En nuestro medio, la “moda” es llamar derechos a lo que no son más que privilegios. Recomiendo entusiastamente la lectura de este comentario, para tener bien clara la diferencia.

LOS QUE SON Y LOS QUE NO SON DERECHOS: UNA FORMA SENCILLA DE DISTINGUIR ENTRE LOS DOS

Por Lawrence W. Reed
Fundación para la Educación Económica
Viernes 18 de enero del 2019


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, con letra subrayada, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/rights-and-...guish-the-two/

A pesar de lo esencial de los derechos en la historia de los Estados Unidos, hoy es fácilmente evidente que los estadounidenses poseen puntos de vista altamente diferentes acerca de lo que es un derecho, de cuántos tenemos, de dónde vienen o de por qué, en primer lugar, tenemos algunos.

“Que todos los hombres son por naturaleza igualmente libres e independientes, y tienen ciertos derechos inherentes, de los cuales, cuando entran a estado de sociedad, no pueden, por ningún pacto, privar o despojar a su posteridad; a saber, el goce de la vida y la libertad, con los medios para adquirir y poseer propiedad, y perseguir y obtener felicidad y seguridad.”

George Mason, en la Declaración de Derechos de Virginia (Virginia Declaration of Rights) (1776)

Los “derechos” en estos días aparecen en las noticias tal vez tanto como lo fueron en la época de George Mason. Cuando un montón de políticos anuncia su campaña del 2020 para presidente de los Estados Unidos, podemos esperar que los “derechos” estén en las noticias todos los días, al prometérsenos uno tras otro. Pronto los refranes monótonos serán “usted tiene derecho” a esto o a aquello y “si soy electo, me aseguraré de que usted lo obtenga”.

Los Estados Unidos es una nación que fue fundada con base en la noción de derechos. Nuestra independencia fue declarada en 1776, con base en un fundamento de derechos “inalienables” que no nos fueron otorgados por autoridades mortales, sino por el mismo Creador.

Nuestros ancestros se rebelaron contra los británicos porque creían que derechos, tales como “vida, libertad y la búsqueda de la felicidad,” estaban siendo impedidos por opresores en Londres. Nuestros documentos fundacionales fueron establecidos específicamente para los objetivos de asegurar y proteger derechos. En las décadas subsiguientes se lucharon batallas, tanto intelectuales como físicas, para asegurar que los derechos permanecieran como una prioridad del gobierno o que fueran extendidos a gente que originalmente no estaba incluida.

Así que este asunto de los derechos es indistinguible de la experiencia estadounidense; de hecho, está en el propio corazón de esa experiencia. Remueva a los derechos de esa ecuación y los Estados Unidos son sólo uno más de numerosos países -presentes y pasados- en donde los individuos no poseen más que lo que aquellos en el poder deciden darles o permitirles que tengan.

A pesar de lo esencial de los derechos en la historia estadounidense, hoy es fácilmente evidente que los estadounidenses tienen puntos de vista altamente diferentes acerca de lo que es un derecho, de cuántos tenemos, de dónde vienen los derechos o de por qué, en primer reconocen lugar, tenemos algunos.

¿Es un derecho lo mismo que un deseo? ¿Por qué o por qué no? O, si usted necesita algo, ¿significa eso que usted tiene un derecho a él? Si necesito un riñón, ¿tengo derecho a uno de los suyos? ¿Es un derecho algo que puede o debe ser otorgado o negado por un voto mayoritario? ¿Crea derechos un documento como la Constitución o una orden del ejecutivo o una ley del Congreso, o tales instrumentos impresos simplemente reconocen derechos (ya sea al defenderlos o al erosionarlos) que la gente inherentemente posee?

Si usted estuviera caminando en el 2019 por la Calle Principal de los Estados Unidos y les hiciera estas mismas preguntas a ciudadanos al azar, le apuesto que escucharía una plétora de respuestas diferentes y conflictivas entre sí. Vuelva a leer otra vez aquellas preguntas y piense cómo respondería usted a ella.

Este ensayo no brinda todas las respuestas, ni siquiera plantea todas las preguntas relevantes. Su objetivo es más limitado que eso. Si impulsa en este momento al lector a pensar de una forma más intensa y atenta acerca de los derechos y, a partir de ahí, contribuye a la conversación pública de una manera significativa, entonces lograré mi propósito. Incluso hasta incluiré al final una lista recomendada de lecturas.

Le he dedicado a este tema algún pensamiento a través de los años y tengo la confianza de brindar al lector un par de listas para que las considere. La primera enumera lo que personalmente pienso que usted tiene un derecho; la segunda es una lista parcial de cosas a las que yo pienso que usted no tiene un derecho (y rápidamente le otorgo que usted tiene todo derecho para estar en desacuerdo conmigo).

USTED TIENE UN DERECHO A:

1. Su vida (a menos que se vea comprometido a tomar o a intentar tomar aquella de otra persona sin una justificación de defensa propia);
2. Sus pensamientos;
3. Su palabra (que realmente es una expresión verbal o escrita de 2.), en el tanto en que usted no se la roba a alguien sin permiso o acreditación;
4. Propiedad material que le fuera libremente otorgada, que usted mismo la haya creado o que la intercambiara libremente por algo;
5. Criar y educar a sus hijos, tal como a usted le parezca apropiado;
6. Vivir en paz y en libertad, en el tanto en que usted no amenace la paz y la libertad de otros.

