EL BANQUILLO DE TRES PATAS DEL SOCIALISMO: ENVIDIA, IGNORANCIA Y FE

Por Ben Johnson
Fundación para la Educación Económica
Miércoles 20 de marzo del 2019


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, con letra en roja y subrayada, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/socialism-s...nce-and-faith/

Sus propuestas no solo son irreales, sino que lo son deliberadamente.

Cuando a los socialistas democráticos se les preguntó, qué edificarían en lugar de las nuevas instalaciones de Amazon (Amazon’s HQ2) ahora que Alexandria Ocasio-Cortez les ha echado de Queens, Nueva York, la respuesta fue “una guillotina.” Esa respuesta, contenida de una descripción (portrait) esclarecedora y profunda de jóvenes socialistas en la revista New York, ilustra perfectamente la diferencia entre la visión del mundo de los colectivistas seculares y aquellos que creen en los mercados libres.

Uno puede sacar del extenso ensayo de Simon van Zuylen-Wood, que el socialismo de hoy se edifica sobre un banquillo de tres patas, la envidia, la ignorancia y la fe.

LOS SOCIALISTAS DEMOCRÁTICOS ODIAN A LOS BILLONARIOS

Como lo puede insinuar su despreocupado abrazo de la decapitación, con toda su parla acerca de solidaridad con la humanidad que sufre, los jóvenes socialistas desprecian la dignidad humana (human dignity) esencial de sus oponentes. El comentario de la guillotina no es solamente una aberración. “La revista Jacobin -así llamada por los insurgentes que condujeron el sanguinario Reinado del Terror en Francia durante la Revolución- sólo ha crecido en influencia desde su fundación en el 2010,” escribe van Zuylen-Wood.

Escoltar a la horca a Jeff Bezos [Nota del traductor: presidente de la empresa Amazon] por el crimen de ofrecer empleos a la genta parece ser indebidamente severo, a menos que uno haya polarizado al mundo en campos herméticamente sellados de opresores y liberadores. Uno escucha el eco de este desdén en el consejo del anfitrión del podcast Chapo Trap House, Will Menaker. Él les advirtió a los jóvenes socialistas que ellos deben presentar una “respuesta inteligente” cuando se les pregunta cómo planean pagar por sus políticas:

“’La respuesta inteligente es: “Todos los números son los correctos. Todo eso es cierto acerca del déficit. Pero, f-k [Nota del traductor: expresión vulgar en inglés que me permito traducir por ‘al diablo con’] el déficit, pues no es real y no importa.’ La audiencia gritaba. Otra opción, dijo él, es “convertir a todos los billonarios en millonarios. O en Soylent [Nota del traductor: producto que remplaza la comida con alimentos genéticamente modificados que se supone es una dieta alimenticia adecuada].” (El artículo original no censura la palabra vulgar.)

Sus comentarios delatan no sólo una escalofriante inhumanidad, sino también una extensa ignorancia encontrada entre socialistas ̶ no sólo acerca de economía, sino acerca de lo que es exactamente el socialismo.

UN COMUNISMO MAL DEFINIDO SE HA PUESTO DE MODA

La amplia aceptación de una economía de mando se debe, en parte, al hecho de que el socialismo nebuloso se ha hecho más popular entre aquellos nacidos después de finalizar la Guerra Fría. “[L]a palabra había perdido su significado al momento en que de nuevo se puso de moda,” escribe van Zuylen-Wood, y sus adeptos idealistas rápidamente orientan sus esperanzas y deseos en él. Una reciente encuesta de Gallup (Gallup poll) mostró que sólo un 17 por ciento de los estadounidenses definía apropiadamente al socialismo ̶ y la confusión no se limita a los estadounidenses comunes y corrientes, sino también entre sus prosélitos más ardientes.

Ash Sarkar -la joven polemista británica celebrada por Teen Vogue por gritar “Soy literalmente una comunista” en el programa de Piers Morgan- promueve (promotes) una variedad de “comunismo divertido” entre sus seguidores. “El comunismo es una creencia en el poder de la gente para organizar sus vidas como individuos -sus vidas sociales, sus vidas políticas y sus vidas económicas- sin ser administradas por un estado,” le dijo (told) al compañero izquierdista Owen Jones. En otro contexto, ella explicó (explained) que el comunismo es “el deseo de ver desmanteladas las estructuras coercitivas del estado, a la vez que uno se divierte.”

