LA PLATAFORMA DEL SOCIALISMO DEMOCRÁTICO HACE ECO DE LA LOCURA DEL KHMER ROUGE

Por Barry Brownstein
Fundación para la Educación Económica
Viernes 8 de marzo del 2019


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, con letra subrayada, si es de su interés puede verlo https://fee.org/articles/the-democra...e-khmer-rouge/

Los conflictos tribales, en disminución constante en Occidente bajo el capitalismo, surgirían de nuevo, amenazando la paz y la prosperidad de la humanidad.

En 1975, cuando el Khmer Rouge tomó el poder, rápidamente vaciaron la capital de Cambodia, Phnom Penh. Aquel iba a ser el año Cero (year Zero): un renacimiento de Cambodia como una sociedad igualitariamente diseñada, una sociedad rural sin clases con “la corrupción y el parasitismo de la vida citadina” eliminados. Varios millones tuvieron que salir de inmediato, incluyendo pacientes de hospitales. Aquellos que se rehusaron fueron ejecutados sumariamente. A quienes salieron se les obligó a trabajar en los campos, en donde muchos murieron al ser alimentados con raciones de hambre.

El genocidio contra sus propios ciudadanos resultó en hasta 2.5 millones de muertos (up to 2.5 million dead) en una población de 8 millones. Alrededor de 1.3 de millones de los muertos fueron ejecutados.

Enloquecidos por la política de clases, los soldados del Khmer Rouge deshumanizaron a sus víctimas. Los soldados del Khmer Rouge “disparaban indiscriminadamente contra civiles inocentes (fired aimlessly at innocent civilians) en cuanto alguien les ofendía de alguna manera.” Ellos reservaron una brutalidad especial para aquellos de la clase media de Cambodia (Cambodia’s middle class), “los médicos, los banqueros, los maestros y los comerciantes, la gente que leía libros e incluso aquellos que simplemente usaban anteojos.”

Deshumanizar a aquellos que usted asesina es una característica de los regímenes totalitarios. Hitler mató a judíos. Stalin mató a campesinos y agricultores (kulaks), Mao mató a terratenientes, los Khmer Rouge tomaron a la “gente más violenta (took the “most violent) e ignorante y… les enseñaron a dirigir, administrar, controlar y destruir.” Cuando colectivos trastornados asesinaban, algunos cantaban la estrofa (some chanted the couplet) enseñada por sus líderes, “Conservarlo a usted no es beneficioso; destruirlo no es una pérdida.”

LA POLÍTICA DE IDENTIDAD CONDUCE A LA DESHUMANIZACIÓN

Usted quiere pensar que tal locura nunca podría visitar a los Estados Unidos. Aun así, continúa creciendo el cáncer de la política de identidad, con sus demandas concurrentes de justicia social. Una mentalidad de deshumanizar a aquellos que no están en su tribu se está afianzando en más gente. Después de todo, el “otro” es simplemente alguien que está atravesado en el camino hacia una sociedad más “justa.”

En su libro Suicide of the West: How the Rebirth of Tribalism, Populism, Nationalism, and Identity Politics is Destroying American Democracy, Jonah Goldberg hace la observación de que “La política de identidad en todas sus formas es simplemente un subconjunto de esa visión del mundo. Dice ‘Mi tribu merece más que su tribu.’”

Si mi tribu merece más que su tribu, entonces, en palabras de Goldberg, “son inválidos los estándares de mérito o las nociones de libre expresión, incluso racistas, si perpetúan el mal amorfamente definido de ‘privilegio del blanco.’”

Goldberg explica sucintamente por qué aquellos que demandan justicia social buscan desmantelar la regla de la ley.

“Dedique unos pocos minutos de la realidad para estudiar lo que los activistas dan a entender por ‘justicia social’ y descubrirá que a menudo es un esfuerzo reaccionario. Alega que la regla de la ley es un sistema acomodado, diseñado para proteger los intereses del patriarcado o el privilegio de los blancos o del ‘uno por ciento.’ La justicia social sostiene que las reglas abstractas o los principios intemporales son inadecuados si no conducen a la justicia ‘redistributiva’ o ‘económica.’”

