Dada la discusión en torno al uso de la palabra discriminar, empiezo transcribiendo lo que señala el diccionario de la Real Academia acerca de esta palabra: “DISCRIMINAR; (1) Seleccionar excluyendo y (2) Dar trato desigual a una persona o colectividad por motivos raciales políticos, de sexo, de edad, de condición física o mental, etc.

El primer sentido es el de escoger, de elegir y el segundo, como usualmente se interpreta en la actualidad, tiene connotaciones obviamente negativas. El autor lo que busca señalar es el sentido de ser libre de escoger y eso significa una responsabilidad moral de quien toma las decisiones.

F.A. HARPER ACERCA DE LAS BENDICIONES DE DISCRIMINAR

Por Gary M. Galles
Fundación para la Educación Económica
Domingo 19 de mayo del 2019


¿Es inevitable la discriminación?

Hay pocas palabras que uno pueda usar hoy que susciten una respuesta más fuerte que discriminación. Cuando en la actualidad alguien lo acusa de eso, como condena recibe una bofetada. Y, si alguien alguna vez ha oído de usted, puede volverse una tormenta de twitters por el abuso, exponiéndolo por su villanía.

Hoy el nivel de vituperios acerca de la discriminación me impacta como economista, pues sé que la discriminación es inevitable. En un mundo de escasez, los individuos quieren más y mejores bienes y servicios por todas aquellas cosas que a ellos les interesa se puedan producir. Por tanto, cada uno de nosotros debe escoger cuáles deseos satisfacer y de cuáles prescindir. No obstante, que usted escoja es sólo otra manera de decir que usted discrimina. Algo que parece inevitable no justifica una condena moral.

LA CAPACIDAD HUMANA PARA LA DISCRIMINACIÓN

Esto es especialmente cierto de los libertarios, quienes creen que toda persona tiene el derecho inalienable a la vida, la libertad y la propiedad. Nosotros creemos que a los individuos se les debería permitir vivir sus vidas y que hagan sus elecciones según su determinación, en tanto que no violen los mismos derechos de otros. En consecuencia, para que el gobierno coercitivamente extienda su control sobre nuestras escogencias y encoja nuestra soberanía individual bajo el banderín de eliminar la discriminación, viola la libertad de los estadounidenses.

Como en muchas otras cosas, hay ideas del pasado -antes que hirviera plenamente la olla de la acusación de discriminación- que nos pueden ayudar a pensar detenidamente acerca de nuestros derechos y nuestro poder de escoger con mayor cuidado. Una de las ideas más lúcidas proviene de F.A. “El Calvito” Harper, en su publicación de 1951, “Las Bendiciones de la Discriminación,” que fue primeramente publicada por la Fundación para la Educación Económica y reproducida en The Writings of F. A. Harper Volume 2: Shorter Essays.

“La capacidad de discriminar… no es una tragedia; es una bendición.”

“La discriminación fue mencionada por Gautama Buddha como siendo la virtud humana más esencial… Es necesaria para el progreso y para el avance de la civilización.”

“Muchos de los mayores problemas de la actualidad, creo, surgen de una enfermedad del pensamiento acerca de la discriminación. Esta… ha llegado a ser ampliamente despreciada. Y los políticos han hecho equipo con aquellos que la desprecian, pasando leyes contra ella ̶ como si la moral pudiera ser manufacturada con la pluma de un legislador o la pistola de un policía.”

“¿Qué es esta cosa, esta discriminación, que ha llegado a ser tan ampliamente denominada como un mal?

“Discriminación es el ejercicio de elegir… Y, entre mayor sea el conocimiento y la sabiduría, mayor es el grado de discriminación… Los poderes inusuales de discriminación son las herramientas por las que [uno] puede llegar a ser un gran científico, o un creador de alguna otra forma… capaz de desarrollar algo notable, sólo en tanto es capaz de elegir y ejercitarla. Entonces, él llega a ser capaz de contribuir al avance del bienestar humano.”

“Es el poder de discriminar lo que hace posible… ejercitar esa capacidad bendita de escoger. No obstante… debido a un giro peculiar del ‘pensamiento moderno,’ [uno] se ve confrontado por todos lados con la idea de que la discriminación es un pecado. En su conclusión final y lógica, este concepto florece en una prohibición gubernamental de escoger, porque el gobierno es el principal agente de la fuerza usada para robarle al hombre su derecho a elegir.”