Describir una filosofía totalitaria que sistemáticamente hizo morir de hambre (starved), que esclavizó (enslaved), y que asesinó (murdered) a cientos de millones de personas en un siglo (for a century), como un estado mínimo, es, para ponerlo suavemente, ahistórico. Caracterizar al comunismo como “divertido” revela, ya sean las profundidades de la ignorancia propia, o bien sadismo.

LAS POLÍTICAS IRREALES FUNCIONAN COMO ÍDOLOS

…O como fe. Van Zuylen-Wood concluye su artículo haciendo ver que recientemente él asistió a una reunión de los Socialistas Democráticos de los Estados Unidos, en donde, antes que los miembros endosaran un candidato, tenían que involucrarse en un intrincado y aburrido proceso burocrático. (Eso debería darles una ventanilla de lo que es la vida bajo el socialismo). No obstante, escribe que los camaradas entusiastamente se sentaron a través del calvario, “[c]omo miembros devotos de un club social o de una iglesia parroquial.”

Implicarse con los jóvenes socialistas de hoy empieza con la materialización de que sus propuestas no son simplemente irreales, sino que lo son deliberadamente. El hambre de comunión con Dios y con el hombre, puesta en el corazón por nuestro Creador, es inextirpable. Cuando se desvanece la creencia en la religión, la fe busca nuevas venas de adoración. Los socialistas vulgarizan la comunión de los santos en “solidaridad” con el proletariado. Cambian el ascetismo dirigido a purgar sus pasiones pecadoras, por un activismo político en nombre de quienes consideran como oprimidos históricamente. (Con humor, el articulo hace ver que “la conformación demográfica usual” de los Socialistas Democráticos de los Estados Unidos, es “considerablemente más blanca” que la de los vecindarios que sus miembros presuntamente representan.) Cambian el diálogo razonado para descubrir lo bueno, lo verdadero y lo bello, en un conjunto interminable de códigos de reprobación, dirigidos a frenar la expresión de pensamientos proscritos.

El inmediato intercambio de los socialistas de empleos productivos altamente pagados por decapitar públicamente a los billonarios, refleja su ofrecimiento de un ídolo económico, en vez de sus anhelos profundamente religiosos por tener un sentido, propósito y significación como hijos de Dios. Ellos reemplazan su hambre por entrar en el reino de los Cielos, con fantasías de erigir una Utopía terrenal ̶ y la tragedia inevitablemente acontece.

Las fes que históricamente han rechazado al socialismo (rejected socialism) impulsan a la humanidad a construir. Quieren ver que se abran empresas, emprendimientos nuevos e individuos que coexistan política y económicamente a través del libre intercambio.

La libre empresa, si bien lejos de ser perfecta, respeta la dignidad individual de cada hijo de Dios, al asegurar su libertad de acción. La virtud restringe esa libertad de acción -que no es sino sólo otro término por libre albedrío- dentro de resultados socialmente beneficiosos. Y la fe es tan evidentemente la base más sólida para la virtud, que el gobernador Morris, uno de los oponentes más virulentos a la esclavitud (opponents of slavery) entre los Padres Fundadores de los Estados Unidos, escribió (wrote) que la “[r]eligión es la única base sólida de buena moral.”

Quienes creen en el mercado libre, independientemente de si creen en un poder superior, deberían esperar que la masa de sus conciudadanos lo crean. Y los adeptos a una fe verdadera deberían hacer todo lo que está en su poder para ganar adherentes, antes que su religión se eclipse por un pretendiente equivocado y bárbaro.

Este artículo es republicado con el permiso del Acton Institute.

El Reverendo Ben Johnson es editor sénior del Instituto Acton. Su trabajo se enfoca en los principios necesarios para crear una sociedad libre y virtuosa en la esfera transatlántica (los Estados Unidos, Canadá y Europa).