BASTIAT LE PUEDE AYUDAR A ENTENDER LA RAÍZ DE NUESTRA DISCORDIA

Por Gary M. Galles
Fundación para la Educación Económica
Jueves 24 de enero del 2019


Los principios imperecederos del economista francés acerca de la armonía social y de la rigidez gubernamental.

En medio de la hipérbole dedicada al cierre parcial del gobierno, los estadounidenses han escuchado los detalles propios de telenovela de las maniobras detrás de escena y de las bofetadas por Twitter, cuando nos les dicen de las cosas atroces que de ello resultarán. En efecto, con toda la repartición de culpas a los opositores por su extremismo e intransigencia sin principios, que impiden una resolución, usted podría pensar que el estatus quo del gobierno que ellos tratan de volver a tener, es el medio de lograr la armonía nacional. Ese sería un serio error.

El gobierno con el cual sufrimos es la causa primaria de nuestra desarmonía, razón de porqué lo que la libertad requiere es un cierre parcial del gobierno.

Un apalancamiento continuo del poder del gobierno hacia todavía más áreas en donde los puntos de vista de la gente difieren dramáticamente, amplía la frecuencia con que las preferencias de alguna gente son impuestas sobre otras personas. Eso garantiza la acrimonia, no la armonía. Y nuestros servidores públicos en Washington podrían usar algo de sabiduría en tal ámbito. Para eso, podrían dirigir su atención hacia uno de los observadores más perspicaces de la influencia gubernamental en el respeto social ̶ Frédéric Bastiat, uno de los más altos defensores de la libertad, hacia su libro Economic Harmonies [Armonías Económicas].

“Todos los impulsos de los hombres, cuando son motivados por un interés propio legítimo, caen en un armonioso patrón social… la solución práctica… es simplemente abstenerse de contrariar y desplazar los intereses.”

“La coacción… no han hecho aún nada… si no es el haber eliminado la libertad.”

“¿Adónde… estableces el principio de acción de la coacción?... si confías en la arbitrariedad de unos hombres, comprueba que… su espíritu se vea libre de errores, sus manos de rapacidad y de codicia su corazón.”

“No es necesario forzar la armonía en lo que es armónico por sí mismo.”

“Deje a los hombres trabajar, cambiar, aprender, asociarse, influir los unos en los otros… de ello no puede resultar sino orden, armonía, progreso.”

“La pregunta es si tenemos o no libertad… que no sea profundamente alterada por el acto contrario de instituciones de origen humano.”

“La sociedad actual, liberada de sus abusos y de las trabas que han sido puestas en su camino… es la más bella, la más completa, la más duradera, universal y equitativa de todas las asociaciones.”

“Para que las leyes de la Providencia sean armónicas, necesitan obrar libremente… Cuando observamos un defecto de armonía en el mundo, no puede corresponder sino a una falta de libertad, a la ausencia de justicia.”

“El Estado actúa siempre por medio de la fuerza… ¿Cuáles son las cosas que los hombres tienen el derecho de imponerse unos a otros por la fuerza? No tengo el derecho de forzar a nadie a ser religioso, caritativo, instruido o laborioso, pero tengo el derecho de forzarle a ser justo; tal es el caso de la legítima defensa.”

“Si, por tanto, el empleo de la fuerza individual no se justifica sino es por la legítima defensa, basta reconocer que la acción gubernamental se manifiesta siempre por la fuerza, para concluir que puede, por su propia naturaleza, ser ejercida tan sólo para hacer que reine el orden, la seguridad y la justicia. Toda acción gubernamental, fuera de este límite, es una usurpación de la conciencia, de la inteligencia, del trabajo; en una palabra, de la libertad humana.”

“De acuerdo con eso, debemos [ponernos] a librar de las invasiones del poder el dominio completo de la actividad privada.”

“Restringir a la fuerza pública en su misión única, pero esencial… de dónde podrían venir todos nuestros males presentes… que enseñan al pueblo a esperarlo todo del gobierno… esa intervención absorbente y tan poco natural de la política en todas las cosas.”

“[Muchas] causas… de perturbaciones, de irritación, de desafección, de codicia y de desorden no tendrían razón de ser… reduce el mal a un espacio cada vez más pequeño, abierto por la ignorancia y la perversidad de nuestra fragilidad humana, siendo la función de la armonía prevenirlo y castigarlo.”

Las Economic Harmonies [Armonías Económicas] identificaron las defensas con base en principios de los derechos y la libertad individual, como la esencia de la armonía social y el progreso. Pero, tal libertad requería de un gobierno “ejercido solamente para mantener el orden, la seguridad y la justicia.” Cada expansión más allá de ese estrecho límite expande la desarmonía.

Los políticos prometen armonía y culpan a los oponentes de destruirla. Pero, el gobierno, actuando como el ubicuo dispensador de golosinas y aderezos. destruye la armonía. Así que, la lucha en Washington no es la causa de la división, y ninguna distensión temporal en el D.C., puede eliminarla. La lucha es, en su esencia, acerca de qué tan invasivo y, por tanto, de qué tan destructor de la armonía, será el gobierno.

Gary M. Galles es profesor de economía en la Universidad Pepperdine. Sus libros recientes incluyen Faulty Premises, Faulty Policies (2014) y Apostle of Peace (2013). Es miembro de la facultad de la Fundación para la Educación Económica (FEE).