LA PLATAFORMA SOCIALISTA DEMOCRÁTICA

Si bien correctamente se ha presentado debidamente una gran atención sobre la fuerza potencialmente destructiva del Nuevo Trato Verde, otras partes alarmantes de la plataforma socialista democrática simplemente se han deslizado debajo del radar. Considere esta parte de su programa:

“Aunque un objetivo a largo plazo del socialismo es eliminar todas, excepto las formas más satisfactorias de trabajo, reconocemos que por mucho tiempo habrá empleos no atractivos. Esas tareas serían asignadas entre tanta gente como sea posible, en vez de serlo sobre la base de clases, razas, etnicidad o género, como lo es bajo el capitalismo. Y este trabajo indeseable debería estar entre el trabajo mejor remunerado, no el menos, dentro de la economía.”

Usted puede preguntarse quién se encargará de la “asignación” y “distribución” de los empleos. Los socialistas democráticos escriben, “Por el momento, la carga debería ponerse sobre el empleador, para que haga deseable el trabajo, elevando los salarios, ofreciendo beneficios y mejorando el ambiente del trabajo.” La impaciencia con el “progreso” pronto hará que se transforme en una demanda de que el gobierno rectifique injusticias percibidas.

Usted también puede preguntarse ¿quién decidirá qué es lo indeseable? Los socialistas democráticos no dan respuestas. Las respuestas serán brindadas después, con base en políticas tribales que estén en boga. Si usted piensa que los estadounidenses rechazarán automáticamente tales tonterías difusas, piénselo de nuevo. En vez de asociar al socialismo con la propiedad gubernamental de los medios de producción, en la actualidad más estadounidenses piensan que socialismo significa “igualdad.” (socialism means “equality.”)

Si demasiados “indeseables étnicos y raciales” está representados en empleos altamente pagados en la comunidad médica, ¿serán obligados los médicos a intercambiar trabajos y salarios con sus asistentes médicos? ¿Intercambiarán los empleos y los salarios los ingenieros de software con los custodios de sus oficinas? ¿Qué tanta posibilidad hay de que Alexandria Ocasio-Cortez cambie empleos con un minero del carbón en Wheeling, West Virginia?

Cumplir con el objetivo de distribuir los empleos “indeseables” requeriría nada menos que un control totalitario de toda la economía. Los socialistas democráticos pondrían en práctica la regla del poder tribal, en lugar de la regla de la ley.

HAYEK ACERCA DE LA JUSTICIA SOCIAL

En el volumen 2 de Law, Legislation and Liberty: the Mirage of Social Justice [Derecho, Legislación y Libertad: El espejismo de la justicia social] el premio Nobel F.A. Hayek nos desafía a que consideremos “si es posible preservar un orden de mercado a la vez que se impone sobre él un patrón específico de remuneración” basado en el criterio de la “justicia social” e impuesto por “una autoridad que posee el poder para imponerla.” La respuesta de Hayek es “no.”

Entonces, ¿por qué es tan popular el concepto de justicia social? Hayek brinda una respuesta:

“Los resultados del ordenamiento espontáneo del mercado [son] interpretados como si algún ser pensante deliberadamente los haya dirigido, o como si los beneficios o daños particulares derivados de ellos fueron determinados por actos deliberados de voluntad.”

En resumen, alguien lo hizo; así que se necesita alguien para arreglarlo.

Usando los lentes de Hayek, podemos ver que una creencia en una injusticia podría empezar en la niñez y extenderse a la edad adulta. ¿Quién ha recibido todo lo que ellos sienten que se merecían de sus padres, de la escuela, del trabajo o de la vida?

Nos contamos a nosotros mismos historias acerca de nuestra maestra de segundo grado que se olvidó de nosotros, de un padre que no nos entendió durante nuestros años juveniles, o de un jefe que no reconoció nuestro talento. Mirando a través de los lentes de “mi historia,” nos sentimos como víctimas. Esta es la razón por la cual las historias de las víctimas y de los victimarios dominan los medios. Buscar quién es el culpable puede convertirse en una ocupación de tiempo completo.

