Y pensar que ya por aquí empiezan a presentarse propuestas en el mismo sentido que la socialista democrática Andrea Ocasio Cortéz, pero, igualmente, sin que se indique cuánto les cuestan esas propuestas a los ciudadanos y en donde sólo nos mencionan las “maravillas esperadas con ellas, sin siquiera brindar datos, sino expectativas o ilusiones.

EL NUEVO TRATO VERDE DE ALEXANDRIA OCASIO CORTÉZ ES LA VERSIÓN ESTADOUNIDENSE DEL DESASTROSO GRAN SALTO HACIA ADELANTE DE MAO

Por William L. Anderson
Fundación para la Educación Económica
Martes 12 de febrero del 2019


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, con letra subrayada, si es de su interés puede verlo https://fee.org/articles/aocs-green-...-leap-forward/

El apoyo a esta propuesta demuestra una ignorancia profunda incluso de conceptos económicos básicos.

En lo que sus seguidores han dicho que es “visionario,” la congresista predilecta de los medios, Alexandria Ocasio-Cortez (AOC), recientemente presentó su brevemente esperado Nuevo Trato Verde (has released her short-awaited Green New Deal), y ha pedido poco menos que la destrucción de la vida, tal como la hemos conocido.

“La congresista Alexandria Ocasio-Cortez dijo que ella no tiene reparos en reconocer que el llamado “Nuevo Trato Verde” significará una intrusión gubernamental sin precedentes en el sector privado. Al presentarse en la Estación Nacional de Radio, a ella se le preguntó si estaba preparada para decirle con claridad a los estadounidenses, que sus planes significan una “intervención gubernamental masiva.”

En cierto nivel, AOC está siendo honesta; tal plan no tendría precedentes (such a plan would be unprecedented), al menos en los Estados Unidos, pero difícilmente sería la primera intrusión gubernamental masiva en una economía nacional. El siglo XX estuvo lleno de esa intervención, empezando por la Primera Guerra Mundial y continuando a través de los años de gobiernos comunistas. El siglo fue pleno de intervención, y la tierra quedó llena de cadáveres para probarlo. Lo que AOC y sus aliados políticos están demandando, incluyendo la mayoría de los candidatos demócratas que han declarado que aspirarán por la presidencia de los Estados Unidos (including most Democrats that have declared they will run for the U.S. presidency), es la versión del absolutamente desastroso Gran Salto hacia Adelante de Mao (Mao’s utterly-disastrous Great Leap Forward).

“CONTENIDO” SIN DETALLES ESPECÍFICOS

Acerca de los llamados detalles específicos, el Nuevo Trato Verde (NTV) se lee (Green New Deal (GND) reads ) tal como un sitio socialista en la red, pleno de retórica, promesas y afirmaciones que asumen que un grupo de planificadores, reunidos en escritorios, puede reproducir una economía compleja, que alimenta, transporta y alberga a cientos de millones de personas. El New York Times declara que el plan (declares the plan) le da “contenido a una idea” (substance to an idea) que principalmente ha sido un grito de batalla a favor de un paquete de estímulos alrededor del cambio climático, pero sus prospectos son inciertos.”

En la realidad, no hay nada que podamos llamar “contenido” en esa propuesta, si es que por “contenido” entendemos un entendimiento realista de que sería imposible redirigir, desde un conjunto de usos hacia otro, por la vía de la planificación central a casi todo factor productivo de la economía, pues eso es lo que requiere la legislación propuesta. Por ejemplo, lo que sigue es lo que AOC y otros llaman el “alcance” de la ley propuesta:

(A) El Plan de un Nuevo Trato Verde (y la legislación en borrador) será desarrollado con el objetivo de llegar a los siguientes resultados, dentro de la ventana de objetivos de 10 años a partir del inicio del Plan:

1. Expandir dramáticamente las fuentes de energía renovable e instalar nueva capacidad de producción, con el objetivo de satisfacer el 100% de la demanda nacional de energía por medio de recursos renovables;

2. Construir una red nacional de energía que sea eficiente e “inteligente”;

3. Mejorar todo los edificios residenciales e industriales para tener energía de avanzada, eficiencia, confort y seguridad;

4. Eliminar las emisiones de gas invernadero provenientes de la manufactura, la agricultura y otras industrias, incluyendo invertir en la agricultura de escala local en comunidades alrededor del país;

5. Eliminar las emisiones de gas invernadero provenientes de la reparación y mejora del transporte y de otra infraestructura, y modernizar la infraestructura del agua, para asegurar un acceso universal al agua limpia;

6. Financiar inversiones masivas en la reducción de gases invernadero;

7. Hacer que la tecnología, la industria, la experiencia, los productos y servicios “verdes”, sean una exportación importante de los Estados Unidos, con el objetivo de convertirlo en el líder internacional indisputado, en cuanto ayudar a otros países a que den la transición hacia economías totalmente neutrales en lo referente al gas invernadero y lograr un Nuevo Trato Verde global.