“[Hay] peligros inherentes en el pensamiento de ‘no discriminar’ de nuestra época.”

“Sólo una persona puede trabajar en cada puesto de trabajo, lo cual significa que nadie más puede tenerlo al mismo tiempo… inevitablemente debe haber una selección de la persona que labore en un puesto de trabajo. En esta situación debe haber discriminación. La única pregunta que aún permanece es: ¿Quién tendrá el derecho de decidir? De alguna manera, él deberá escoger al que va para ese puesto; de alguna forma, debe discriminar.”

“El método usado en una sociedad libre y voluntaria es permitir el acuerdo entre las dos personas involucradas ̶ el patrono y el empleado. Nadie más tiene derecho a involucrarse. Si A quiere que B sea, en vez de alguien más, el que trabaje para aquél, y si B quiere el empleo, se da una reunión de mentes mediante la elección y el acuerdo de parte de las dos únicas personas que tienen mérito para votar sobre el asunto. Si se dijera que C tiene un derecho a tener ese empleo, significaría que el derecho a decidir, que apropiadamente pertenece a A y a B, ahora ha sido confiscado por C.”

“Si continúa una denegación a A y B de sus derechos en el caso, de forma que la cuestión de quién tendrá el empleo persiste, se hace necesario escoger a un árbitro… el arbitraje se convierte en asunto gubernamental… Pero, el gobierno no tiene base para seleccionar al hombre que tendrá ese trabajo, excepto que algún burócrata toma la decisión arbitrariamente… La discriminación no ha sido eliminada… Todo lo que ha sucedido es la transferencia de los derechos de discriminar hacia un burócrata, quien no tiene… el derecho esencial de escoger en el caso. Ahora él se convierte en el discriminador, bajo un esquema supuestamente diseñado… para eliminar la discriminación.”

“Por supuesto, se alega que un patrono es ‘injusto’ o ‘discriminador’ si su elección es llevada cabo con base en lo que se dice es insensato… por ejemplo, que A contrató a B, en vez de a C, porque a él no le gusta la raza o el color o la religión o alguna cosa de C. Pero, la base para las consideraciones de A en su elección, o sus motivos, no es posible que sean conocidos con certeza por alguna otra persona. Entonces, ¿cómo puede una ley, como estas de ‘prácticas justas de empleo,’ administrarse justamente? ¿Cómo puede un juez rendir una decisión sabia con base en hechos desconocidas?”

“Y, en todo caso, ¿qué diferencia hace sobre cómo A llegó a su elección? Uno no puede cuestionar las bases para elegir sin cuestionar el derecho, como tal, de elegir. Por ejemplo, no tiene mucho sentido decir que tengo el derecho de seleccionar un tipo de queso que yo deseo, pero que no tengo derecho a seleccionar uno en mi preferencia sobre otro… El derecho a elegir es el derecho a elegir, y, por lo tanto, las razones llegan una parte sagrada del derecho a elegir, como tal.”

“Este mismo análisis se debería aplicar a la elección discriminatoria de B acerca del empleo ofrecido por A. Si no existiera discriminación en el empleo -no hubiera posibilidades de elegir- no habría aquí medios por los que una persona puede encontrar el mejor lugar para trabajar; no habría medios por los que las personas podrían desarrollar y utilizar sus mejores talentos; no habría medios por los que la administración podría ser buena en vez de mala; no medios mediante los cuales el logro y el mérito pueden encontrar su recompensa.”

“Las actitudes prevalecientes acerca de la discriminación en el empleo o en amistades o en cualquier otra cosa, se basan en el supuesto de que la discriminación conduce al conflicto y que la legislación es necesaria para mantener el orden y la paz. Por el contrario, creo que las leyes contra la discriminación generan, en vez de aplacar, disputas y conflicto.”

“Observe… la decisión pacífica cuando A decide contratar a B para un trabajo y B decide aceptar la oferta. Compárelo… con la situación que surge cuando a todos los otros que pueden querer el empleo, se les ha hecho creer que tienen un derecho por ese empleo. No sólo subsisten el caos y el conflicto cuando se pasa una ley antidiscriminatoria, para darle respaldo legal a todas esas reclamaciones de derechos imposibles ̶ cuando un burócrata se hace cargo y raciona el empleo.”

