VENEZUELA ES UNA ACUSACIÓN IRREFUTABLE DE LA IDEOLOGÍA SOCIALISTA

Por Temba A. Nolutshungu
Fundación para la Educación Económica
Domingo 5 de mayo del 2019


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, con letra subrayada, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/venezuela-i...list-ideology/

En la Venezuela de la actualidad, irónicamente un país que se jacta de tener las reservas de petróleo más abundantes del mundo, las consecuencias de las políticas socialistas han llegado a ser demasiado evidentes.

Es sumamente asombroso que, al desarrollarse la crisis venezolana en las pantallas de televisión del mundo, la orientación de la gobernabilidad en los Estados Unidos está en peligro de degenerar en la misma experimentación socialista, que tanto sufrimiento u tragedia ha llevado al país suramericano.

LA ELECCIÓN MOSTRARÁ QUE ES LO QUE EN REALIDAD QUIEREN LOS ESTADOUNIDENSES

En meses recientes, el partido demócrata de los Estados Unidos, así como ciertos representantes individuales del partido republicano, han estado gravitando hacia el socialismo. Los demócratas están alineando candidatos para la próxima elección presidencial que explícitamente proponen políticas orientadas al socialismo.

Sea testigo del crescendo en aumento de demandas de educación gratuita y de cuido de la salud gratuito y de los llamados para enfrentar la desigualdad de ingresos, aunado con gritos en favor de impuestos punitivos sobre los ricos, para lograr ese objetivo. La retórica relacionada pide muchos otros bienes y servicios gratuitos provistos a expensas de los contribuyentes. Al acercarse la hora de las elecciones, tales demandas se están haciendo molestamente más vociferantes.

Tal vez a quienes proponen esas medidas de políticas debería recordárseles lo que Karl Marx, el arquitecto del socialismo y del comunismo, afirmara hace mucho tiempo atrás: “Sólo hay una forma de acabar con el capitalismo ̶ mediante impuestos, impuestos y más impuestos.”
Mejor recordar las palabras del filósofo griego Aristóteles: “La peor forma de desigualdad es tratar de hacer iguales a cosas desiguales.”

LA VENEZUELA SOCIALISTA ESTÁ SUFRIENDO

En la Venezuela de la actualidad, irónicamente un país que se jacta de tener las reservas de petróleo más abundantes del mundo, las consecuencias de las políticas socialistas han llegado a ser demasiado evidentes; está llegando la hora de la verdad. La agencia para refugiados de las Naciones Unidas (ACNUR) reporta (reports) un éxodo de venezolanos de casi 3 millones de personas desde el 2015. En la actualidad, alrededor de 5.000 venezolanos dejan diariamente a su país para ir a naciones vecinas.

Cuando empecé este artículo, la tasa de inflación era superior a 2 millones por ciento; ya ha llegado a 10 millones por ciento (now reached 10 million percent), de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, y el último reporte de las Naciones Unidas afirma que el 94 por ciento de los venezolanos languidecen en la pobreza. Los precios de los bienes y servicios se han disparado a los cielos y así están más allá del alcance de mayoría de la gente. Además, hay escaseces alarmantes de medicina y de alimentos básicos.

Pero, Venezuela no es una excepción. Es un ejemplo extremo del daño infligido siempre y en donde sea que programas socialistas y comunistas han sido puestos en marcha. Además del inevitable empobrecimiento socioeconómico, la historia es testigo de la tragedia que se exige en términos de miseria humano y de muertes horrendas. Tal como en Venezuela, universalmente ha sido el caso que la nomenclatura socialista/comunista gobernante permanece siendo la única que ese libra de esas consecuencias miserables.

La huella sangrienta de muerte bajo el liderazgo comunista es objetivamente verificable: en su libro Unnatural Deaths in the USSR, I.G. Dyadkin llega a una cifra de entre 56 y 62 millones de muertes no naturales bajo el gobierno de Josef Stalin, con entre 34 y 49 millones directamente ligadas con él.