Es difícil saber por dónde empezar a analizar un plan tan ambicioso, en especial, cuando uno entiende las ramificaciones que hay en este proyecto de ley. Sin duda mucho creerán que es algo valiente y que hace tiempos que se debería haber hecho. El sitio en la red de CNN declara jadeante (CNN website breathlessly declares):

“Las inversiones públicas deberían priorizar lo que la resolución llama ‘comunidades de primera línea y vulnerables,’ las que incluyen gente en áreas rurales y no industrializadas, así como aquellas que dependen de industrias carbón-intensivas, como la extracción de petróleo y de gas.

Y, en un intento para atraerse el apoyo de un amplio rango de grupos activistas, la resolución hace un barrido por toda la gama de prioridades de políticas progresistas: Suministrar el cuido de salud universal y de vivienda pagable, asegurar que todos los empleos tengan protección sindical y salarios que mantengan a sus familias y conservar el ambiente empresarial libre de competencia monopólica.

No obstante, CNN agrega que los detalles -pagar por toda la cosa- no están incluidos, al menos por el momento. Además, el noticiero agrega lo siguiente, para aquellos preocupados con que la operación total pueda resultar ser prohibitivamente costosa:

“… los promotores del Nuevo Trato afirman que una transición energética federalmente financiada estimularía el crecimiento, al crear empleos, mejorar la salud pública y reducir el desperdicio. Además, ellos aseveran que el gobierno podría capturar un rendimiento mayor de la inversión, conservando capital accionario en los proyectos que construya.”

En otras palabras, toda esa operación supuestamente generará tanta riqueza nueva, que se pagará por sí misma, sacará a millones de la pobreza y transformará a toda la economía estadounidense. El plan es tan generoso que promete, según un comunicado de prensa del partido demócrata, que incluso a la gente que se rehúsa a trabajar, les será dado un ingreso con un “salario suficiente para vivir.”

UNA INTERVENCIÓN SIN PRECEDENTES

El plan también es famoso no sólo por lo que se propone crear (utopía total), sino también por lo que solicita prohibir: vacas y aerolíneas. El plan pide que el viaje aéreo desaparezca en el curso de una década, para reemplazarlo por una red de ferrocarriles de alta velocidad, como si eso incluso fuera factible. Las vacas, como lo evidencia el documento presentado, se echan pedos, así que deben ser totalmente eliminadas de la tierra y su carne de la dieta de los Estados Unidos, pero no hay para enfrentar la disrupción masiva de la vida tal como lo conocemos, de ponerse en práctica ese plan.

No sorprende que la revista The Atlantic casi se queda sin aliento, alabando (The Atlantic is nearly breathless with praise) esta monstruosidad, pero, incluso esa publicación admite que la escala de la “visión” de AOC va mucho más allá de lo que hayamos visto antes:

“Todavía aún en grandes pinceladas, la resolución claramente describe una transformación que no dejaría sector alguno de la economía sin ser tocado. Un Nuevo Trato Verde provocaría que florecieran granjas solares en el desierto, nuevas líneas de ferrocarril que entrecruzarían las Llanuras de los Estados Unidos y escuadrones de trabajadores de la construcción para proteger y aclimatar los edificios desde Florida a Alaska. A cada estadounidense se le garantizaría un empleo que paga “salario suficiente para mantener a su familia,” legalizaría vacaciones pagadas por cuido en la familia y fortalecería la sindicalización en todo el país.”

Para ser honesto, “sin ser tocado” no es aquí el término apropiado, pues “aplastado” o “destruido” es mucho más exacto y descriptivo. No estamos hablando de intervención gubernamental ordinaria que distingue a la mayoría de la economía estadounidense, pero que permite que continúe existiendo algún grado de sistema de precios. En vez de ello, algo de esa magnitud requeriría de una toma completa del gobierno mediante una planificación centralizada, en una escala tan enorme que tendría que sobrepasar los sueños más grandiosos del viejo Gosplan soviético.

Por supuesto que una de las preguntas más formuladas es: ¿Cómo vamos a pagar por eso? Tal vez es natural que se preguntan esas cosas, pero no estamos hablando de un proyecto en particular, para el cual necesitamos comprar materiales y pagarles a aquellos que lo crean. En vez de eso, este plan simplemente redirigiría casi a todo recurso, casi a toda la mano de obra, y casi a todo otro factor de producción, lejos de sus usos actuales, hacia algo tan dispuesto por los planificadores y señores del gobierno. No hay otra forma exacta de describir lo que estamos viendo.

