. De acuerdo con el reporte del Banco Mundial, el mundo vio una reducción del uno por ciento en la pobreza global entre el 2013 y el 2015. Eso refleja “un progreso constante, pero que va creciendo menos” (reflects steady but slowing progress) en la reducción de la pobreza. Reconocer el progreso asombroso en la disminución de la pobreza extrema global, a la vez que no se sugiere que haya sido resuelta, plantea un problema complicado para Oxfam, e incluso para instituciones como el Banco Mundial. En el grado en que el público percibe que la pobreza global está disminuyendo, organizaciones temen que tanto el público como quienes formulan las políticas, puedan sentir menos presión para responder ante la pobreza que aún permanece. Incluso más ácida es la posibilidad de que la pobreza global está declinando debido a una desigualdad económica creciente, en vez de a pesar de una desigualdad que crece. Esto desafía un curalotodo estatista básico, que la desigualdad económica ocasiona pobreza.

Por ejemplo, el presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, señaló (observed,) que,

“En los últimos 25 años, mas de mil millones de personas se han levantado de la pobreza extrema, y la tasa de pobreza global es ahora menor que la que jamás ha sido en la historia registrada. Este es uno de los logros humanos más grandes de nuestra época.”

En el Preámbulo al reporte completo, Kim observó que “en 1990, más de una tercera parte de la gente de la tierra vivía en pobreza extrema,” sin embargo, para el 2015 esta declinó, tanto que “aproximadamente una décima de la población mundial vivía en pobreza extrema.”

“La pobreza está creciendo en varios países del África Subsahariana, así como en situaciones frágiles y afectadas por conflictos. En muchos países, el 40 por ciento de la población que está más abajo se está quedando atrás; en algunos países, el estándar de vida del 40 por ciento más pobre en realidad está declinando.”

Acerca de este punto, el reporte reciente del Banco Mundial es refrescantemente explícito. Hace notar su propio cambio en cómo define la pobreza.

Hay una diferencia entre extrema pobreza -definida por el Banco Mundial como viviendo con menos de $1.90 al día- y pobreza menos extrema, que, sin embargo, sigue siendo pobreza. El reporte del Banco Mundial indica la declinación de la pobreza extrema que, si bien es significativa como tal, no es en realidad una medida apropiada del progreso en la reducción de la pobreza en países de clase media. Existe, de hecho, apropiadamente hay un especto “relativo” de la pobreza, una vez que nos movemos más allá de la supervivencia física básica.

EL ATRACTIVO DEL RESENTIMIENTO

Aquí el reporte del Banco Mundial se involucra en un análisis cuidadoso, en tanto que el reporte de Oxfam despliega su predecible cañonazo sobre la desigualdad. Por ejemplo, el Banco Mundial discute el papel que las conmociones políticas juegan en la pobreza, así como en la necesidad de inversión en capital humano. Oxfam es todo acerca de canalizar el resentimiento contra la gente rica, para aumentar sus impuestos.

Pero, aquí se presenta un dilema para el enfoque populista de resolución de la pobreza global: El mundo ha observado el descenso más significativo jamás registrado en la historia humana; no obstante, la desigualdad económica ha aumentado durante el mismo período. ¿Qué tal si los dos están causalmente relacionados? Esto es, ¿qué tal si la pobreza global declinó debido a que la desigualdad económica aumentó?

Este es el desafío de dos tendencias globales que ocurren simultáneamente; esto es, tanto una reducción masiva en la pobreza extrema en el mundo y una desigualdad creciente: La energía productiva que sacó a más de mil millones de personas de la pobreza extrema en el mundo, es la misma energía que elevó a los extremadamente ricos hacia una riqueza incluso mayor. Los pobres se enriquecieron debido a que también lo hicieron los ricos. Así que, eso estimula la pregunta de ¿qué es lo más importante para nosotros, que el pobre coma más o que les quitemos a los superricos algunas de sus chucherías y baratijas?

Si eso es así, Adam Smith parece brindar la respuesta apropiada en su Teoría de los Sentimientos Morales, al sugerir que dejemos que los ricos conserven sus “chucherías y baratijas” de forma que así los pobres también puedan prosperar:

“Los ricos sólo eligen del montón lo que es más valioso y agradable. Ellos consumen un poco más que los pobres y, a pesar de su egoísmo natural y rapacidad, aunque sólo buscan su propia conveniencia, pese a que el único fin que ellos pretenden del trabajo de los miles que emplean sea la gratificación de sus propia vanidades y deseos insaciables, ellos dividen con los pobres el producto de todo ese progreso. Son guiados por una mano invisible a que realicen casi la misma distribución de las cosas necesarias para la vida, que habría tenido lugar si la tierra hubiese sido dividida en porciones iguales entre todos sus habitantes.”

James Rogers es profesor asociado de ciencia política en la Universidad Texas A&M, y compañero en el Institute for Science, Technology and Public Policy en la Escuela Bush de Gobierno y Servicio Público. Él también sirvió como editor del Journal of Theoretical Politics desde el 2006 al 2013.