Buenos argumentos éticos en torno al proteccionismo arancelario.

LAS IMPLICACIONES MORALES DE LOS ARANCELES ÓPTIMOS

Por Jairaj Devadiga
Fundación para la Educación Económica
Domingo 17 de febrero del 2019


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, con letra subrayada, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/the-moral-i...timal-tariffs/

Hay muchos problemas prácticos con esta teoría

Una teoría favorita de los proteccionistas es aquella de la tarifa óptima. Formulada en 1844 por el economista inglés Robert Torrens, esta teoría sugiere que, si un país tiene suficiente poder de mercado para influir en los precios de ciertos bienes, estaría mejor si impusiera un arancel, que bajo un sistema de libre comercio. Este artículo (This article) en el Chicago Policy Review brinda un buen resumen de la teoría:

“La teoría del arancel óptimo asevera que un país que es un importador grande de un bien en particular, puede trasladar la carga económica de un arancel a la importación, desde los consumidores domésticos a los oferentes extranjeros, si el país tiene poder monopsónico en el mercado ̶ el país es comprador esencial de diversos oferentes que compiten entre ellos. Este poder monopsónico resulta en una oferta relativamente inelástica o insensible ante cambios en los precios, lo que obliga a los exportadores a reducir sus precios pre-aranceles al enfrentar un aumento en el arancel, a fin de mantener el mismo nivel de oferta y lo cual permite a los países importadores capturar ingreso que previamente recibían los exportadores.”

Hay muchos problemas prácticos con esta teoría. En 1987 (In 1987), Thomas Humphrey explicó que los aranceles óptimos descansan en varios supuestos irreales. Recientemente, Jon Murphy, de la Universidad George Mason, expuso (has pointed out) que, incluso si por algún milagro, todos esos supuestos fueran satisfechos en el mundo real, un arancel óptimo permanecería siendo óptimo sólo en un plazo muy corto.

Hoy deseo enfocarme en el aspecto moral de los aranceles óptimos. En economía, la optimalidad se define como una situación en donde ninguna de las partes puede ser mejorada sin hacer que, al menos, alguien de la otra parte esté peor. En ausencia de aranceles e impedimentos, el libre comercio nos lleva a lo más cerca de esa situación.

Por otra parte, un arancel óptimo hace que muchas otras personas estén peor. El país grande importador gana ingreso adicional por los aranceles que impuso, pero, eso viene a expensas de personas que viven en los países exportadores, los cuales tienen que pagar mucho más por los bienes que importan, que lo que tendrían que haber pagado bajo libre comercio.

Este hecho inconveniente lo despiden los proteccionistas con un adiós con su mano, alegando que tan sólo importa el bienestar de las personas dentro del país que impone el arancel. El sufrimiento infligido sobre personas de otros países, es inmaterial.

Y, aquí es donde yace el problema. La única forma de alegar que el sufrimiento de los extranjeros es irrelevante, es diciendo que ellos no son seres humanos o que, de alguna manera, son menos seres humanos que los ciudadanos de su propio país.

Más generalmente, cualquier política redistributiva descansa en deshumanizar vastas secciones de la humanidad. Cuando quienes formulan políticas buscan beneficiar a agrupaciones de taxistas prohibiendo a Uber, aquellos están dando a entender que los choferes de Uber son menos humanos que los taxistas. Cuando quienes formulan políticas quieren poner en práctica leyes de zonificación para beneficiar a los dueños de viviendas a expensas de quienes no tienen vivienda, en efecto, están declarando que las personas que no tienen vivienda no son seres humanos.

Las restricciones a la libre empresa y al libre comercio usualmente descansan en un razonamiento económico falaz y en evidencia empírica espuria, lo cual (correctamente) recibe nuestra mayor atención. No obstante, también deberíamos ocasionalmente examinar los abominables fundamentos morales de estas regulaciones.

Jairaj Devadiga es un economista, Su trabajo principalmente tiene que ver con política pública e historia económica. Además de la Fundación de Educación Económica, sus escritos han sido publicados por el Centre for Policy Studies, el Institute of Economic Affairs y Pragati, entre otros.