“Esta fobia contra la discriminación… ha conducido a falsas declaraciones de derechos. Parte de la… caja de herramientas del comunismo es la idea de que la propiedad privada es consecuencia de la discriminación contra aquellos que no son dueños de ella. Si se les puede hacer creer eso a los no dueños y que aprobar leyes ayuda para corregirlo, lucharán para que sea corregido mediante ‘leyes de propiedad justa,’ por las que toda la propiedad privada es confiscada para que sea ‘propiedad de todos.’ Esta es, en sí, la esencia del comunismo, y ya ha avanzado mucho en los Estados Unidos mediante dispositivos tortuosos y sutiles.”

“Siempre que se violan los derechos personales a discriminar y elegir… se reemplazan por el caos y el conflicto a las soluciones pacíficas de la ley de limitaciones de la Naturaleza. Cuando el intento se lleva a cabo para ampliar derechos y crear pretensiones, en exceso de lo que está disponible para llenar esas reclamaciones, el conflicto se hace inevitable y persistente.”

“El conflicto en estas áreas puede frenarse sólo mediante algún instrumento que restrinja derechos o reclamaciones sobre cualquier objeto deseado, de forma que haya la igualdad necesaria entre la oferta de una cosa y las demandas válidas reclamadas… La función de la ‘herramienta’ de la propiedad privada, en contraste con el concepto socialista-comunista de que todo mundo es dueño de todo bajo la ‘propiedad en común,’ es la de igualar la tenencia con la propiedad que ha de ser poseída.”

“La función de un precio en un mercado libre, en contraste con un precio controlado mediante el racionamiento de una escasez artificial creada por una burocracia gubernamental, es, de igual forma, la de igualar la oferta y la demanda de lo que está disponible.”

“Las admoniciones judeo-cristianas acerca de la hermandad del hombre y acerca de amar a sus semejantes, difícilmente significan que se debiera permitir que leyes hechas por el hombre interfieran con esos métodos de ajuste pacífico entre las preferencias humanas y las escaseces de las cosas deseadas. Al hombre se le debería permitir continuar su mejora propia en la tierra, por medio de ejercicio del criterio y de la libertad de escoger según su consciencia. Cuando este concepto de derechos se combina con una conducta familiar según las guías familiares de la ética judeo-cristiana… el destino del hombre será satisfecho mejor y… la paz reinará en su máximo.”

“Para que el ser humano continúe mejorando por sí mismo, debe ser libre de ejercitar los poderes de la elección con los que ha sido dotado. Cuando no se permite la discriminación de acuerdo con la sabiduría y consciencia propia, se atrofian tanto la discriminación como la consciencia, de la misma forma que un músculo que no es usado… el hombre… debería usarlas y ser personalmente responsable de las consecuencias de sus elecciones. Esto significa que debe ser libre, ya sea para disfrutar o soportar las consecuencias de cada decisión, pues la lección que eso enseña es el único propósito de la experiencia ̶ la mejor de todos los maestros.”

F.A. Harper reconoció que la palabra discriminación puede, a menudo, hacer un cortocircuito en el pensamiento cuidadoso, creando condenas irreflexivas. No obstante, también recordó que reconocer que nuestros derechos a la vida, la libertad y la propiedad están conectados con nuestra libertad de escoger -provisto que nosotros no violemos los derechos iguales de otros de escoger por sí mismos- puede restaurar racionalidad al tema y, con él, resultados mejores. Como concluyó él:

“Cuando un semejante interpone la fuerza y la obligación entre él y la Fuente de su ser…eso equivale a interrumpir su mejora propia… El hombre debe ser libre de discriminar y de ejercitar su libertad de elegir. Esta libertad es una virtud y no un vicio. Y la libertad de elección siembra las semillas de la paz, en vez del conflicto.”

Gary M. Galles es profesor de economía en la Universidad Pepperdine. Sus libros recientes incluyen Faulty Premises, Faulty Policies (2014) y Apostle of Peace (2013). Es miembro de la facultad de la Fundación para la Educación Económica (FEE).