LA IGNORANCIA ECONÓMICA

La declaración supone ingenuamente (resolution naively assumes) que todo lo que se necesita hacer es que el gobierno “financie” esos proyectos, mediante enormes aumentos en impuestos, pidiendo prestado y (por supuesto) imprimiendo dinero, y que tales infusiones monetarias permitirán al gobierno “pagar” todos estos nuevos proyectos, como si uno estuviera construyendo un nuevo rascacielos en Manhattan:

• “Muchos dirán, “¡inversión gubernamental masiva! ¿Cómo en el mundo podremos pagar por eso? La respuesta es: En las mismas formas en que pagamos por el rescate de los bancos en el 2008 y por los extensos programas de facilitación cuantitativa, en la misma forma en que pagamos por la Segunda Guerra Mundial y muchas otras guerras. La Reserva Federal puede extender crédito para energizar esos proyectos e inversiones, nuevos bancos estatales pueden crearse (como en la Segunda Guerra Mundial) a fin de aumentar el crédito y puede emplearse una combinación de diversas herramientas tributarias (incluyendo impuestos al carbón y a otras emisiones e impuestos progresivos a la riqueza).”

• “Además de las herramientas tradicionales de endeudamiento, también hay espacio para que el gobierno participe en un papel de accionista en proyectos, como ya lo hacen varios gobiernos e instituciones gubernamentales afiliadas.”

Tales afirmaciones demuestran una ignorancia profunda incluso de conceptos económicos básicos. Loa autores y quienes apoyan ese documento creen que todo lo que se requiere es que el gobierno dirija cantidades masivas de dinero hacia estos nuevos proyectos, y todo lo demás caerá en su sitio. Pero, eso ni siquiera se acerca a la realidad, pues para redirigir tales cantidades masivas de dinero tendría que usarse la fuerza, y una fuerza mortal en ese caso.

En primer lugar, y el más importante, gran parte del capital actual de los Estados Unidos está diseñado para el tipo de economía que AOC y los demócratas exigen que se ilegalice, lo que haría que grandes porciones del stock de capital se abandonen, mientras que poco de aquel podría redirigirse hacia algún otro lado. Uno no puede sobreestimar el tipo de daño financiero que eso causaría, y empobrecería a gran parte del país casi de la noche a la mañana.

En segundo lugar, se requeriría que toda la economía girara hacia un desarrollo de capital imposible de crear, dadas nuestras tecnologías actuales y costos de oportunidad, en especial, en el marco de 10 años que los demócratas están solicitando. Desviar nuevas corrientes financieras hacia tales proyectos sería inútil y hasta contra productivo, pues el sistema simplemente se vería desbordado. No pasaría mucho tiempo sin que la escasez haga que proyectos enteros sean, ya fuera detenidos (como lo que vemos con el infame “Tren Bala” en California) o incluso hasta abandonados. Tan sólo el costo humano sería increíble.

Como se señaló al inicio de este artículo, con toda la retórica de “gran visión” que acompaña el lanzamiento del plan de AOC, este no es más que un intento de volver a poner en práctica el Gran Salto hacia Adelante de Mao, si bien sobre rieles de alta velocidad, en vez de plantas de acero en el patio trasero. Uno no puede sobreestimar el desastre que sobrevendría, si fuera puesto por la fuerza sobre la economía estadounidense.

Los así llamados visionarios rara vez están dispuestos a decir la verdad acerca de la destrucción que se deriva de sus esquemas. Cuando las personas nacidas con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial estaban en las universidades hace medio siglo, muchas vieron en Mao a su héroe político, un hombre con gran visión, quien tenía la voluntad política para hacer lo que fuera necesario para promover las fortunas de su propio pueblo. Que fuera un tirano asesino quien presidió sobre muertes masivas (he was a murderous tyrant who presided over mass death), que incluso excedieron las matanzas de la Segunda Guerra Mundial, era irrelevante e incluso fue hasta ignorado.

El día de hoy se nos dice por su prensa adoradora que Alexandria Ocasio Cortez es la Nueva Visionaria, una persona que mira hacia adelante y que sabe lo que tenemos que hace para sobrevivir las próximas consecuencias del cambio climático. Que su gran visión no sea más que un esquema de despoblación masiva, es ignorado, y lo ignoramos a nuestro propia cuenta y riesgo.

Este artículo se reimprime del Mises Institute.

El Dr. William Anderson es profesor de Economía en la Universidad Estatal de Frostburg. Tiene un PhD en economía de la Universidad Auburn. Es miembro del cuerpo académico de la Fundación para la Educación Económica.