USTED NO TIENE UN DERECHO A:

1. El acceso a Internet de banda ancha y de alta velocidad;
2. Queso burguesas, vino barato (e incluso, de hecho, a vino caro), o a un iPhone;
3. La casa, carro, bote, ingreso, empresa o cuenta bancaria, de alguien más;
4. El trabajo de alguna otra persona que usted no ha contratado libremente (en otras palabras, que usted no puede esclavizar a alguien);
5. El cuidado médico de un médico brujo o de un cirujano hábil o de cualquiera que esté en medio de ellos;
6. El cuido infantil, educación universitaria, contraceptivos, colonoscopías o estadios para deportes, financiados por los contribuyentes (esto es, apropiados coercitivamente);
7. Cualquier cosa que no sea suya, incluso aunque usted realmente lo quiere y piensa que está legitimado para ello;
8. Reclutar a los hijos de otras personas a escuelas a las que usted piensa que ellos deberían asistir;
9. Cosas gratis en general, a menos que el dueño legítimo escoge ofrecerlo;
10. Cualquier cosa con la que un político le haya halagado, diciéndole que usted tiene un derecho a ella.

Por supuesto, existen áreas grises y restricciones razonables. Por ejemplo, si bien yo creo que usted tiene el derecho a criar y educar a sus hijos según le parezca, el abuso y la negligencia no son defendibles. Pero, mantenga la vista en el gran tema, en este caso los principios amplios.

DERECHOS POSITIVOS VERSUS DERECHOS NEGATIVOS

Observe de nuevo cuidadosamente a esas dos listas. ¿Cómo es que la naturaleza de la primera contrasta con la naturaleza de la segunda?
Respuesta: En el caso de la primera lista, nada se requiere de otras personas, excepto que ellos lo dejen solo a usted. No obstante, para que usted tenga derecho a algo en la segunda lista, requiere que la gente sea obligada a proveerle ese algo a usted. ¡Esa es una diferencia monumental!

La primera lista contiene a lo que con frecuencia se les llama tanto “derechos naturales” como “derechos negativos” ̶ naturales porque se derivan de nuestra naturaleza esencial como individuos únicos, sensatos, y, negativos, porque no imponen obligaciones a otros más allá de un compromiso de no violarlos. A los ítems de la segunda se les llama “derechos positivos” porque otros deben dárselos a usted o, si declinan, ser obligados a dárselos.

El desaparecido Tibor Machan, quien escribió muchos artículos para la FEE en las décadas de los años setentas y ochentas, elaboró (elaborated) en torno a esta distinción en “The Perils of Positive Rights”:

“’Los derechos positivos’ triunfan sobre la libertad. Según esta doctrina, los seres humanos deben por naturaleza, como un asunto de una obligación ejecutable, parte de o la totalidad de sus vidas a otras personas. Así, la generosidad y la caridad no pueden dejarse a la consciencia individual, Si la gente tiene esos derechos positivos, a nadie se le puede justificar rehusar el servicio a otra persona; uno puede ser reclutado para servir, independientemente de las elecciones y objetivos propios.

Si los derechos positivos son válidos, entonces, los derechos negativos no lo pueden ser, pues ambos son mutuamente contradictorios.”

La existencia de “derechos negativos,” escribió Machan, “significa que nadie debería esclavizar a otro, obligar a otro o privar a otro de su propiedad; y que apropiadamente cada uno de nosotros puede resistirse a tal conducta, cuando otros se involucran en ella.”

Así que, mientras que yo crea que ni usted ni yo tenemos derecho a algunas de esas cosas diferentes de la segunda lista, me apresuro a añadir que, ciertamente, tenemos el derecho a buscarlas, a crearlas, a recibirlas como obsequios de benefactores dispuestos o a intercambiarlas. Lo que no tenemos es un derecho para obligar a nadie a que nos las dé o a que pague por ellas. Si uno de nosotros lo hiciera, entonces, ¿por qué no tendría otro individuo un derecho similar a quitárnoslas?

EL PAPEL DE LA CONSTITUCIÓN EN LOS DERECHOS

¿Y qué acerca de los “derechos constitucionales,” una frase que escuchamos de gente de todos los lados del espectro político? Me gusta lo que Michael Badnarik dijo acerca de ellos en su libro del 2004, Good to be King:

“La gente usualmente se sorprende cuando descubre que yo odio la frase ‘derechos constitucionales.’ Odio la frase porque es profundamente engañosa. La mayoría de la gente que la dice o la escucha tiene la impresión de que la Constitución les “otorga” sus derechos. Nada podría estar más lejos de la verdad. Estrictamente hablando, es la Declaración de Derechos [Bill of Rights] la que enumera nuestros derechos, pero ninguno de nuestros documentos fundacionales le concede a usted cosa alguna del todo […] El gobierno puede quemar la Constitución y hacer trizas a la Declaración de Derechos, pero, esas acciones no tendrían el más mínimo efecto sobre los derechos que usted siempre ha tenido.”

Si a usted se siente motivado a explorar más acerca de la naturaleza, el origen, el significado y el alcance de los derechos, entonces, se encuentra en el lado correcto del sitio en la red. Durante décadas, la FEE ha publicado muchos artículos de diversos autores acerca de este asunto. Termino con una recomendación de 10 de los mejores.

Let’s Think Clearly about “Rights” por Jeffrey Harding
Human Rights are Property Rights por Murray N. Rothbard
Of Rights: Natural and Arbitrary por Clarence Carson
Is Health Care a Human Right? por Trevor Burrus
No Rights Without Property Rights por Frank Chodorov
How FDR’s Economic Bill of Rights Changed American Politics por Burton W. Folsom
Rights por Henry Hazlitt
Freedom or Free-for-All? por Lawrence W. Reed
When Wishes Become Rights por Leonard E. Read
Rights Vs. Entitlements por Steven Yates

Lawrence W. Reed es presidente de la Foundation for Economic Education y autor de los libros Real Heroes: Incredible True Stories of Courage, Character, and Conviction y Excuse Me, Professor: Challenging the Myths of Progressivism.