“CHERNOBYL” DE HBO ES IMPRESIONANTE (Y UN CARGO MORDAZ A LA BUROCRACIA SOVIÉTICA)

Por Frank Holub
Fundación para la Educación Económica
Miércoles 5 de junio del 2019


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, con letra subrayada, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/hbo-s-chern...t-bureaucracy/

Esta absorbente miniserie documenta lo que sucede cuando usted mezcla comunismo con poder nuclear.

En caso de que no lo hubiera visto, el episodio final de la altamente aclamada (highly acclaimed) miniserie de cinco partes de HBO, Chernobyl, salió al aire este lunes pasado. Cuando se presentó la lista de créditos, exhalé un suspiro acumulado que no sabía que estaba en mis adentros y me eché para atrás en mi asiento, al fin pudiendo relajarme. El espectáculo se había acabado, pero el enorme peso de su mensaje y de la atmósfera permanecieron asidos a mi persona, incluso cuando me acosté a dormir.

EL ARTE IMITA A LA VIDA

Chernobyl
dramatiza los acontecimientos que condujeron, así como después de ellos, al desastre nuclear (nuclear disaster) de la Planta de Energía Nuclear Vladimir Lenin, justo en las afueras de Pripyat, Ucrania. Inmediatamente asume un enfoque personal, guiado por los caracteres de los acontecimientos, cada episodio siguiendo la historia de una persona o grupo en particular, cuyas vidas fueron irrevocablemente cambiadas al explotar el reactor de la Unidad 4 de la planta, el 26 de abril de 1986, liberando a la atmósfera cantidades masivas de material radioactivo, durante el peor desastre nuclear de la historia.

Si bien Chernobyl tomó algunas libertades en la secuencia y detalles de los acontecimientos y de la gente involucrada, aún fue capaz, en general, de administrar fielmente la historia del desastre y de brindar una mirada desgarradora al impacto humano. Y nunca paró de dar golpe tras golpe a la mala gestión, corrupción y secretismo soviético, que permitieron la catástrofe.

Toda la serie se enfoca en los fracasos, a todo nivel, del estado soviético. Desde técnicos nucleares incompetentes y mal entrenados, hasta supervisores ambiciosos que ignoraron los protocolos de seguridad, hubo trámites burocráticos que frenaban la acción para limitar el daño y el secretismo soviético que trataba de encubrir la verdad y cuidar la reputación en la escena internacional. Los creadores de Chernobyl devastan la maquinaria soviética, a la vez que alaba como héroes a valientes hombres y mujeres que vivieron, trabajaron y murieron luchando por contener el desastre.

EL LEGENDARIO LEGASOV

El carácter principal de la serie, un físico nuclear ruso llamado Valery Legasov (brillantemente actuado por Jared Harris), junta a toda la empresa, colaborando con su contraparte Ulana Khomyuk (quien representa a docenas de científicos que en la realidad le ayudaron a Legasov durante los acontecimientos), en una especie de historia detectivesca nuclear, cuando tratan de reunir las piezas que ocasionaron el desastre, a la vez que intentaban desesperadamente de contener el daño.

En apenas cinco episodios, vemos a Legasov desarrollarse como un carácter, su ingenuidad temprana horrorizada siendo reemplazada por un estoicismo desencantado, al hacerle frente, tanto al poder asesino invisible de la radiación de Chernobyl, como a la presión de la inmensa maquinaria burocrática soviética buscando encubrir la verdad.

Incluso a la luz de estos obstáculos y del costo humano de lo que se debe hacer para contener el daño, él se apega a su deseo sincero de ayudar a otros y prevenir que suceda otro desastre. Cigarrillo en mano, ayudado y apoyado por Khomyuk y su adversario convertido en amigo, Boris Shcherbina, él trabaja incansablemente hasta el final, presentando una de las mejores explicaciones técnicas, al nivel de legos, que he visto en vez alguna, junto con una mordaz condena al estado soviético à la El Archipiélago Gulag, en su testimonio durante el amañado juicio soviético posterior al desastre. Ese segmento, por sí solo, hace que sea valioso ver la serie.

La calidad de la producción de la serie fue de alto nivel. Un vestuario y un diseño de la escenografía fieles a la época, así como una maqueta a escala real del edificio del reactor destruido, fueron cuidadosamente elaborados para sumergir al televidente en el mundo. Esto, a la par de la música palpitante y áspera y un diseño musical excelente, se juntó para lograr un atmósfera espesa y premonitoria, que se sedimenta en el espectador como una nube de contaminación radioactiva.

Hay algo en la serie para todos: desde el anticomunista al aficionado a la historia, del físico nuclear al aficionado a los dramas. Si todavía no ha visto Chernobyl, hágase un favor y échele una mirada. Esto es algo de lo mejor que la televisión puede ofrecer.

Este artículo se reimprime con el permiso del Acton Institute.

Frank Holub se gradó del Calvin College en el 2015 con una licenciatura en Ciencias Políticas y es parte del equipo de comunicación de Acton, en donde trabaja como editor de contenido de la red.