Para leerlo y meditar, ¿cuál tiene mayores posibilidades de reducir la pobreza?

AYUDAR AL POBRE VERSUS REDUCIR LA DESIGUALDAD

Por Mike Rappaport
Derecho y Libertad
13 de febrero del 2019


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, en letra subrayada, si es de su interés puede verlo en www.lawliberty.org/2019/02/13/helping-the-poor-versus-reducing-inequality/

Se habla mucho en estos días acerca de la importancia de reducir la desigualdad del ingreso o de la riqueza. Pero, para mí, reducir esa desigualdad es, en el mejor de los casos, algo de importancia secundaria. El valor primordial es ayudar al pobre.

Desafortunadamente, mucha gente ni siquiera percibe una diferencia entre estos valores. Con regularidad veo que se le pregunta a la gente acerca de ayudar al pobre y responde hablando acerca de la desigualdad del ingreso. Así que, puede ser útil revisar algunas viejas verdades. Si bien no considero que los puntos en este comentario son terriblemente originales, en ocasiones tiene sentido repetir viejas verdades, en especial cuando estas verdades son ignoradas por muchos.

Ayudar al pobre es un valor importante. A menudo la gente que tiene un ingreso bajo no tiene acceso a mucho de lo que es valioso en la vida. La desigualdad es mucho menos importante. Para mí, la cuestión es cuánto ingreso tiene una persona, en vez del grado de desigualdad en la distribución.

Para ver este punto, imagínese que tenemos dos distribuciones. En la distribución 1, el pobre tiene más dinero que en la distribución 2. Pero, la distribución 1 es menos igual, porque la clase media y los ricos tienen significativamente más dinero en la distribución 1 que en la 2. A mi me parece que es claro que la distribución 1 es superior desde la perspectiva del pobre (así como de otros grupos de ingresos).

Interesantemente, favorecer la distribución 1 está de acuerdo con el principio de diferencia de Rawls. Dado que quienes están peor, están mejor bajo la distribución 1, uno debería favorecerla. Las preguntas más difíciles son si uno debería favorecer una distribución bajo la cual el pobre está ligeramente peor, pero que deja mucho mejor a la clase media y a los ricos. Aquí las respuestas no son claras, aunque el valor de ayudar al pobre debería favorecer la primera distribución.

¿Cuáles son los argumentos para reducir la desigualdad? Los dos más importantes son la aversión a la desigualdad y un poder político igual. Bajo el primero, a la gente le desagrada que otros tengan más dinero que ella y, así, un consecuencialista (como yo) puede favorecer una desigualdad menor. Pero, no creo que la gente en (al menos) los Estados Unidos, muestra ese tipo de desagrado o envidia. La gente puede resentir al colega que tiene una oficina más grande o al vecino que tiene una casa más linda calle abajo. Pero, aquella no tiende a tener repugnancia por los Bill Gates del mundo. De hecho, tienden a tener opiniones favorables de los superricos como celebridades.

Otro argumento es que la desigualdad en el ingreso tiende a la desigualdad en el poder político. Este es un problema mayor, pues, potencialmente, involucra coaccionar a la gente más pobre para enriquecer a los más poderosos. Si bien cada persona rica individual puede tener más influencia que cada persona pobre individual, no es claro que aquel tiene un poder excesivo. La gente rica, en especial los superricos, pagan mucho más en impuestos que los pobres. Y, como lo observa (notes) John McGuinnis, los superricos están en desacuerdo entre sí con respecto a la ideología. Puede ser que las corporaciones y los sindicatos tengan una influencia exagerada, pero, medidas para enfrentar la desigualdad del ingreso no necesariamente ayudarán con eso.

Significativamente, a menudo acciones para enfrentar la desigualdad conducen a un menor bienestar ̶ para ambos, el rico y el pobre. La mayoría de las acciones para encarar la desigualdad -tales como altas tasas de impuestos- sirve para crear incentivos que reducen la riqueza. Este aspecto de la política gubernamental debería tomarse en cuenta en los ejemplos de arriba acerca de la distribución ̶ de que distribuciones más iguales puede proveer menos recursos al pobre. Pero, a menudo la gente asume que las acciones para enfrentar la desigualdad no causarán daño a los pobres, aunque lo hacen. Por ejemplo, en momentos en que hay indignación acerca de las super ganancias que logran algunos innovadores, el premio Nobel William Nordhaus mostró (showed) que los innovadores logran menos de un 3 por ciento de las ganancias que sus innovaciones producen para el público. Desalentar esa innovación no sería deseable. Por tanto, es la combinación de la ignorancia económica y un fuerte deseo de reducir la desigualdad, lo que es fatal ̶ para el pobre y para la sociedad.

El profesor Rappaport es el profesor Fundación Darling de Derecho en la Universidad de San Diego, en donde también sirve como director del Centro para el Estudio del Originalismo Constitucional (Center for the Study of Constitutional Originalism). El profesor Rappaport es autor de numerosos artículos en revistas de derecho, en publicaciones como el Yale Law Journal, el Virginia Law Review, el Georgetown Law Review, y el University of Pennsylvania Law Review. Su libro Originalism and the Good Constitution, del que es coautor con John McGinnis, lo publicó la Harvard University Press en el 2013. El profesor Rappaport es graduado de la Escuela de Derecho de Yale, en donde recibió un grado en Derecho y otro en Derecho y Teoría Política.