No es de extrañar que haya tantos individuos furiosos y amargados; ellos todavía están tratando de lograr que otros y la vida se conformen con sus expectativas. Asumir la responsabilidad por nuestra experiencia de vida, empieza por un entendimiento de que la vida nunca se conformará con nuestras ideas imaginadas acerca de cómo deberían ser las cosas.

Durante su vida, Hayek ganó una fracción de lo que Stephen King ha obtenido, y nadie tiene la culpa de eso. Escribe Hayek,

“Los ingresos ganados en el mercado por diferentes personas normalmente no corresponderán a los valores relativos de sus servicios a persona alguna… la ejecución de una sonata de Beethoven… o de una obra de teatro de Shakespeare no tienen “valor para la sociedad,” excepto por un valor sólo para aquellos que los conocen y los aprecian.”

En otras palabras, no hay un valor objetivo.

¿Debería ponerse un impuesto a las novelas de Stephen King, para asegurar que escritores impopulares sean mejor compensados? Sólo podemos llegar a lo que vemos como “justicia” tratando mal a otras personas. Escribe Hayek:

“Para asegurar la misma posición material a gente que difiere grandemente en su fortaleza, inteligencia, habilidad, conocimiento y perseverancia, así como en su ambiente físico y social, el gobierno debería claramente tratarlos muy diferentemente.”

Hayek nos apunta a que miremos en una dirección diferente, en donde “sólo la conducta de los jugadores, pero no el resultado, puede ser lo justo.” Por supuesto, socialistas democráticos aseveran lo contrario ̶ Alexandria Ocasio-Cortez ha dicho (Alexandria Ocasio-Cortez has said) que una sociedad que “permite que existan los multimillonarios” a la par de la pobreza extrema, es “inmoral.” Ocasio-Cortez no dijo que los multimillonarios con inmorales, pero, al mezclar a los multimillonarios con la pobreza, Ocasio-Cortez está insinuando una causa y un efecto.

El líder criminal del Khmer Rouge, Pol Pot, dijo en una entrevista de 1979 (in a 1979 interview) que, “Nuestra política fue ofrecer una vida de afluencia para el pueblo. Hubo errores al llevarla a cabo.” En una de las subestimaciones más grandiosas de la historia, Pol Pot admitió que “Varios miles de personas pueden haber muerto.” Las buenas intenciones no importan (Good intentions don’t matter), las políticas de justicia social son antitéticas a la promoción del bienestar humano.

Tómese un momento y medite acerca del progreso impresionante ocurrido en el mundo debido al capitalismo. Alexander Hammond hace la observación (Alexander Hammond observes) de que “en 1820, el 94 por ciento de la población del mundo vivía en pobreza extrema (menos de $1.90 al día, ajustado por el poder adquisitivo). En 1990, esa cifra fue de un 34.8 por ciento y, en el 2015, de sólo un 9.6 por ciento.” Tal vez aquellos que vivan en el 2219 se maravillarán acerca de cómo, nosotros, en el 2019, podíamos vivir con ganancias tan míseras.

Los socialistas democráticos están trabajando incansablemente en subvertir el progreso. Sus políticas destruirán la economía y disminuirá el pastel económico. Los conflictos tribales, en disminución constante en Occidente bajo el capitalismo, surgirían de nuevo, amenazando la paz y la prosperidad de la humanidad.

En la actualidad, algunos usan la violencia para impedir la libre expresión. Podemos estremecernos de pensar que la violencia tribal es posible en unos Estados Unidos del futuro, en donde los ciudadanos se verán moral y económicamente empobrecidos por las doctrinas totalitarias del socialismo democrático.

Barry Brownstein es profesor emérito de economía y liderazgo en la Universidad de Baltimore. Es autor de The Inner-Work of Leadership [The Inner-Work of Leadership]. Para recibir los ensayos de Barry, suscríbase en Mindset Shifts.