Ya han surgido en nuestro país los imitadores domésticos del Nuevo Trato Verde. Por supuesto, que nunca nos dicen de dónde saldrán los incontables trillones de colones que le costaría a los ciudadanos poner aquí en práctica sus ilusiones y paraísos terrestres.

ECONOMISTA: EL NUEVO TRATO VERDE SE CONSTRUYE SOBRE TEMORES, NO SOBRE HECHOS

Por William E. Fleischmann

Fundación para la Educación Económica
Domingo 24 de febrero del 2019


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, con letra subrayada, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/economist-t...ear-not-facts/

El Nuevo Trato Verde propone enfrentar temas medioambientales que son menos problemáticos de lo que muchos pueden pensar.

La semana pasada, el activista medioambiental y líder del grupo de la campaña anti carbono 350.org, Bill McKibben, les envió una tarjeta de San Valentín (valentine) a la representante Alexandria Ocasio-Cortez y al senador Ed Markey, en la que afirma que el Nuevo Trato Verde, lejos de resultar en un regreso a las Eras Oscuras, más bien prevendría exactamente eso.

Dice que aquellos que se oponen a la medida “tienen un plan para lidiar con la popularidad del Nuevo Trato Verde (Green New Deal): asustar a la gente.” No obstante, es predecible que McKibben haga precisamente lo que él acusa a otros de hacer ̶ proveer a la gente con falsedades y medias verdades, para asustar a la gente haciéndola creer que la así llamada cura para el cambio climático, no es mucho peor que la enfermedad.

ABRAZADO POR EL DESINFORMADO

Él empieza caracterizando las encuestas acerca del Nuevo Trato Verde de “estar por los cielos,” cuando el ligamen (link) que él brinda pone la aprobación en un 43.7 por ciento (ciertamente una pluralidad, pero, ¿qué está por los cielos?), y una encuesta del Yale Program on Climate Change and Communication, la cual hace notar que “el fuerte apoyo bipartita” para la medida, corresponde a un enorme 97 por ciento de los que respondieron y que sabían “un poco” o “nada del todo” acerca de ella. Posteriormente, él pone un ligamen a una encuesta hecha por The Nation, que hizo la pregunta:

“¿Apoyaría usted o se opondría a un Nuevo Trato Verde para terminar con el uso de combustibles fósiles en los Estados Unidos y a que el gobierno instaure empleos de energía limpia? El plan sería pagado aumentando los impuestos, incluyendo un impuesto a las emisiones de carbono.”

Que la pregunta presuponga resultados que nunca antes se han dado y que son prácticamente imposibles (una renovación masiva de la provisión de energía en una década y una creación de empleos en una base neta), nunca es considerado que sea un problema.

LA GALERÍA DE LOS HORRORES

Luego, McKibben presenta una galería de horrores: el huracán Katrina, “lo que sucedió en Puerto Rico después del Huracán María, cuando la mayor parte de la isla estuvo a oscuras durante meses en que los trabajadores lucharon por reconstruir las líneas eléctricas,” los incendios forestales de California, la guerra civil en Siria, el virus del Zika, el trabajo infantil y la hambruna. Los leones y los tigres y los osos, ¡oh por Dios!

Eso, dice él, es “lo que parecen unas modernas Eras Oscuras.” El principal problema con esta lista -al menos aquella con respecto a hechos equivocados- es que, incluso en el grado en que estas cosas pueden de alguna forma ser afectadas por el cambio climático, el Nuevo Trato Verde hará poca cosa, si es que alguna, para resolverlas.

La afirmación de que el cambio climático ha resultado en huracanes más fuertes o más intensos, está lejos de haber sido demostrada. Aunque un estudio reciente se propone correlacionar el cambio climático con un incremento más rápido de la severidad de los huracanes a partir de 1982 (un período relativamente corto, dada la amplitud del ciclo de los huracanes y considerando que la National Oceanic and Atmospheric Administration (Administración Nacional de los Océanos y la Atmósfera), comúnmente conocida por sus siglas en inglés NOAA, encontró que los hallazgos son “sugerentes, pero no definitivos”), la NOAA publicó un reporte (report), menos de una semana antes de que apareciera la diatriba del señor McKibben, de que halló lo siguiente:

“En resumen, ni nuestras proyecciones de modelos para el siglo XXI, ni nuestro análisis de tendencias de la actividad de huracanas y tormentas tropicales en el Atlántico, apoyan la noción de que el calentamiento inducido por gases de invernadero, conduce a grandes incrementos, ya sea de tormenta tropical o de números generales sobre huracanes en el Atlántico. …Por tanto, concluimos en que es prematuro concluir con un alto grado de confianza en que la actividad humana -y particularmente el calentamiento de invernadero- ya haya causado un cambio detectable en la actividad de huracanes en el Atlántico.”