SOLZHENITSYN Y EL MURO DE BERLÍN

La renombrada figura literaria Aleksandr Solzhenitsyn, autor del The Gulag Archipelago (Archipiélago Gulag), propone un fuerte caso evidenciado de que la cifra podría ser tan elevada como 60 millones de muertes. En China, cuando Mao Zedong condujo la marcha de China hacia el nirvana comunistas, Mao y sus camaradas comunistas fueron responsables de las muertes de 78 millones, incluyendo a 45 millones que fueron asesinados dentro del período de cuatro años del Gran Salto Hacia Adelante. En Camboya, con Pol Pot a la cabeza del régimen comunista, dos millones de personas murieron entre 1975 y 1979. En Cuba y en las antiguas naciones del Pacto de Varsovia, hubo una tenencia similar de acontecimientos mortales. El libro Black Book of Communism de Stephane Courtois, se detallan muchas de estas atrocidades indescriptibles.

Luego se dio el evento histórico más grande del siglo XX; la caída del Muro de Berlín en 1989. Ello puso a andar un efecto dominó en toda Europa Oriental, cuando la gente espontáneamente desmanteló los sistemas socialistas. En la teoría y en la práctica, la ideología socialista fue profundamente desacreditada. Estos eventos siguen presentes en la memoria viviente.

No obstante, el viejo adagio de “con las faltas de otros, los hombres sabios corrigen las propias” es todavía torpemente ignorado por aquellos que están obcecados con imponer políticas socialistas. Los proponentes del socialismo y sus diversas permutaciones avanzan porque hay suficientes mentes crédulas, deseosas de ignorar la evidencia de que tal ideología claramente no está en conformidad con la naturaleza humana. Niega el espíritu de empresas y frena el orden espontáneo de un mercado libre.

En democracias representativas, las políticas de bienestar social pueden servir como la cresta de la ola socialista, debido a que se presentan como altruistas, con un aire de preocupación por los indigentes y de proveer una red de seguridad a aquellos caracterizados como desafortunados y desventurados. Pero, la realidad es que no existe tal cosa como un gobierno preocupado. Preocuparse no puede ser por coacción. No debería comprender el apoderamiento de porciones significativas de los ingresos arduamente ganados por los contribuyentes. Es deshonesto y aborrecible que los políticos que promueven esas políticas, hablen acerca de su preocupación por casos como esos. Tales medidas colocan a una nación en “el camino de servidumbre,” como lo habría dicho el fallecido economistas y Premio Nobel, Friedrich A, Hayek.

NO HAY TAL COSA COMO UN ALMUERZO GRATIS

¡Nada es gratuito!

Los promotores de políticas colectivistas deberían hacer una pausa y considerar las palabras sabias de un descendiente de esclavos, el renombrado economista estadounidense, profesor Walter Williams, cuando afirma que “La igualdad antes las reglas generales de la ley es el único tipo de igualdad conducir a la libertad, la cual puede ser asegurada sin destruir la libertad.”

En el análisis final, nadie puede disputar que un deseo de libertad está incorporado en el propio ADN de la naturaleza humana. Especialmente en la arena económica, la libertad define al libre mercado ̶ protección de la propiedad privada, elección personal, responsabilidad individual y libertad para competir. La evidencia habla fuertemente de que la libertad, tal como se refleja en los mercados libres, proporciona. En contraste, socialistas como Bernie Sanders, Kamala Harris, Jeremy Corbyn, Nicolás Maduro y otros en cualquier parte del mundo, tendrán éxito sólo en proporcionar pobreza y conflicto.

“Ir tras el ideal de una distribución igual de los bienes de este mundo, es construir sobre la base de la envidia y la codicia que pone en peligro la armonía social y la paz económica. En el análisis final es altamente inmoral, porque lo que propone es robar mediante el voto político.”

Estas son las palabras conmovedoras de Hans F. Senholz -quien sirviera como presidente de la Fundación para la Educación Económica- que las escribiera en The Freeman en agosto de 1992.

Temba Nolutshungu es director de la Fundación del Mercado Libre (FML), Es también presidente de la Langa Heritage Foundation y fideicomisario de la Helen Suzman Foundation, del Carnaval de Cape Town y es también miembro del consejo del Instituto de Relaciones Raciales de Sur África. Fue director de Victoria & Alfred Waterfront y de Langeberg Holdings Ltd. Recientemente (2017) fue nombrado como presidente del Center for Development and Enterprise Great Lakes, un centro de pensamiento sobre políticas que cubre a Ruanda, Burundi y la República Democrática del Congo, en donde está instalada la oficina.