Y, por supuesto, en primer lugar, la duración de la pérdida de energía eléctrica en Puerto Rico ha tenido que ver más con la pobre infraestructura existente.

La noción de que los incendios forestales en California son el resultado del cambio climático ha sido ampliamente rechazada (been rejected) y, globalmente, los estudios han mostrado que las áreas quemadas han estado disminuyendo en el último par de décadas.

Si bien se ha aseverado que la sequía del 2007 al 2011 que goleó a Siria ha exacerbado el conflicto, pocos, si es que alguien, la caracterizan como una causa directa (el conflicto empezó con protestas demandando reformas democráticas, la liberación de prisioneros políticos y el fin de la corrupción; la animosidad religiosa también jugó una parte material). Y, la referencia al virus del Zika presupone una migración hacia el norte de mosquitos, la cual no se ha dado, así como la infección de un virus que no ha sido considerado como amenaza global desde el 2017.

En cuanto al incremento del trabajo infantil y de la hambruna ocasionado por el cambio climático, no existe evidencia alguna ̶ ninguna. Por el contrario, el trabajo infantil ha venido declinando paulatinamente (steadily declining), particularmente en India y China, debido a su mayor abrazo a las reformas de mercado. En cuanto a la hambruna, el señor McKibben parece que ha malinterpretado datos de la Organización de la Agricultura y la Alimentación (FAO) de las Naciones Unidas, que informan (reports) acerca de “gente desnutrida.” Esa no es la misma cosa.

Para poner las cosas en perspectiva, el porcentaje de personas desnutridas se derrumbó de un 14.5 por ciento globalmente en el 2005, a un 10.6 por ciento en el 2015. Sus estimaciones más recientes ponen el dato en un 10.9 por ciento en el 2017. Esta pequeña alza no es atribuible tan sólo al cambio climático, sino también a múltiples otras causas. Conflictos alrededor del mundo, incluyendo no sólo a Siria, sino también a Afganistán, Yemen, Somalia y un conjunto de otros no atribuibles al cambio climático, han sido un factor importante, al igual que lo ha sido el desastre socialista que es Venezuela.

Por supuesto, si son correctas las cifras del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas, lo más que uno podría esperar de una plena puesta en marcha del Nuevo Trato Verde, es una reducción de 0.137 grados Celsius (0.137 degrees Celsius) para el 2100.

UNICORNIOS Y ARCOS IRIS

Habiendo mostrado el espectáculo de horror de no hacer nada, se nos presentan los unicornios y arcos iris del Nuevo Trato Verde.

“Cómo será el futuro es con carros eléctricos,” se nos dice, “[que] superan a los vehículos de combustión en todas las mediciones.” En apariencia, él nunca ha escuchado la gama de obstáculos, particularmente en un clima más frío, de los vehículos eléctricos o de los costos promedio más elevados de las reparaciones. Y, se nos dice que “cuestan menos comprarlos y operarlos,” pero, siempre hay una advertencia, que la izquierda no menciona. Según un estudio de la Universidad de Michigan (University of Michigan study), operar un carro eléctrico cuesta, en promedio, un 43.4 por ciento de lo que cuesta operar un carro con motor de combustión interna, debido a que la electricidad es mucho más barata en términos relativos.

Pero, la posibilidad de que ese siga siendo el caso, una vez que el Nuevo Trato Verde elimina la generación de electricidad a partir de combustibles fósiles (actualmente el 63 por ciento) y las fuentes nucleares (actualmente el 20 por ciento), rápidamente se acerca a cero.

“Cómo será el futuro es con tránsito masivo,” se nos dice, dos días después de que el gobernador de California canceló parte del enorme derroche de recursos, que es el proyecto de un tren de alta velocidad. Usted no puede inventar estas historias.

McKibben quiere que usted crea que, adoptar estas cosas. es “fácil de hacerlo” y que “cuestan centavos de dólar en comparación con el futuro,” pero, dado que él, demostrablemente, no puede hacer que sus datos acerca de las condiciones hoy existentes, sean los correctos, encuentro muy difícil aceptar su valoración del futuro, como un gasto cercano en algo a su valor facial.

Dado que sólo un 3 por ciento de aquellos encuestados han oído “mucho” acerca del Nuevo Trato Verde, parece que el plan más efectivo para lidiar con su popularidad actual es sencillamente presentar los hechos. Eso no lo estará obteniendo de Bill McKibben.

William E. Fleischmann es un economista y profesional financiero con más de treinta años de experiencia en banca, seguros y cuido de la salud. Bill es un apasionado de la historia económica y, en particular, de extenso daño ocasionado por leyes de salarios mínimos.